El Ministerio de Fomento asume este domingo la gestión de otras dos autopistas quebradas
- Se trata de la AP-7 Cartagena-Vera y la AP-7 Circunvalación de Alicante
- Como consecuencia de la liquidación de las sociedades concesionarias
- Implica la subrogación de todo el personal con las condiciones actuales
- Con la reversión de estas dos autopistas, Fomento gestiona ya cinco concesiones
El Estado, a través de la empresa pública del Ministerio de fomento Seittsa, asume este domingo la explotación y el mantenimiento de las autopistas de peaje AP-7 Cartagena-Vera y AP-7 Circunvalación de Alicante como consecuencia de la liquidación de ambas sociedades concesionarias, que se encontraban inmersas en un procedimiento concursal.
La Circunvalación de Alicante -de 33,2 kilómetros de longitud- estaba gestionada por Ciralsa, firma concesionaria participada por ACS, Abertis y Globalvía que ha quebrado con una deuda de 251 millones de euros, mientras que la autopista Cartagena-Vera -de 112,62 kilómetros- estaba gestionada por Aucosta, concesionaria participada por Globalvía, Ploder y varias de las extintas cajas de ahorro, que quebró con un pasivo de 510 millones.
A cierre de 2017, todas estas autopistas presentaron incrementos de tráfico con respecto al año anterior, registrando una intensidad media diaria (IMD) un 8,6% superior. En el caso de la autopista entre Cartagena y Vera, la IMD fue de 2.153 vehículos diarios, un 8,4% más, y, en el de la Circunvalación de Alicante, de 5.645 vehículos diarios, un 6% más. En lo que va de año, el tráfico en estas autopistas acumula una subida del 10,2% y del 1,4%, respectivamente
La reversión al Estado de estas dos autopistas garantizará la continuidad en la prestación del servicio, así como la subrogación de todo el personal en las mismas condiciones que en la actualidad.
Según ha informado Fomento, con la reversión de estas dos autopistas, Seittsa gestiona ya cinco concesiones, del total de ocho que tiene previsto asumir este año. En lo que va de año han revertido a la empresa pública la R-4 entre Madrid y Ocaña (Toledo), la R-2 entre Madrid y Guadalajara, y la AP-36, que discurre entre Ocaña y La Roda.
Fomento tomará próximamente las otras dos radiales (la R-3 y la R-5) y la vía que une Madrid con el aeropuerto de Barajas. La AP-41 Madrid-Toledo será la última en 'rescatarse', dado que su proceso de concurso de acreedores aún no ha alcanzado la fase de liquidación.
En el segundo semestre de 2018 volverá a licitar las autopistas
Estas nueve vías suponen una casi una quinta parte (570 kilómetros) del total de la red de pago. Su construcción supuso una inversión de 7.000 millones y actualmente soportan una deuda de 3.200 millones.
El plan de Fomento para estas autopistas pasa por asumir su gestión a medida que sus actuales concesionarias vayan entrando en liquidación y explotarlas durante unos meses, hasta que en la segunda mitad del año lance el concurso público para volver a privatizarlas y ceder de nuevo su explotación a empresas privadas.
Una vez que se resuelvan los contratos comenzará a correr el plazo de seis meses con que Fomento cuenta para determinar y pagar a las actuales concesionarias el importe que invirtieron en su construcción y que aún no habían recuperado con el cobro del peaje, la denominada responsabilidad patrimonial de la administración (RPA).
Se trata de una factura que el Gobierno estima en unos 2.000 millones, pero que los acreedores de las vías elevan hasta 4.500 millones. Fomento espera aminorar este monto con lo que saque de relicitar las vías, entre 700 y 1.000 millones, pero ya ha reconocido que este importe no lo cubrirá en su totalidad y que la operación afectará así al déficit público de este año.