Desembarcan en Sicilia 292 migrantes rescatados en Semana Santa frente a las costas de Libia
- El buque 'Aquarius' atraca en el puerto de Messina para desembarcar a 292 personas
- Dos días después de que las autoridades europeas impidieran el rescate de otras 90
- En apenas 24 horas fueron rescatados más de 250 migrantes en dos embarcaciones
El buque Aquarius ha atracado este lunes en el puerto italiano de Messina con 292 migrantes a bordo rescatados del mar durante la Semana Santa, apenas dos días después de que las autoridades marítimas europeas impidieran que rescatara a casi cien personas y las dejara en manos de guardacostas libios, ya que las autoridades europeas solo dejaron sacar a los niños y a las mujeres enfermas.
Nada más llegar a tierra comenzó el largo proceso de desembarque coordinado por los efectivos de la Policía siciliana, médicos locales, protección civil y la Cruz Roja de Italia, en colaboración con Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, las dos ONG que fletaron el barco. Los heridos y enfermos fueron trasladados a un hospital en Messina mientras que el resto fueron llevados a un centro de acogida para ser identificados.
"Hay todo tipo de casos. Siempre hay personas vulnerables, enfermos, gente que busca reagrupación familiar, migrantes económicos, pero también personas con estatus de refugiados y solicitantes de asilo", explicó a Efe Catalina Arenas, responsable humanitaria de MSF en el Aquarius.
De esta manera, el buque concluye su travesía de regreso a Sicilia, complicada por las malas condiciones del mar desde que fueron rescatados el jueves 253 personas que navegaban a la deriva en dos botes de goma frente a las costas de Libia, procedentes de una veintena de países, según informa SOS Mediterranée, sobre todo del África Subsahariana.
Las 39 restantes fueron rescatadas el sábado y viajaban con otro centenar de personas más que acabaron en manos de los servicios de Guarda Costa de Libia después de que las autoridades marítimas en Roma abortaran la operación y entregaran su coordinación a los guardacostas libios.
En total, según su recuento, 292 personas en tres operaciones de rescate entre el Jueves Santo y el Sábado Santo, entre ellas al menos cinco mujeres embarazadas, nueve niños y 54 menores sin compañía.
Una Semana Santa de pesadilla
A lo largo de los últimos cuatro días, los rescatados han tenido que sufrir sobre la cubierta del Aquarius el frío, la humedad, las náuseas y vómitos provocadas por las olas de más de tres metros de altura que han zarandeado el barco, que se suman a las "penurias" pasadas antes de llegar hasta el buque de rescate.
A su llegada, la mayoría muestran en su cuerpo señales de tortura y abusos físicos, además de enfermedades propias de haber estado largo tiempo en lugares insalubres, como chinches y otro tipo de parásitos.
Muchos de ellos revelaron a Efe historias de abusos psicológicos, maltrato y compraventa de seres humanos a lo largo de su viaje, tanto en los países del Sahel que atravesaron como en Libia, donde debieron pagar más de mil euros a los traficantes por arriesgar su vida en el mar en busca de un sueño
Problemas con las autoridades libias
La ONG médica francesa difundió el domingo un comunicado en el que denunciaba la tensa situación vivida el sábado y en el que insiste en la idea de que Libia no es un puerto seguro para desembarcar inmigrantes, como señala la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), organismo dependiente de la ONU.
El Aquarius fue requerido para un rescate en alta mar en aguas internacionales frente a la costa de Al Zwara, pero cuando se aprestaba a realizarlo, como obliga la ley del mar, fue detenido por la autoridad naval en Roma (IMRCC). Estos responsables europeos advirtieron que la coordinación del rescate había sido transferida a los guardacostas libios, que tardaron cerca de dos horas en aparecer.
Tras admitir la patrullera libia que carecía de medios médicos y ante el riesgo de hundimiento, se autorizó finalmente al Aquarius a estabilizar la precaria embarcación, repartir chalecos salvavidas y hacerse cargo de los casos médicos, 39 personas, incluyendo un bebé de apenas dos semanas. Sin embargo, otros noventa migrantes fueron entregados a las autoridades libias, lo que varias ONG y organizaciones de la sociedad civil consideran "devoluciones en caliente".
"Ha habido varias reacciones violentas de los guardacostas libios en estos meses con las pocas organizaciones humanitarias que quedan en la zona dedicadas al rescate en el Mediterráneo", recordó MSF, reiterando que "Libia no es un lugar seguro y ante estas circunstancias ningún migrante o refugiado debe volver allí".
Las ONG consideran que la entrega a la Guardia Costera libia de migrantes en aguas internacionales es contraria al derecho internacional. La decisión del centro de coordinación de rescates en Roma también podría haber quebrado la ley marítima internacional, ya que los guardacostas tardaron más de dos horas en acudir desde que el Aquarius llegara a la zona de rescate y esta dice que debe ser el barco más cercano el que realice la operación.