Netanyahu suspende su acuerdo con la ONU para no deportar a refugiados africanos
- El primer ministro frena el acuerdo que él mismo había anunciado horas antes
- Israel había pactado reubicar a más de 16.000 africanos en países occidentales
- La oposición de los residentes del sur de Tel Aviv y de la derecha le hace rectificar
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha dejado en suspenso el acuerdo con ACNUR alcanzado para frenar la deportación de decenas de miles de inmigrantes africanos, que él mismo había presentado en rueda de prensa horas antes, tras recibir presiones de la derecha.
"Mañana por la mañana me reuniré con el ministro de Interior, Aryeh Deri, y con representantes de los residentes (del sur de Tel Aviv, que acoge a miles de inmigrantes). Mientras tanto, suspendo la implementación del acuerdo y después de encontrarme con los residentes lo reconsideraré", ha asegurado en su perfil en Facebook.
De esta manera, Netanyahu se ha retractado del anuncio hecho horas antes de que Israel iba a canceler su controvertido plan para deportar forzosamente a decenas de miles de inmigrantes africanos y su pacto con la ONU para que unos 16.000 permanezcan en el país y otros tantos vayan a países occidentales, entre los que mencionaba a Canadá, Alemania e Italia.
La causa está en el descontento manifestado por los habitantes del sur de Tel Aviv, donde vive la mayoría de los extranjeros procedentes de Sudán y Eritrea. Netanyahu ha reconocido estar "atento a las críticas" y pretende reunirse con los residentes porque "escucha" a la gente. La población de estos barrios ha protestado con dureza de la presencia de miles de inmigrantes desde hace años.
Netanyahu estaba "muy contento" por el acuerdo con la ONU
Siete horas antes, el primer ministro conservador consideraba que había alcanzado un "buen acuerdo" por el que estaba "muy contento", por cuanto suponía una "solución para los residentes del sur de Tel Aviv y otros barrios y para la gente que ha venido aquí".
Según el plan, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se iba a encargar de trasladar durante los próximos cinco años a 16.250 africanos a países occidentales mientras que Israel dará seguridad jurídica y residencia temporal al resto.
Se trataba de poner fin así a un polémico programa, aprobado a principios de año, que contemplaba deportaciones forzosas a terceros países africanos, que había levantado una gran polémica en Israel, un país construido con personas llegadas de todas partes del mundo, muchos huyendo de la guerra, la miseria o el Holocausto.
Este proyecto de deportaciones afectaba a la mayoría de los 38.000 inmigrantes y solicitantes de asilo procedentes de países africanos, la mayoría eritreos y sudaneses llegados a pie en una penosa travesía cruzando el desierto egipcio del Sinaí, y de la expulsión forzosa se excluía solo a unos 6.000: menores y padres y madres con niños a su cargo.
El plan fue objeto de rechazo social, con manifestaciones multitudinarias en contra, pilotos de aerolíneas que se negaron a conducir los aviones con los deportados y supervivientes del Holocausto, rabinos, académicos, escritores y médicos que escribieron cartas solidarizándose con los inmigrantes.
Críticas de la derecha israelí
El anuncio del compromiso con ACNUR de esta tarde incluía la promesa de un "plan de rehabilitación" para el sur de Tel Aviv y de "una distribución geográfica más equilibrada de las poblaciones que permanecerán en Israel". Pero tras este empezaron a llegar críticas de los partidos de derechas, incluido el de Netanyahu, el Likud.
"Dar estatus a 16.000 infiltrados en Israel convertirá al país en el paraíso para los infiltrados y constituye una rendición", dijo el ministro de Educación y socio principal de la coalición de gobierno, Naftali Benet, que reclamó que se implemente el plan original y que "los refugiados de lugares peligrosos, que sean absorbidos por Israel, los infiltrados para trabajar, que sean devueltos".
Para Benet, el acuerdo con ACNUR "envía un mensaje peligroso a todo el mundo: quien se infiltre con éxito en Israel, gana como premio la residencia aquí o en un estado occidental".
Tras la suspensión del acuerdo, Benet ha felicitado a Netayahu y le ha instado a cancelarlo definitivamente: "Retrasar el plan no es suficiente. Debemos avanzar hacia uno nuevo que aleje a los infiltrados de Israel. Israel no es la oficina de empleo del mundo".