'Crónica de una explosión': retrato de la ambición con características chinas
- El escritor Yan Lianke critica en una novela los excesos de la aceleración económica en China
- El autor acuña la "realidad espiritual" para explicar una "realidad incomprensible"
- Crónica de una explosión está a la venta en España desde marzo
Sexo, dinero y ambición. Una fórmula sencilla para animar la voracidad humana y moldear voluntades. Con ingenio y determinación, también alimentan y ayudan a fusionar las formas del poder político y económico. Estos son los ingredientes de Crónica de una explosión, la última novela del escritor chino Yan Lianke (Henan, 1958), publicada en castellano por Automática Editorial y a la venta en España desde marzo. El autor, candidato habitual en las quinielas al Nobel de Literatura, plantea en este trabajo un duro y crítico facsímil literario de la historia reciente de China
Tras décadas de crecimiento sostenido, con un PIB de 10,5 billones de euros en 2017, China ha dejado de ser el dragón anquilosado que la Marina británica humilló a cañonazos hace siglo y medio. Casi doscientos años después, el viejo imperio ha resucitado en una combinación inesperada de comunismo y capitalismo, "inimaginable" como las cosas que ocurren en el relato de Yan. Los humildes vendedores ambulantes de flores han dejado paso en las ciudades del mundo a turistas acaudalados al asalto del lujo, y en los comercios no falta un dependiente que hable mandarín.
Yan Lianke radiografía la génesis de esta "explosión" en el pequeño escenario de una localidad imaginaria que en pocas décadas abandona la insignificancia rural para convertirse en una megalópolis a la altura de Pekín o Shanghai. Pero se trata de un proceso oscuro, implacable, cargado de traición y muerte, dominado por la corrupción y catalizado por el sexo. Será precisamente la suciedad íntima que existe bajo las nuevas riquezas la protagonista de este retrato.
Enriquecerse es honroso
“Si tienes una moneda de oro y la moneda pasa a manos de una persona y sigue habiendo una moneda de oro, esa persona será europea; si la moneda pasa a manos de otra y lo que queda es media moneda, la persona será africana; si pasa a manos de una tercera, y entre idas y venidas la moneda se convierte en diez, a ti te da una y ella se queda con nueve, la persona será china”, explica a RTVE.es el escritor.
Y va más allá: “Si se da el caso de que esta persona no es china sino de otro lugar, da igual cuál, su alma habrá sido sin duda gestada por China”, afirma. Con este sencillo juego de comparaciones, Yan nos da pistas sobre las apetencias de una sociedad con un espíritu antiguo que, repentinamente, ha despertado en el cuerpo adolescente de un país nuevo que muta y crece sin control.
Paradójicamente, este despertar a la sombra del capital se incentivó bajo la tutela de un partido comunista. “Socialismo con características chinas”, lo definía Deng Xiao Ping, el líder de la República que en 1979 cambió el modelo económico con una frase: “Enriquecerse es honroso”; la sentencia dió carta blanca al ilimitado talento chino para los negocios. Pero el panorama que describe Yan Lianke casi treinta años después, no es tan alentador.
"He descubierto que con dinero se puede lograr cualquier cosa", argumenta uno de los personajes de Crónica de una explosión cuando decide abandonar su posición de prestigio militar al servicio de la patria y la intercambia por el poder de la política asociada a los negocios.
Realismo espiritual, cómo contar que todo es posible en China
"La China actual pretende superar apresuradamente, en el espacio de tiempo más breve posible, los avances que Europa y Estados Unidos han logrado en doscientos años de historia. Así, los fines han suplantado a las reglas y los procesos; los atajos sin escrúpulos se han convertido en la sabiduría y la escalera del desarrollo (...) mientras el poder y el dinero conspiran para sustituir de forma subrepticia al alma humana".
En este contexto, que explica el autor en un anexo a modo de epílogo, nace "una nueva lógica y una nueva razón", para hacer posible lo imposible, para materializar "una realidad irreal", que en otro lugar fuera de China sería inviable. Yan Lianke denomina a este fenómeno "Realidad 'espiritual' generalizada", para cuya descripción ha acuñado el término literario de "realismo espiritual", una suerte de narrativa con características chinas, para "revelar y describir una verdad no visible".
Un panorama que la hemeroteca real confirma en sucesos tan extraños como la aparición de decenas de miles de cerdos flotando en el río Huangpu en Shanghai, o que un grupo de ancianos decida suicidarse en vísperas de la entrada en vigor de una ley que obliga a incinerar los cadáveres, para que sus restos pudieran ser enterrados según la tradición. O que exista un pueblo de millonarios, Huaxi, donde todos sus vecinos son accionistas, cultivan calabazas gigantes y guardan en el rascacielos de la localidad un toro gigante de oro macizo, símbolo de la riqueza.
Crónica de una explosión traduce este ecosistema del absurdo en una ficción de acontecimientos mágicos que suceden al compás del ánimo, y de las intenciones de sus protagonistas. Lo deseado se hace posible aunque no lo sea, y la determinación del carácter chino para traspasar esta frontera es absoluta: "Explosión y ruptura mental y del deseo", son los dos términos que "resumen la esencia china", explica a RTVE.es el autor.
China, pasado reciente y futuro
Desde los mismos inicios del despertar revolucionario de este país asiático, el curso de los acontecimientos desafía a lo predecible. El propio Mao Zedong, urbanita en sus años de formación, construye una revolución con corazón rural. Una doctrina cimentada en el laicismo y la practicidad que rige en un país donde las manías supersticiosas influyen en todas las decisiones. Su último sucesor al frente de la Nación, Xi Jinping, es aclamado y su legado, el único equiparado al del incomparable padre fundador.
Xi Jinping es hijo de Xi Zhongxun, uno de los compañeros de Mao de la China roja. En una esfera privilegiada, bajo la Revolución Cultural el patriarca de los Xi cayó desde su posición en la cúpula del Partido al escarnio público, para, más tarde, volver a ser restituido. Prestigio u oprobio, ¿a qué atenerse?. Imposible distinguir los méritos de las etiquetas. Siendo casi un niño, Xi Jinping tuvo que vivir en una cueva para "reeducarse", y luego luchar mucho para superar esa presunta "mancha" paterna.
El mismo rodillo pasó por encima del propio Deng Xiaoping, que alternó el liderazgo supremo con una persecución que sufrió hasta el extremo del intento de asesinato de uno de sus hijos, que quedó inválido tras ser arrojado por una ventana.
La profecía de Yan Lianke
Esta imprevisible montaña rusa forma parte de la esencia de la China moderna, cuya gestión del poder en todas sus facetas ha permitido "los enormes logros económicos de apertura y reforma", explica Yan, y que el país "se haya convertido en la China rica que es hoy", admite.
Desde sus obras, Yan Lianke ha construido un relato sutil y certero de la idiosincrasia de la China profunda. Publicadas también por Automática Editorial, el escritor retrata la ceguera de la avaricia en Los besos de Lenin (2015) o la tragedia de la epidemia de SIDA producida por el tráfico ilegal de sangre en El sueño de la aldea Ding (2013). Libros imprescindibles para entender mejor este universo.
"Como obra del 'realismo espiritual', hay quien dice que Crónica de una explosión es más una profecía que una fábula", apunta, y concluye: "Creo que si en el futuro hay lectores que sigan interesándose por esta novela, se darán cuenta que hay en ella numerosas predicciones, y tal vez descubran que se trata de una obra realista".