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Científicos japoneses descubren enormes yacimientos de tierras raras en el oeste del Océano Pacífico

  • Estos minerales se utilizan en móviles, televisiones, motores o láseres
  • Estiman que esas reservas podrían cubrir varios siglos de consumo mundial
  • Los depósitos están en aguas internacionales, cerca de Hawai
  • En la actualidad, China controla el 97% de la extracción mundial

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Un pedazo de roca de bastnaesita con contenido de tierras raras fotografiada en 2011 en el laboratorio de Yasuhiro Kato, profesor de Geología en la Universidad de Tokio
Las tierras raras son materiales esenciales para la fabricación de tecnología punta.

En el fondo del Océano Pacífico occidental existen enormes yacimientos de tierras raras -unos minerales esenciales en la fabricación de productos electrónicos de tecnología puntera- que pueden empezar a explotarse de forma inmediata y que, en algunos casos, podrían cubrir las necesidades del consumo mundial durante varios siglos.

A pesar de su nombre, estos metales abundan en todo el planeta, pero hasta finales del siglo XX no se les encontró una utilidad lo suficientemente valiosa como para asumir su costoso proceso de producción. China fue precursora en apostar por su explotación y, en la actualidad, el 97% de la extracción de este tipo de materiales lo realiza ese país, que ha racionado su suministro al resto del mundo, controlando precios y abastecimiento.

El descubrimiento se ha confirmado en un estudio publicado esta semana en los Scientific Reports de la revista Nature por un grupo de científicos japoneses que han analizado los yacimientos descubiertos en 2013 cerca de la isla nipona de Minamitorishima, a 2.000 kilómetros al sureste de Tokio. (Ver artículo en pdf)

En aguas internacionales

Esa zona se encuentra en aguas internacionales, que se extiende de este a oeste de Hawai y al este de la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa.

Según sus estimaciones, esos yacimientos podrían almacenar 16 millones de toneladas de estos preciados minerales, utilizados para producir móviles inteligentes, motores eléctricos, láseres, televisiones planas o aparatos médicos.

Estos depósitos, repartidos por un área de 2.500 kilómetros cuadrados de superficie, están situado en la misma zona en la que otro grupo de científicos japoneses había ya detectado casi 7 millones de toneladas de estos materiales.

Los investigadores han analizado las muestras de lodos recogidas entre 3.500 y 6.000 metros de profundidad en 78 lugares diferentes de ese área y, en función de la concentración de tierras raras que han hallado, han extrapolado la cantidad de minerales que podría extraerse.

Varios siglos de consumo global cubiertos

"Los depósitos tienen una elevada concentración de tierras raras. Un sólo kilómetro cuadrado de depósitos podría cubrir la quinta parte del consumo mundial de un año entero", ha asegurado a Reuters el jefe del equipo de científicos, Yasuhiro Kato, profesor de Geología de la Universidad de Tokio.

Entre los elementos encontrados por los científicos está el disprosio -usado para fabricar imanes permanentes-, del que calculan hay una cantidad suficiente para atender la demanda mundial de los próximos 730 años.

Además, según sus estimaciones, las reservas halladas de itrio -fundamental en la producción de láseres- podrían cubrir las necesidades de la industria global durante 780 años.

El europio que calculan contienen los nuevos yacimientos atendería el consumo de los próximos 620 años y el terbio, el de 420 años.

Para obtener estas conclusiones, los investigadores japoneses han aplicado una nueva técnica de centrifugado que permite extraer más tierras raras de los sedimentos minerales que con las aplicadas hasta ahora. Esto aumenta la cantidad de tierras raras explotables y con ello crece también la rentabilidad de los proyectos de extracción.

Así, según los científicos, si se descubre una forma de trasladar este método de laboratorio a las técnicas de extracción marina, "se mejoraría la eficiencia económica" de la explotación de estos yacimientos situados a grandes profunidades en el océano.