El dramaturgo José Sanchís Sinisterra, Premio Max de Honor 2018
- Cuenta con más de 40 obras estrenadas y cientos de clases impartidas
- '¡Ay, Carmela!, el texto con mayor número de visitas de un autor español vivo
- Ha recibido 15 premios, entre ellos el Premio Nacional del Teatro
El dramaturgo, director y pedagogo teatral José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940) ha sido galardonado este año con el Premio Max de Honor 2018. Un premio que el comité organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas ha otorgado por unanimidad por "ser una figura clave en la historia" de estas artes.
A su vez, ha resaltado "su inmensa trayectoria, su compromiso social y su carácter emprendedor y renovador de la dramaturgia", según el comunicado de la Fundación SGAE, que convoca los premios.
La entrega del galardón tendrá lugar el próximo 18 de junio durante la ceremonia de entrega de la XXI edición de los Premios Max.
"Cumplo 60 años de profesión en el teatro. Seis décadas perpetrando textos, muchos años, muchos textos. Creo que el Premio Max es un reconocimiento a haber permanecido fiel a esta actividad", ha declarado Sanchis Sinisterra.
El galardonado inició su aproximación al teatro en las aulas de su colegio y recuerda que fue un "inicio tópico" donde descubrió el "placer de crear y de exhibir ante el público".
"Una trayectoria impecable"
Desde entonces, más de 40 obras estrenadas, tres espacios escénicos fundados, cientos de talleres y clases impartidas y 15 premios recibidos, como el Premio Nacional de Teatro o el Premio Max a Mejor Autoría Teatral, avalan "una trayectoria impecable" dedicada a las Artes Escénicas, según los organizadores.
Director, escritor y dramaturgo, al alcanzar la mayoría de edad adivinó en la labor creativa una "fuente de gozo" que le ha convertido en uno de los autores más prolíficos e innovadores de la escena española.
“Me gusta que mis obras parezcan escritas por autores distintos, me defino como un autor sin personalidad“
"Encuentro placer en plantearme problemas a la hora de la escritura o de la puesta de escena, para no repetirme, no mecanizarme y para descubrir aspectos de mí mismo y de mi entorno que con un exceso de oficio a veces se soslayan. Me gusta que mis obras parezcan escritas por autores distintos, me defino como un autor sin personalidad", subraya.
En su larga trayectoria ha sido testigo de lo que llama "varias actas de defunción" del teatro de texto: "En los años 70 se afirmaba que la literatura dramática era un anacronismo, un lastre, que el teatro se creaba en el grupo, en el colectivo teatral...", lamenta.
"Yo siempre he reivindicado esa dimensión literaria del teatro, la exploración solitaria del dramaturgo y me he dedicado toda la vida a fomentar a través de talleres, cursos y seminarios la formación de autores y autoras", agrega.
Títulos como '¡Ay, Carmela!' (1986), texto con mayor número de visitas de un autor español vivo, considerado un clásico contemporáneo y adaptado al cine por Carlos Saura, 'Ñaque o de piojos y actores' (1989), 'El lector por horas' (1999) o 'Sangre lunar' (2001) atestiguan el carácter transgresor de su pluma.
Entre sus numerosos premios, recientemente constan el Premio de la Red de Teatros de Lavapiés (2016), el Premio «a toda una carrera» de la Federación Española de Teatro Universitario (2016), el Premio «Palma de Alicante» de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos (2016) y, hoy, el Premio Max de Honor (2018).
Fundador de espacios para fomentar la escritura y la investigación
Estudioso de los límites y las fronteras de la teatralidad, de la implicación con el público y de espíritu renovador, fundó “tinglados”, como le gusta decir, o espacios colaborativos para promocionar la escritura y la investigación.
Una faceta emprendedora que arrancó en 1977 en Barcelona, cuando fundó el Teatro Fronterizo, continuó con la Sala Beckett en 1988 y que ha culminado con el Nuevo Teatro Fronterizo o “La Corsetería” en el barrio madrileño de Lavapiés. El espacio recibió el Premio Max a la Contribución en 2010 y en él se realizan experiencias con colectivos en riesgo de exclusión e interculturales y dramaturgias inducidas para hablar de temáticas que no siempre funcionan en la cartelera.
“Recorrí diversos barrios y Lavapiés me pareció el futuro del mundo. El mundo será mestizo o no será“
“Recorrí diversos barrios y Lavapiés me pareció el futuro del mundo. El mundo será mestizo o no será, pensé. Esto es Lavapiés, es nuestra responsabilidad tratar que esos colectivos encuentren un territorio de resonancia común y en este espacio se está produciendo una verdadera efervescencia”, confiesa el escritor.
“Solo se tiene lo que se comparte, lo que yo de alguna manera en mi trabajo solitario estoy urdiendo para ampliar las fronteras de la dramaturgia y del teatro, si me lo quedo para mí solo no me resulta interesante ni fértil. Esta fertilidad viene de ponerlo en contacto y fricción con otros creadores que lo transformarán, modificarán, lo traicionarán y lo convertirán en su propia sustancia creativa”, concluye.