Un francés de 43 años, el primer ser humano que supera dos trasplantes completos de cara
- El rechazo del primer injerto se produjo cinco años después de su implantación
- Los problemas aparecieron cuando un antigripal anuló el tratamiento inmunodepresor
El francés Jerôme Hamon se ha convertido en el primer ser humano que recibe dos trasplantes completos de cara. En enero pasado superó con éxito una segunda operación, una cirugía que sustituyó el primer injerto, dañado por una necrosis aparecida después de que un antigripal interfiriera el tratamiento inmunodepresor que se aplica en todos los trasplantes.
Hamon ha comparecido ahora ante los medios de comunicación con un nuevo rostro, aún inmóvil e insensible, porque todavía no se ha adherido por completo a su cráneo.
"Me siento muy bien", ha asegurado ante la prensa el paciente, de 43 años, tres meses después de ser operado en el Hospital Europeo George Pompidou de París por un equipo médico liderado por Laurent Laurenti, especialista en trasplantes de manos y cara, que también le realizó la primera intervención quirúrgica.
"En el primer trasplante, acepté inmediatamente el implante. Consideré que era mi nueva cara y ahora me ha pasado lo mismo. Si no hubiera aceptado este nuevo rostro, habría sido un drama. Efectivamente, se trata de una cuestión de identidad, pero para mí está bien: soy yo", ha explicado este hombre sobre lo que siente después de verse con tres caras completamente distintas a lo largo de su vida.
Dos injertos completos en menos de ocho años
El primer rostro de Hamon se deformó debido a una neurofibromastosis de tipo 1, la denominada enfermedad de Von Recklinghausen, de origen genético. Laurentis le realizó en 2010 el primer trasplante completo de cara en el Hospital Henri Mondor de Créteil, en las afueras de París.
La operación fue un éxito, tal y como Hamon relató en su libro "¿Has visto al señor?", publicado en 2015. Pero justo ese mismo año, un resfriado leve desencadenó una reacción de rechazo de ese primer injerto. El antibiótico antigripal que se le administró era incompatible con el tratamiento inmunodepresor que recibía y, en 2016, empezó a sufrir síntomas de un rechazo crónico y su cara empezó a degradarse.
En verano de 2017 tuvo que ser hospitalizado y, en noviembre pasado, el rostro implantado comenzó a necrosarse y tuvo que ser retirado.
Hemoglobina de gusano marino para conservar el injerto
Así, durante dos meses, Jerôme Hamon, permaneció sin cara en el servicio de reanimación del Hospital Pompidou, a la espera de que apareciera un donante compatible.
Ese momento llegó en enero pasado, con el fallecimiento de un joven de 22 años a varios cientos de kilómetros de París. La compatibilidad de tejidos puso en marcha el inmenso dispositivo logístico que exige este tipo de trasplantes y que, en esta ocasión, ha incluido la prueba de una técnica innovadora para conservar en las mejores condiciones posibles el injerto donado, un método que combina la inmersión habitual en una solución fisiológica con el uso de la hemoglobina de un gusano marino para retener el oxígeno.
Mientras el implante llegaba, el equipo médico preparó a Hamon para el nuevo trasplante, adecuando los vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas para la recepción del nuevo implante en una parte del cuerpo especialmente delicada.
Según ha explicado Laurenti, la intervención era complicada, ya que hasta ahora se desconocía si era posible recomponer un trasplante de cara.
Como ha contado el nefrólogo de su equipo, Éric Thervet, para evitar un nuevo rechazo, durante los tres meses previos al trasplante se tuvo que "limpiar la sangre de anticuerpos" mediante una técnica de fraccionamiento del plasma y "bloquear la producción de esos anticuerpos" a través de un tratamiento farmacológico.
Hasta ahora se han realizado 40 trasplantes de cara en todo el mundo desde 2005, cuando la también francesa Isabelle Dinoire se convirtió en la primera persona en recibir un nuevo rostro completo.