El desbordamiento del Ebro reabre el debate: ¿son necesarios los trasvases?
- Las cuencas del Júcar y el Segura se sitúan en el 27% y 33%
- Los detractores del trasvase cargan contra la "huerta de Europa" en Levante
- La producción agrícola allí aporta el 68% de las exportaciones de hortalizas
- Ecologistas y defensores del Tajo piden una reconversión en las políticas
La imagen del río Ebro desbordado hace tan sólo unos días sigue contrastando con la del Júcar, apenas al 33% de su capacidad pasado el temporal de lluvia. Una diferencia que refuerza la opinión de quienes se muestran a favor de trasvases como el del Tajo-Segura, que acaba de ser aprobado para los próximos tres meses. Pero las precipitaciones no son las únicas responsables del volumen de pantanos y embalses. Existe otro factor no menos importante: el estrés hídrico al que se someten los ríos para satisfacer las demandas de regadío para la agricultura, especialmente en zonas con climatología desfavorable.
La llegada de Emma el pasado mes de marzo dio comienzo a un temporal lluvioso en la península que se ha instaurado hasta hace apenas unos días. Al fin, el agua embalsada se acerca a la media de la última década, acumulando cerca del 68,6% de la capacidad total de los embalses, en comparación al 43,5% al que se situaban a finales de febrero.
Pero las diferencias son notables entre clima cantábrico y mediterráneo. Mientras que las cuencas internas del País Vasco mantienen los niveles más altos al 95,2% de su capacidad, la del Segura se encuentra al 27,1% y la del Júcar supera ligeramente el 33%.
“Tenemos un clima mediterráneo, salvo por la cornisa cantábrica y las Canarias, que se caracteriza sobre todo por largos ciclos secos y ciclos húmedos muy cortos”, reconoce en declaraciones a RTVE.es Miguel Ángel Sánchez, portavoz de la Plataforma en Defensa del Tajo.
Sin embargo, considera que la condición climática “no supone ningún problema para las demandas de abastecimiento de la población en ninguna parte del país”, sino que el problema radica en “las demandas para la agricultura”, especialmente en zonas tan secas como las del Levante peninsular.
“La huerta de España y de Europa está en una zona prácticamente desértica“
“El problema gravísimo del río Segura es que la huerta de España y de Europa está en una zona prácticamente desértica”, coincide Natalia Funes, del área de Agua de Ecologistas en Acción, que recalca que “tenemos miles de hectáreas dedicadas al regadío”.
La superficie de riego en España se encuentra actualmente en 3.700.000 hectáreas, según el Ministerio de Fomento. Es aproximadamente el 7% de la superficie geográfica y casi la quinta parte de la superficie agraria útil, y ha aumentado en 376.511 hectáreas desde 2006 a 2016, según datos del Ministerio y basándose en informes de Ecologistas en Acción entre 1998 y 2016.
Según la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas (FEPEX), la producción hortofrutícola regada por el agua del Trasvase Tajo-Segura generó casi la mitad de la exportación nacional el pasado año. Levante abarca el 68% de las exportaciones de hortalizas en España y el 25% de la exportación de frutas.
En Alicante, Murcia y Almería, los cultivos de productos como la alcachofa, berenjena, apio, calabacín, coles, espinaca, guisante, lechuga, melón, pepino, pimiento, sandía y tomate, suponen entre el 71% y el 93% del volumen total nacional de toneladas exportadas el pasado año.
En este contexto, los informes del Ministerio de Fomento reconocen que "la recarga (llenado) de algunas cuencas es muy problemática: en la zona del litoral mediterráneo y en La Mancha, el bombeo es superior a la recarga, lo que implica un uso no sostenible del acuífero y el deterioro o la pura desaparición de humedales, como las Tablas de Daimiel".
¿Es necesario el trasvase?
En el contexto de las lluvias, el pasado 5 de abril el Gobierno autorizó un nuevo trasvase del río Tajo al Segura, para desviar 20 hectómetros cúbicos de agua al mes hasta junio, un trasvase que llevaba un año sin realizarse debido al nivel del agua insuficiente del Tajo hasta el momento.
"Es muy diferente la España de los años 30 -cuando se planificó por primera vez el trasvase- a la de ahora", expone Miguel Ángel Sánchez. Añade que la "planificación hidrologica de España" arrancó en aquella década por el "desarrollismo agrícola de principios del siglo XX", incidiendo que con el paso de los años han ido tomando más importancia el sector secundario y terciario.
“Tenemos que preguntarnos si realmente toda el agua que se gasta en el Levante es necesaria“
"Tenemos que preguntarnos si realmente toda el agua que se gasta en el Levante es necesaria, si es acertado poner en regadío cerca de 200.000 hectáreas en una España prácticamente desértica y si son competitivos esos productos al estar tan subvencionados", critica.
Y añade que aún no hay datos de "cuánto ha costado el trasvase, cuánto cuesta el metro cúbico de agua puesto del Tajo en Murcia, el impacto medioambiental en las cuencas del Tajo y del Segura, o el coste energético".
Además, desestima el concepto de "excedente de agua": "Los ríos se desbordan para marcar los valles, su territorio y siempre ha sido así". Y critica que el trasvase se haga desde la cabecera del río y no desde su desembocadura. "Desde su cabecera, el Tajo atraviesa prácticamente un desierto parecido al de Murcia o al de Alicante, donde no cae prácticamente nada de lluvia".
Natalia Funes critica por su parte que "la política del agua en España ha estado siempre enfocada a ampliar las hectáreas de regadío" a base de trasvases entre cuencas y planificando únicamente en base a las precipitaciones del momento, sin tener en cuenta el clima seco: "Nos vemos en otoño con el agua al cuello, pensando en qué será de nosotros en primavera como no haya llovido y a ver cómo pasaremos el verano".
La "trama del Agua en la Cuenca del Segura"
Greenpeace, por su parte, también ha emitido un comunicado contra el nuevo trasvase y recordando los datos de su informe de 2017 'La Trama del Agua en la Cuenca del Segura', en la que demostraba que "el trasvase Tajo-Segura puede cerrarse en tres años, sin poner en peligro el abastecimiento y los usos sostenibles de agua del Levante", denunciaba la existencia de la ampliación ilegal de hectáreas de regadío y que no se aprovechaban los flujos de agua subterráneos.
"Con el impacto del cambio climático, la solución de los trasvases es de una visión muy cortoplacista", ha advertido la organización ecologista, que ha sospechado que "para justificar el trasvase se han manipulado y ocultado sistemáticamente datos y mantenido la idea de la escasez de agua por políticos, administraciones y medios de comunicación hasta que se ha grabado en el subconsciente de la ciudadanía".
La página web del Trasvase Tajo-Segura defiende los beneficios económicos de la agricultura con el agua del trasvase con "más de 100.000 puestos de trabajo directos, cifra que supera los 320.000 empleos si contamos el sector turístico al que el Trasvase también abastece" y la "progresión demográfica de estos territorios": "Mientras que el conjunto del país aumentaba un 35,5% desde 1970 a 2012, las provincias del Sudeste crecieron muy por encima del resto, Alicante un 111,3%, Murcia un 77,2% y Almería un 87,8%". Cierto es que, a más población, más consumo de agua.
Pozos subterráneos y desaladoras
Los ecologistas y la Plataforma en Defensa del Tajo coinciden en que existen soluciones al trasvase. "Habría que hacer una reconversión del sector agrícola para reducir las demandas", expone Sánchez, que añade que puede reducirse el consumo de agua de los embalses si se busca agua subterránea y se ponen en marcha desaladoras para emplear el agua del mar.
“Que no se coloquen urbanizaciones con piscinas en zonas con escasez de agua“
"Hay que mejorar la gestión del agua controlando bien los usos, que no se dedique tantísima agua al regadío, que se persigan los pozos ilegales y que no se coloquen urbanizaciones con piscinas en zonas con escasez de agua", añade Funes.
Precisamente, el pleno de las Cortes de Castilla La-Mancha ha aprobado este jueves una resolución que rechaza el último trasvase y pide que los Presupuestos Generales del Estado subvencionen el agua desalada y que el Gobierno promueva y consensúe un pacto nacional del agua.como "instrumento clave" para promover el desarrollo rural sostenible y alcanzar una agricultura productiva, eficiente, sostenible y rentable.