El amigo Marty
- El director de Días de Cine resume su relación con los filmes de Scorsese
- Destaca la contundencia de su trabajo y su exquisito gusto musical
- Su papel de cinéfilo "empedernido" y sus semblanzas del alma humana
Confieso que esta mañana, escuchando la radio según venía a trabajar cuáles eran algunos de los posibles candidatos que habían trascendido al premio Princesa de Asturias de las Artes, pensé que me gustaría especialmente que lo ganase Martin Scorsese. Mi otro candidato era Joan Manuel Serrat porque creo que se merece todos los premios y no lo que algunos dicen de él ultimamente, pero esa, sin duda, es otra historia.
Así de primeras, se me agolpan los pensamientos y los recuerdos, pero en lo personal, debo a Martin Scorsese algunos de los momentos más arrebatados que yo he vivido en el cine.
Estoy pensando, por ejemplo, en la primera vez que vi Malas calles , y como me atrapó desde la primera secuencia, aquella de despertar del personaje de Harvey Keitel al ritmo de las Ronettes y su "Be my baby", mezclado con los créditos de la película e imágenes de super 8.
Creo recordar que Malas calles fue la primera película que vi de Martin Scorsese. Y creo recordar que fue aún antes de que supiese que Martin Scorsese era alguien importante. Aquel tipo tenía una capacidad febril de transmitir emociones a través de la cámara y el montaje y además tenía algo que a mí me encanta: un sentido innato y un gusto exquisito para poner el mejor rock a las mejores imágenes.
Una filmografía "contundente e inapelable"
Desde aquella su primera película Who's That knocking at my door creo que Scorsese ha ido forjando una filmografía contundente e inapelable.
Confieso que yo le he cuestionado en alguna ocasión, especialmente con títulos que a mí me parecía que no estaban a la altura de la que él y sus seguidores nos merecíamos, con películas como Infiltrados que palidecÍa al lado del original Hongkongnes Infernal affairs y muy especialmente con una película que siempre me ha irritado profundamente por su tramposa artificialidad, impropia de un tipo de talento como es Martin Scorsese: Shutter Island.
Dejando atrás estos títulos y otros menores (para mi) como Kundun o Silencio no encuentro más que regocijo y gozo en el cine de Martin Scorsese.
Siempre me pareció una película maravillosamente entrañable, Alicia ya no vive aquí, y tengo presupuesto a Taxi driver como una de las películas que mejoran retratado el alma humana.
Sé que en buena medida el peso de Paul Schrader en el guión es en buena parte responsable de esa película, pero también se que nadie como Martin Scorsese para poner en imágenes aquel retrato de Travis, recurrente en mi recurrir a aquel: "You talkin' to me... who fuck do you think are you talkin' to?".
Además el cinefilo qué es Martin Scorsese tuvo el privilegio de contar con Bernard Hermann para componer su última e inolvidable banda sonora.
Cinéfilo empedernido y el mejor rock
El cinefilo empedernido que es Martin Scorsese todo aquel maravilloso homenaje a Arthur freed y a los musicales de la Metro qué es New York New York, y el amante del rock que es Martin Scorsese nos dejó hace ya 40 años aquella elegía en forma de despedida de The Band que fue "The Last Waltz".
El comienzo de Toro Salvaje bajo las notas de "Cavalleria Rusticana" era emocionante y nos atrapaba en una película que aún hoy sigue siendo demoledora y una de las mejores películas de boxeo y por tanto sobre la vida que he visto jamás.
Creo que la mejor película sobre gangsters que he visto en mi vida se llama Goodfellas (Uno de los nuestros) que lo es desde el mismo comienzo en el que la voz en off del personaje de Ray Liotta dice que en lo que él recuerda "siempre quise ser un gangster".
El ritmo febril de la película y una banda sonora qué hace que cada vez que la oiga me tiemblen las piernas, hacen que sea una película que vea una y otra vez. Sueño y alguna vez lo he intentado rodar algo parecido a la entrada de Ray Liotta y Lorraine Bracco en el Copacabana en aquel prodigioso plano secuencia al ritmo de "And then he kiss me" de The Crystals.
No me quiero extender mucho o tal vez no pueda porque si lo hago sería inabarcable, pero Jo, que noche era una película extraña y sorprendente a la vez que brillante. El rey de la comedia era una película ácida y triste al mismo tiempo que brillante de nuevo y un homenaje a Jerry Lewis.
En casi no volvía con sus gangsters de nuevo con su alter ego por aquellos tiempos Robert De Niro y una deslumbrante Sharon Stone.
Me encanta El color del dinero a pesar de parecer liviana al lado de la película a la que continúan que no es otra que El buscavidas.
Retratos del alma humana
En La última tentación de Cristo floraba el catolicismo italoamericano vía novela de Nikos Kazantzakis, en La edad de la inocencia evocaba, con las notas de fondo de la banda sonoras de Elmer Bernstein, el nacimiento de su muy querida Nueva York de una forma muy distinta a cómo lo hizo en la brutal y magistral Gangs of New York. Siempre.
No toques lo que debiera ser una breve glosa de la figura y la obra de Martin Scorsese corre el riesgo de extenderse pero es imposible nuevo caer la cinefilia que se esconde tras el remake de El cabo de el miedo o la devoción y mucho más que hay detrás de documentales tan distintos como el monumental o No direction home sobre un momento crucial en la carrera de Bob Dylan, Shine a light sobre un concierto de los Rolling Stones en Estados Unidos, o el maravilloso Living in the material world sobre la genial y discreta figura de George Harrison, cuya canción "What is life" sonaba poderosamente en uno de los momentos cruciales de Goodfellas.
Me encanta El aviador más que por su condición de un biopic más o menos ad hoc sobre Howard Hughes, pero ese homenaje maravilloso que tiene a La fiera de mi niña y a Katherine Hepburn con la figura de Cate Blanchett.
Por esta época ya el amigo Marty tenía a Leonardo DiCaprio como su nuevo alter ego en la pantalla, y unos años antes, en Al límite volví a colaborar con ese calvinista irredento que es Paul Schrader en uno de esos inmejorables retratos de los vericuetos del alma humana. Creo que pocas veces en una película oído a Van Morrison sonar tan glorioso.
Sí he dicho antes que llegó un momento en que Martin Scorsese me decepcionó, debo decir también que su reaparición para mi gloriosa como productor ejecutivo y creador de la serie de HBO Boardwalk Empire, y después la maravillosa Hugo, o la brutal, lúcida y brillante El lobo de Wall Street, hicieron que me reconciliase y me reconociese con el excepcional cineasta que siempre fue Martin Scorsese.
No puedo dejar de citar el nombre de alguien tan fundamental en sus peliculas como Thelma Schoonmaker, su montadora desde hace decadas quien creo que ha sido algo más que sus ojos y sus manos primero en la mesa de montaje y luego en el Avid Media Composer.
Por unos momentos me gusta imaginar que Martin Scorsese al recoger su premio princesa Asturias se mimetiza era en aquel Travis de Taxi Driver y sin que sea necesario hablar de la basura que asola nuestras calles diga al respetable allí reunido aquello de... "You talkin' to me".