Cristina Cifuentes, la abrupta caída de una política de larga carrera que aspiraba a cotas más altas
- Sacudida por el escándalo del cuestionado máster y el vídeo de un supuesto hurto
- Afiliada al PP desde los 16 años, Cifuentes se hizo fuerte en la política madrileña
- Fue delegada del Gobierno en Madrid y en 2015 se aupó como presidenta regional
La dimisión de Cristina Cifuentes pone fin a una larga carrera política con la que había conseguido asentarse como presidenta de la Comunidad de Madrid y auparse como uno de los valores más sólidos del Partido Popular. A la polémica surgida por las dudas sobre el máster que obtuvo en la Universidad Rey Juan Carlos -con varias investigaciones judiciales en curso por ese caso- se ha sumado este miércoles la difusión de un vídeo de 2011 que muestra, supuestamente, cómo habría sido sorprendida en un hurto en un supermercado.
Ambas circunstancias han llevado a la política madrileña a denunciar "una campaña de acoso y derribo" contra ella que, finalmente, ha desencadenado su renuncia a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Cifuentes ha reconocido "errores personales, políticos y profesionales" y ha admitido que la situación grabada en el vídeo de 2011 difundido este miércoles por un medio de comunicación fue un "error involuntario que se subsanó de inmediato".
"Se me ha intentado extorsionar", ha comentado la ya expresidenta, quien ha explicado que entonces lo puso en conocimiento de la Policía, pero que ahora "algunos medios o un medio ha decidido publicar", siendo un tema que ha traspasado "todas las líneas rojas" y que ha puesto en cuestión "toda su vida".
Por ello, cree que la difusión de esas imágenes "remata" una campaña contra ella y que es el "precio a pagar" por su actitud de tolerancia cero contra la corrupción. "Tener tolerancia cero contra la corrupción tiene un precio y éste es en precio que he tenido que pagar", ha apostillado
Un máster bajo la lupa de la justicia
Respecto al máster, ella admitió en el pleno de la Asamblea de Madrid que se matriculó fuera de plazo en el máster -algo que calificó como "práctica habitual" al quedar plazas libres- y que no asistió ni a clases ni a exámenes, ya que así lo acordó con los profesores y responsables del máster. Sin embargo, mantuvo en todo momento que no hubo ningún trato de favor y que "el título es perfectamente real y legal", por lo que siempre aseguró que no se planteaba dimitir por ese asunto.
Sus explicaciones no convencieron a ninguno de los grupos de la Asamblea de Madrid, ni siquiera Ciudadanos, que sostiene al Gobierno regional del PP y que exigía su dimisión. El PSOE fue más directo y presentó una moción de censura, que contaba con el respaldo de Podemos.
Porque quedan incógnitas por despejar: la primera, dónde se encuentra el Trabajo de Fin de Máster que Cifuentes asegura haber defendido el 2 de julio de 2012, pero también la validez del acta con la que justificó su presentación tras estallar el escándalo, ya que una de las profesoras que figuraba en el tribunal, Alicia López de los Mozos, asegura que ni evaluó a Cifuentes ni firmó ese acta.
Tampoco se ha aclarado el procedimiento por el que se modificaron dos de las notas, tal como desveló eldiario.es en la primera información sobre el caso.
El asunto ya ha saltado al ámbito judicial, puesto que la propia universidad ha apreciado indicios de delito en su investigación interna y lo ha trasladado ante la Fiscalía, que, en cualquier caso, ha abierto diligencias a raíz de una denuncia de varias asociaciones de estudiantes.
Entretanto, la Universidad ha suspendido de sus funciones al director del Máster, y la subdirectora del Instituto de Derecho Público ha dimitido, tras saber que su firma se falsificó presuntamente en las notas de Cifuentes, ha dimitido.
Una vida ligada al Partido Popular
Cristina Cifuentes comenzó su carrera política en 1980, cuando se afilió, con apenas 16 años, a las juventudes de Alianza Popular.
Nacida en 1964, hija de un general de Artillería -la séptima de ocho hermanos-, Cifuentes se sintió atraída por el proyecto que lideraba Manuel Fraga, y en él ha invertido toda su trayectoria profesional hasta ahora, ya convertido en el Partido Popular.
Tras licenciarse en Derecho y aprobar unas oposiciones a personal administrativo de la Universidad Complutense -todavía hoy tiene una plaza en el Cuerpo de Técnicos Superiores de ese centro-, se embarcó de lleno en la política, siendo elegida diputada para la Asamblea de Madrid en 1991.
Fue ahí donde se consolidó su carrera, al ejercer cada vez cargos con mayor responsabilidad, incluida la vicepresidencia primera de la cámara entre 2005 y 2012, cuando dejó el escaño al ser nombrada por Mariano Rajoy delegada del Gobierno en Madrid.
Su labor al frente de la seguridad de la región le aupó a la escena nacional, sobre todo por las críticas que en numerosas ocasiones suscitó la actuación policial ante las frecuentes protestas con las que tuvo que lidiar: más de 10.000 manifestaciones en tres años, incluida las de 'Rodea el Congreso' o las Marchas de la Dignidad. Sin embargo, su gestión fue reconocida en el partido y en el Gobierno.
En esa época sufrió también su más grave experiencia personal, cuando un accidente de moto, en agosto de 2013, le colocó entre la vida y la muerte: "Estuve a punto de morirme dos veces", confesaba en una entrevista en El Mundo meses después. "Y me resigné a morir. Me preparé para ello".
Ascenso y abrupto declive
Se recuperó, y se convirtió en uno de los valores en alza del Partido Popular, puesto que exhibía una imagen moderna y alejada de los valores más conservadores de la formación. Cifuentes, que ya había llamado la atención por vestir minifalda en el hemiciclo a principios de los 90, se reivindica agnóstica y republicana, apasionada de las motos y portadora de cinco tatuajes.
También ha defendido el derecho al matrimonio homosexual cuando el Tribunal Constitucional aún no había rechazado el recurso que había presentado su partido, y se pronunció en contra de la fallida reforma del aborto que impulsó Alberto Ruiz-Gallardón. Era diferente, aunque no tanto como para que Rajoy no apostara por ella como candidata a presidir Madrid en 2015, ante el deterioro que la corrupción había causado en el PP de Madrid en la última etapa de Esperanza Aguirre y la de Ignacio González.
Su mandato, de hecho, se ha hecho notar más por la batalla para hacerse con el control del partido en la región -aunque fue presidenta de la comisión gestora tras la dimisión de Aguirre, no fue votada como presidenta del PP madrileño hasta febrero del año pasado- y por los intentos de trasladar una imagen de regeneración que por la gestión, muy pragmática y asentada, gracias al acuerdo de legislatura alcanzado con Ciudadanos.
Muy activa en las redes sociales y con frecuente presencia mediática, la voz de Cifuentes se había convertido en una de las más poderosas en el seno del Partido Popular, y la más resonante en el ámbito autonómico junto a la del presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.
Sin embargo, cuando más consolidada parecía, su presidencia madrileña ha llegado a su fin de forma abrupta y sus aspiraciones a cotas más altas en el futuro podrían verse truncadas definitivamente.