Rosa Clará huye del exceso y abraza un nuevo minimalismo
- La diseñadora huye del exceso y la sensualidad evidente
- Los vestidos van muy trabajados con encajes franceses
- Hace 9 colecciones nupciales y 4 de fiesta que muestra en su showroom
Sale a la pasarela, todavía envuelta en oscuridad, y se detiene delante de una enorme pantalla en la que se ve una vidriera modernista enorme. Solo se aprecia su silueta, a contraluz. Es la silueta de una mujer poderosa, la reina de la moda nupcial, una de las mujeres más influyentes de la moda española. Es Rosa Clará y lleva más de dos décadas vistiendo de blanco las emociones y de elegancia los sueños.
Clará no mira al pasado. Todo lo contrario. Ahora no pierde de vista a las adolescentes que ya empiezan a imaginar su boda mientras navegan, a toda velocidad, por las redes sociales. Cambios y velocidad, dos conceptos que tiene muy presentes.
“Está cambiando la novia y como consecuencia cambia el vestido. ¡Tenemos que correr mucho para ponernos al día y para entender lo que nos están pidiendo niñas que cada vez saben más de moda gracias a las redes sociales. ¡Hay que renovarse y correr!”, dice y revela cuál es su estrategia. “El producto”, suelta sin vacilar. “El producto es la base, que vengan a la tienda y encuentren su producto, se lo pongan y se sientan estupendamente, ¡ese es mi secreto!
Un secreto que ha mostrado sobre la pasarela. Su colección, que califica de rompedora, se distancia de lo visto hasta ahora. “Es nueva, muy nueva”, dice. “La colección parece simple pero lo es solo en apariencia porque los vestidos van muy trabajados y muy elaborados y llevan preciosos detalles de encaje de valenciennes, chantilly, plumeti… Hay mucho tul de seda y hay muchos vestidos vaporosos. Vestidos que no enseñan, pero insinúan", dice cuando todavía se habla en la ciudad de la atrevida colección de Pronovias.
Clará defienden el 'menos es más' y utiliza transparencias sutiles y tejidos translúcidos que se velan las mangas que juegan con los volúmenes. Los escotes se sitúan sobre todo en la espalda, a veces con juegos de cintas cruzadas que "invitan a la seducción". Destacan los delicados encajes en ondas en la cintura, las puntillas y ese cierto aire etéreo que recorre la colección. "Son vestidos ligeros, pensados para una mujer elegante, cosmopolita, una mujer que no quiera disfraces”.
La diseñadora apuesta por el patrón vertical que estiliza y alarga la silueta pero no se olvida de los vestidos de tul con volumen princesa, “seguimos adorándolos, son marca de la casa”, añade. Los cuerpos van muy trabajados y el escote se sitúa casi siempre en la espalda. Los tejidos lisos y opacos dominan gran parte de la colección pero a veces Clará juega combinar distintas texturas, contrastando el cuerpo con la falda. Destacan las aplicaciones florales que recorren el ribete de los escotes y los lazos que caen hasta el suelo fundiéndose con la cola.
Hay guiños a la camiseria, con piezas que parecen dos prendas superpuestas pero en realidad solo es una, un efecto que desarrolla también en algunas faldas. Tambien se revisan algunos patrones y piezas vintage, como las capitas que cubren los hombros; pero siempre actualizando cada modelo, torque todos están ideados para la novia de 2019.
Los tejidos, muy ricos, se pegan casi a la piel, pero con sutileza y elegancia, acariciando. “Como concepto somos minimalistas. Los excesos no nos gustan”, dice. Clará cuenta que hace nueve colecciones de novia y cuatro de fiesta al año. Un total de 1500 vestidos que se pueden ver en su showroom de Sant Just Desvern (Barcelona), el mayor de moda nupcial del mundo.
Clará se sale por primera vez del recinto ferial y ha escogido el Recinto Modernista de San Pau para celebrar este desfile tan especial. “Lo malo ha sido tener que dejar gente fuera porque hay un límite de 800 personas”, cuenta. “Pero es un espacio que me fascina. ¡Podría ser Nueva York!”
Podría, porque vende en todo el planeta. Además, algunos de sus vestidos, tanto por la forma como por el tejido, recuerdan a los rascacielos más famosos de Manhattan. Como el edificio Chrysler, construido en los años 30. Década gloriosa en la moda que además ha inspirado alguno de los vestidos vistos en el desfile, en el que destacaron las brasileñas Bruna Lirio y Daniela Braga.
Jesús Díez Betriu y José María Gangonells Peiró fundaron la etiqueta Jesús Peiró en 1988. Hoy, treinta años después, la empresa se mantiene en activo aunque desde 2003 tiene como directora creativa a Merche Segarra que, para festejar este importante aniversario, ha repasado la historia de la casa y ha creado ‘Heritage’, una colección de “surge del propio espíritu de la firma”.
Sobre la pasarela vemos guiños al pasado, como los vestidos de cuello halter, las siluetas ligeras, los lazos y las mezclas de texturas. Códigos que están en el adn de la casa pero que ahora se actualizan al gusto de las nuevas generaciones. La jornada la han completado Jordi Dalmau y Cristina Tamborero.