Marco & María visten a sus novias con la magia del otoño
- 'La última rosa del verano', poema de Thomas Moore, es su inspiración
- En su paleta de color destacan los tonos otoñales e invernales
- Esther Noriega debuta en la pasarela con una colección de fiesta
El desfile arranca cuando ya suena ‘La última rosa del verano’, poema de Thomas Morre convertido en aria en la ópera Martha de Friedrich von Flotow, un tema de absoluta actualidad porque está incluido en la banda sonora de la oscarizada película ‘Tres anuncios a las afueras’. Estos versos son el punto de partida de la colección de Marco & María. El pentagrama ahora se convierte en pasarela y las notas en vestidos que “se tiñen primero de colores otoñales, tonos cálidos y tonos ‘guayabos’, un poco tristes, y luego terminamos con los tonos hielo”, dice María.
Su trabajo es pura excelencia. Miman cada bordado, cada detalle, cada aplicación. Siempre buscando la calidad, a pesar de que la mayoría de vestidos se producen en serie porque tienen puntos de venta repartidos por todo el mundo. “El acabado final siempre es en el taller, siempre pasa por nuestras manos para que los vestidos estén bien rematados, con un acabado de costura”, dice.
Ahora bordan flores que nacen en septiembre y octubre y las mezclan con polillas, un guiño a esos armarios que se abren cuando caen las hojas de los árboles. “Son bordados muy potentes, muchos de ellos están hechos para nosotros, son especiales. Igual que las superposiciones que hacemos con piezas de cadena que van forradas de tejido, que no pesan, pero aportan profundidad y movimiento”.
El efecto tridimensional se desarrolla y potencia en vestidos de fuerte carga estética, a veces con bordados “un tanto exagerados”, dice la diseñadora. “Y no faltan los clásicos de la casa, como nuestros vestidos en tul plisado o uno que nos acompaña siempre, desde el principio, un vestido que llamamos soft. Un vestido que recuerda a esos vestidos que se hacían antes con un trozo de encaje heredado o un tejido encontrado. Ahora hemos aplicado un encaje pero va muy rebajado, quitando un poco de gramaje, para potenciar esa idea y que parezca rescatado del baúl de la abuela”.
Los hombros a veces quedan al aire, con pequeñas mangas o con escotes palabras de honor. El contraste de color se aprecia sobre todo en los vestidos empolvados que llevan bordados metalizados y otros en tonos más atrevidos, como limas y rosas. Más ligeros resultan los que solo llevan tul y los de tono crema con jardines de colores muy suaves o, por el contrario, con jardines con escarcha.
Algunos llevan faldas con cascadas de volante que dejan ver los zapatos y otros llevan bordados en la cintura que caen solo por la parte de atrás de la falda potenciando la forma de la cola. Hay tirantes de paillettes que enmarcan los escotes y otros que sujetan un top de pedrería al cuello con un lazo vintage. Todos en perfecta armonía, tanto en las proporciones como en el color.
Viven un momento dulce ya que comenzaron con la crisis y supieron capearla con talento, esfuerzo y buen gusto. También con un producto muy competitivo en el exterior por su calidad. “Quizá en esos tiempos malos la gente quiere soñar y lo artesanal tiene un valor especial”, indica.
Aseguran que la Barcelona Bridal Fashion Week es una de las mejores ferias del planeta y que compensa la cantidad que se paga por estar presente en la feria y por desfilar. Una inversión que en su caso compensa. “Es una de las más punteras del mundo y los dos últimos años han sido bestiales. Nosotros hemos logrados los mejores puntos de venta aquí, es la más importante que hacemos. Y el casting es muy bueno, esta feria tiene mucha difusión y va in crescendo".
Esther Noriega encuentra la inspiración en su tierra, Valladolid, exactamente en un atardecer desde el castillo de Peñafiel. “Es un momento de relax, he mezclado los tonos de los rayos de sol con la elegancia, el lujo y la sensualidad del champagne”, dice para introducir una colección marcada por el color y los tejidos con personalidad.
La paleta cromática se abre con amarillos y rosa y a medida que avanza el desfile se eleva la intensidad con tonos rojos y morados. Toda la colección es de fiesta aunque Noriega tiene pedidos de novias que quieren sus diseños para el día de su boda y ella se los adapta.
Los estampados apenas tienen presencia porque la diseñadora se ha decantado por una bandera de texturas lisas en tul, raso y otomán que ofrecen distintos acabados. El guipur, el encaje, los bordados y las lentejuelas sustituyen también a los estampados que ella quiere diseñar para tenerlos en exclusiva.
Algunos de sus vestidos son reinterpretaciones de otros ya presentados y destacan los que llevan bordados y aplicaciones de flores de tonos llamativos sobre un fondo nude en tul, una idea que desarrolla en tres versiones y una de ellas la ha sacado a la pasarela Paola Torres que también participó en el anterior desfile celebrado en Madrid.
Las joyas de Eugenio Lumbreras y los tocados de Berta Miró aumentan el estilo lujoso de la colección con la que intenta seducir a una clienta joven que adora los detalles de plumas y pedrería, una joven de gustos sofisticados. La jornada se ha completado con los desfiles de Matilde Cano, Isabel Zapardiez y Anna Torres que ha contado con la voz en vivo de la cantante Tamara.