Dos documentos inéditos ofrecen más datos sobre la actividad recaudadora de Cervantes en Andalucía
- Corroboran su estancia en Osuna, que no había sido confirmada por ningún biógrafo
- Se han encontrado en el Archivo de Indias y en el de Protocolos de Sevilla
- El investigador Cabello Núñez ha localizado ya catorce documentos cervantinos
Dos nuevos documentos hallados en el Archivo de Indias y en el de Protocolos de Sevilla por el investigador José Cabello Núñez ofrecen más datos sobre la actividad recaudadora de Cervantes en Andalucía y corroboran su estancia en Osuna (Sevilla), que no había sido confirmada por ningún biógrafo.
Archivero municipal de la Puebla de Cazalla (Sevilla), Cabello Núñez ha localizado en los últimos cinco años catorce documentos cervantinos que no habían sido estudiados -uno de ellos con la firma del autor del Quijote- y que ha ido publicando, con su consiguiente análisis, en la revista Anales cervantinos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
A esos documentos se añaden ahora dos más, uno localizado en el Archivo de Protocolos de Sevilla que, según ha explicado a Efe Cabello Núñez, es "una carta de pago y obligación", fechada en Sevilla el 11 de marzo de 1593 y otorgada ante escribano público por un arriero de Marchena (Sevilla) que recibe 1.600 reales para entregarlos personalmente a Cervantes, entonces comisario de Cristóbal de Barros, proveedor de los galeones de la Flota de Indias.
Sobre esa cantidad de reales reza la carta: "...me obligo a los llevar a la dicha Villa de Osuna y en ella los dar y entregar al dicho Miguel de Servantes Saavedra..."
Acredita la presencia de Cervantes en la villa ducal de Osuna
La importancia de este documento, hallado en el de Protocolos Notariales de Sevilla, está, según el investigador, en que "acredita la presencia personal, cierta, real y efectiva de Miguel de Cervantes en la villa ducal de Osuna en marzo de 1593, unos días después de visitar la Puebla de Cazalla en funciones de comisario real de abastos".
Los principales biógrafos de Cervantes habían supuesto esa estancia por las referencias -"no muy favorables, por cierto", acota Cabello Núñez- que de la villa y de su universidad hizo Cervantes en novelas como El Quijote y Las dos doncellas.
No obstante, los principales cervantistas, Francisco Rodríguez Marín (natural de Osuna), José María Asencio y Luis Astrana Marín, aun dedicando buena parte de su vida al rastreo de archivos, nunca lograron dar con el documento que acreditara este paso por Osuna.
El otro documento inédito, que se conserva en el Archivo de Indias, es una partida contable relacionada con la comisión que el 22 de enero de 1588 encargó a Cervantes el proveedor general Antonio de Guevara.
"Por esta comisión se le ordenaba conseguir 4.000 arrobas de aceite en Écija, conducirlas a Sevilla y entregárselas a Jerónimo Maldonado, quien habría de enviarlas a Sanlúcar de Barrameda para su embarque en los galeones de la Armada Real que estaba a cargo del general Diego Flores de Valdés", según Núñez Cabello.
Ese documento facultaba a Cervantes para embargar los bagajes, carros y carretas que fueran necesarios, pagando a los arrieros lo que les correspondiera por su trabajo, pero -aclara el investigador- "Cervantes solo pudo obtener 2.002 arrobas, como consta en la relación jurada del cargo y la data del aceite que presentó el 2 de abril de 1591". El asiento contable de 1588 recoge el importe total de los maravedíes pagados por Cervantes a los arrieros.
Cabello Núñez ha señalado que en el Archivo de Protocolos Notariales de Écija (Sevilla) se conservan "un buen número de recibos firmados por algunos de los arrieros que transportaron tan valiosa carga, justificativos de que Cervantes les había pagado por su trabajo".
Otros documentos cervantinos hallados con anterioridad
Los otros catorce documentos cervantinos hallados por Cabello Núñez con anterioridad -publicados por el CSIC en 2016- relacionan a Cervantes en 1592 con Porcuna (Jaén) y en 1593 con las villas sevillanas de Utrera, Carmona, Marchena, Arahal, Paradas, La Puebla de Cazalla, Morón de la Frontera y Osuna y Villamartín (Cádiz).
En aquel entonces, un Cervantes de 47 años se ganaba la vida prestando servicio al rey Felipe II como comisario real de abastos, acopiando trigo, cebada y garbanzos, entre otros suministros con los que abastecer los galeones de la Carrera de Indias.
Uno de esos documentos, el que lleva su firma, relaciona a Cervantes con una rica comerciante y bizcochera sevillana, Magdalena Enríquez, que no figura en las biografías y a la que llegó a facultar para que pudiera cobrar en su nombre su salario como comisario de abastos.