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Análisis

'Ni no Kuni II': el amor por el detalle hecho videojuego

  • El estudio Level 5 propone un RPG bonito, emocionante y divertido
  • Entre sus puntos fuertes, el estilo de animación y la música de Joe Hisaishi
  • El juego aporta variedad con fases de gestión de recursos y estrategia

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Tráiler del videojuego 'Ni No Kuni II'

Una película jugable del Studio Ghibli. Esa puede ser la primera impresión que se lleve el jugador que se acerque a Ni no Kuni II: El renacer de un reino después de unos minutos a los mandos. Al contrario que en la primera parte, el estudio detrás de obras maestras como Mi vecino Totoro y La princesa Mononoke no está vinculado a este título, pero su influencia es indiscutible. El diseño de personajes y artefactos recuerda a Porco Rosso, El castillo ambulante y la serie animada de televisión Sherlock Holmes.

La secuela del título de 2011 para PlayStation 3 comienza fuerte. La comitiva del presidente de los EE.UU. es atacada con misiles y el llamado líder del mundo libre aparece con el nombre de Roland en ¡Cascabel!, un reino en el que conviven tres razas: los humanos, los felineses y los ratócratas. Estos últimos, marginados durante décadas, han dado un golpe de estado y han asesinado al rey Leopold. Nuestra primera tarea como Roland será proteger y ayudar a escapar a Evan, el joven e inexperto príncipe destronado.

Una vez fuera de Cascabel, Evan se propondrá acabar con todas las guerras y crear un nuevo reino, Estivania, que unifique a todas las criaturas del mundo. La tarea será larga, ya que tendremos que convencer a los restantes líderes para que firmen tratados de paz con nuestro reino y se unan a nuestra misión.

Las primeras cinco o seis horas del juego mantienen una narrativa lineal. Ayudaremos a Evan a escapar y tendremos que localizar a una deidad protectora para que el príncipe pueda crear su nuevo reino. Esas primeras horas (de las entre 30 y 40 que nos puede llevar completar el juego) sirven de extenso tutorial para hacernos con el sistema de combate.

'Ni no Kuni II' apuesta por un sistema de combate en tiempo real Bandai Namco

Los combates son en tiempo real y en ellos manejamos a un equipo de tres personajes, pudiendo alternar entre cualquiera de ellos con solo pulsar un botón. Cada personaje cuenta con tres armas de distancia corta y una de distancia larga. Las armas de distancia corta se van cargando a medida que las usamos y podemos dejar que el sistema seleccione automáticamente la que está más cargada, que no necesariamente tiene que ser la más apropiada.

Construye tu reino y comanda a tu (mini) ejército

Una vez completadas las primeras misiones, Ni no Kuni II aporta dos elementos que dan variedad al conjunto: las batallas campales y la gestión del reino.

En las batallas campales tendremos que dirigir a cuatro escuadrones en enfrentamientos que no es que sean la cumbre de los juegos de estrategia, pero pueden resultar divertidos. Lo normal es que el jugador medio evite estas batallas si no son obligatorias para lograr un objetivo, ya que resultan un poco caóticas.

Las batallas campales son algo caóticas pero divertidas Bandai Namco

La gestión del reino resulta un aspecto más interesante y que alarga la vida del juego. Tendremos un terreno delimitado, con nuestro palacio en el centro y unas demarcaciones fijas en las que construir nuestros edificios. Con las investigaciones que llevemos a cabo en los edificios podemos elegir qué aspecto priorizamos, si queremos potenciar las habilidades mágicas de nuestros personajes o bien las físicas. También nos interesará llenar nuestro reino de campamentos mineros, chozas de caza y granjas, que irán proporcionándonos objetos con los que mejorar nuestras armas y hechizos. Ver cómo crece nuestro reino y van mejorando nuestros edificios es una de las mayores satisfacciones que da el juego.

La gestión del reino es uno de los aspectos más interesantes de 'Ni no Kun II'

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Uno de los aspectos más divertidos de Ni no Kuni II y que lo lleva más allá de esas 30 o 40 horas que dura la misión principal es la lista de recados y la “recolección” de súbditos. En cada reino encontraremos a una especie de buhonero, de quien podremos aceptar recados que van desde entregarle ciertos objetos a derrotar a algunos monstruos. Los puntos que nos den esas acciones podremos canjearlos por objetos difíciles de encontrar o por “chivatazos” de dónde encontrar a súbditos que quieran unirse a nuestro reino. Esos candidatos a súbdito también nos podrán exigir algún recado, lo que hace que las tareas secundarias a realizar sean cientos.

Cuando el arte está al servicio de la historia

Más allá de su aspecto jugable, que introduce algunas novedades en el género RPG de acción, donde destaca el juego es en su faceta artística. La sensación de estar protagonizando una película de animación es total, con un diseño de escenarios y de personajes exquisito.

Cada zona tiene una identidad propia en el juego. Hay bosques, desiertos, grutas bajo el mar, ciudades tecnológicas y otras marítimas con aspecto mediterráneo. Pero la que destaca por encima de todas es el reino de Cangái, una ciudad-casino deslumbrante que recuerda al balneario de El viaje de Chihiro.

El diseño de los personajes es obra de Yoshiyuki Momose (La tumba de las luciérnagas, Porco Rosso, el primer Ni no Kuni) y es uno de los grandes aciertos del juego. Los protagonistas tienen ese punto de compañerismo y de humor tan característico del RPG japonés y están acompañados por una galería de secundarios notable.

A este apartado visual brillante le acompaña la banda sonora de Joe Hisaishi, autor de la música de los grandes éxitos de Ghibli y que repite como compositor en esta secuela. La melodía principal es puro Hisaishi, con el equilibrio perfecto entre épica y fantasía. Como no puede ser de otra forma en un videojuego, lo normal es que nos acabemos cansando de la misma, más por las cientos de veces que la vamos a escuchar que por su calidad. En el resto de composiciones destaca la que acompaña a nuestra aventura en Cangái, que traslada la sensación de ciudad bulliciosa que nunca duerme.

Ni no Kuni II demuestra que tan importante como tener buenos elementos es saber encajarlos. Los aspectos jugables y artísticos son sobresalientes, pero además están engranados en una aventura que invita a explorar cada rincón de su mundo. Una vez concluido, el viaje del príncipe Evan permanece en la memoria como un cuento del que no nos queremos despegar porque hemos sido los protagonistas.