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"El nacionalismo radical intenta sacar el último rédito con el anuncio de disolución de ETA"

  • Rogelio Alonso, especialista en terrorismo, analiza el final de ETA para RTVE.es
  • "El fanatismo identitario que ha alimentado a ETA se mantiene", advierte

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Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos y especialista en terrorismo
Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos y especialista en terrorismo.

Rogelio Alonso, profesor de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ha dedicado gran parte de su vida a analizar el fenómeno del terrorismo, con especial énfasis en ETA, el IRA y el yihadismo. Coautor de Vidas rotas (Espasa, 2010), una exhaustiva recopilación de las víctimas del terrorismo etarra que mereció el Premio Internacional de COVITE, ahora ultima la publicación de La derrota del vencedor. La política antiterrorista del final de ETA, que Alianza Editorial lanzará en pocas semanas. Mientras tanto, ha analizado para RTVE.es los últimos pasos de la banda terrorista y su anuncio de disolución.

RTVE.es - ¿Qué opinión le merecen los comunicados de ETA en los que ha ido desgranando su disolución?

Los comunicados de ETA no incluyen la más mínima deslegitimación de su campaña terrorista

Rogelio Alonso - Lo que no podemos perder de vista es que todo lo que sale de una organización terrorista como ETA tiene una finalidad propagandística, y debemos siempre juzgarlo así. No es lo mismo que haga una declaración un actor democrático que la haga un actor que no es democrático, como ETA. Los comunicados de ETA no incluyen la más mínima deslegitimación de su campaña terrorista, eso es lo fundamental. No hay el más mínimo interés en ello ni, por lo tanto, tampoco de reparación hacia la sociedad que han victimizado. Si lo hubiera, lo primero sería ponerse a disposición de la justicia. Esa sería la evidencia de que una organización terrorista considera ilegítima su violencia y que intenta llevar a cabo algún tipo de reparación.

RTVE.es - ETA ha existido durante casi 60 años, mucho más tiempo que otras organizaciones similares en Europa, ya sean de raíz nacionalista, como el IRA, o de ideología izquierdista, como la Baader-Meinhof y las Brigadas Rojas. ¿Cómo se explica esa larga trayectoria?

R.A. - Se aprecia un factor diferencial que, junto a otros, explica esa evolución: la ideología nacionalista que ha inspirado el terrorismo etarra y que ha sido compartida por partidos como el PNV, que ha gobernado durante décadas el territorio en el que surge y se mantiene la violencia. Este factor ha contribuido a que un segmento minoritario, aunque significativo, de la población nacionalista apoyara el terrorismo de ETA. Pero también ha hecho posible que otro segmento no tan minoritario legitimara la interpretación nacionalista de la violencia que ETA ha utilizado para justificar su existencia. Y esa ideología nacionalista compartida fue la que permitió la socialización en la cultura de la violencia; la que permitió a ETA sobredimensionar otros factores que utilizó como pretexto para continuar con su violencia al presentarlos como una agresión al pueblo vasco, tal y como su imaginario lo definía. Entre esos factores se encuentran algunos abusos policiales que se produjeron en la transición del régimen franquista a la democracia, o el terrorismo de los GAL, así como las constantes e injustas críticas que desde el nacionalismo representado por el PNV se hizo al proceso de democratización en España. A pesar de la consolidación de la democracia, el PNV ha deslegitimado constantemente el sistema democrático, llegando a calificarlo de anémico o de muy baja calidad. Ese discurso del nacionalismo representado por el PNV, llegando a afirmar que nuestro país no era una verdadera democracia, ha legitimado a otra formación nacionalista como ETA, que ha abogado por el terrorismo utilizando como pretexto esa misma lógica. Semejante anomalía no se ha dado en ninguna otra democracia europea en la que surgieron expresiones terroristas en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.

RTVE.es - Es muy crítico con el PNV, pero también ha condenado la violencia y el Gobierno del lehendakari Íñigo Urkullu ha rehusado a participar en el acto de disolución

R.A. - Evidentemente, hay cambios a lo largo de su historia, pero eso no nos puede hacer olvidar que sigue manteniendo un discurso que en algunos aspectos legitima una ideología nacionalista, en la que se ha apoyado ETA para llevar a cabo su campaña terrorista. Y aunque es cierto que el lehendakari Urkullu no va a asistir al acto de Francia, el PNV sí va a estar representado por su presidente, Andoni Ortuzar. Es una evidencia más de esa dualidad del Partido Nacionalista Vasco, que además contribuye a la internacionalización del proceso: por un lado, manifiesta un discurso crítico con la violencia, pero, por otro lado, genera un ambiente que legitima parte de la narrativa de la organización terrorista. Constantemente está favoreciendo la intervención de actores internacionales que se presentan como mediadores, que lo que persiguen en cierta medida es cuestionar la legitimidad democrática del Estado español.

ETA anuncia el "final de su trayectoria" y da por concluida su "actividad política"

RTVE.es - ¿Por qué se disuelve ahora ETA?

Tras su declive operativo, el entorno terrorista ya ha amortizado la disolución de la banda

R.A. - ETA cesó [su actividad armada] en 2011 como consecuencia de un considerable debilitamiento operativo fruto de instrumentos coactivos políticos y judiciales. La ilegalización del brazo político de ETA, complementado con otros instrumentos enormemente dañinos para ETA y el denominado "complejo de apoyo" que conformaba el movimiento terrorista, sirvieron para que sus líderes temieran por su desaparición por aniquilamiento, como ellos mismos expresaron. Sin embargo, las negociaciones entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA evitaron la muerte política que la banda reconoció era posible. Como resultado de esa negociación, se produjo la legalización del brazo político de ETA que el Tribunal Constitucional impuso en contra de su propia jurisprudencia y de la sentencia de ilegalización del Tribunal Supremo. Esta legalización permitió a los representantes de ETA rentabilizar la decadencia de la banda que hoy constituye un lastre para ellos en la contienda política. Durante los últimos años el movimiento terrorista integrado por ETA y su brazo político ha desplegado diversas acciones propagandísticas con las que ha intentado profundizar en esa rehabilitación política y social que se les ha brindado, a pesar de haberse negado a condenar y deslegitimar su violencia. En este contexto es en el que se inscribe el actual anuncio de disolución de una banda que, tras su declive operativo, el entorno terrorista ya ha amortizado.

RTVE.es - Los más de seis años desde el "cese definitivo de la actividad armada" hasta la disolución, ¿responden a un intento de lograr algún rédito político, algo similar a los Acuerdos de Viernes Santo en Irlanda del Norte? ¿O a una necesidad de justificarse internamente?

R.A. - ETA ha intentado lograr réditos políticos y, ciertamente, algunos ha conseguido. Hoy sus representantes están en las instituciones democráticas sin haber condenado la historia de terror de ETA y sin deslegitimar su terrorismo. Se les reconoce como plenos demócratas a pesar de no cumplir mínimos democráticos básicos, pues han justificado y siguen justificando el asesinato de seres humanos aunque ahora no los propugnen. Esa normalización y naturalización es de una enorme gravedad, pues evidencia que la violencia sí ha tenido una cierta eficacia. A pesar de que ETA no ha obtenido sus aspiraciones estratégicas máximas, sí ha obtenido significativos logros políticos. Y no lo ha hecho por su fortaleza o astucia, sino por la dejación de los últimos gobiernos de nuestra democracia y de las élites políticas que lo han permitido. Ahora el nacionalismo radical intenta sacar el último rédito con el anuncio de disolución de ETA que, a pesar de las numerosas críticas recibidas, también le están reportando beneficios, pues se está consolidando la idea de que los terroristas han hecho una aportación, una contribución.

RTVE.es - ¿A qué tipo de último rédito se refiere: un beneficio electoral para la izquierda abertzale, la internacionalización de lo que ETA llama el conflicto?

La disolución constituye un acto de propaganda y, como tal, persigue unos propósitos, como rentabilizar esa decadencia de la organización terrorista

R.A. - La disolución constituye un acto de propaganda y, como tal, persigue unos propósitos; entre ellos está rentabilizar esa decadencia de la organización terrorista. Puesto que tiene todavía un brazo político activo y unos representantes políticos en las instituciones, todos estos actos propagandísticos lo que intentan es favorecer esa imagen de su brazo político, presentar a los terroristas de una manera mucho más favorable. Tenemos que una organización terrorista responsable del asesinato de cientos de seres humanos logra acaparar la atención mediática, como si fuera un actor democrático más, porque aunque parte de la cobertura sea crítica, otra es positiva, al subrayar aspectos que algunos consideran positivos. Sus representantes políticos en País Vasco y Navarra se pueden presentar como los responsables de la desaparición de la banda.

ETA, medio siglo de muerte y terror

RTVE.es - La izquierda abertzale, sin embargo, no es un grupo tan homogéneo, sino que agrupa partidos de diferente procedencia, incluso gente que renegó de la violencia.

R.A. - Pero sí que hay un partido, Bildu, que como señaló el Tribunal Supremo en su sentencia de ilegalización, forma parte de la estrategia de ETA. Eso no lo podemos olvidar, aunque luego el Tribunal Constitucional fuera en contra de la decisión del Supremo. Precisamente, las tácticas propagandísticas de la organización terrorista lo que consiguen es generar esa sensación de que se trata de organizaciones independientes, casi, cuando realmente emanan una de otra. De hecho, es muy probable que alguno de los comunicados que ha estado emitiendo ETA haya sido redactado por personas vinculadas a ese partido político.

RTVE.es - ¿Existe el riesgo de escisiones, ahora que ETA lo deja?

R.A. - Ya hubo intentos de algunos terroristas de ocupar el espacio que la banda iba a dejar. Así surgieron organizaciones como Iraultzaileen Bilguneak e Iraultza Garaia, Amnistia Ta Askatasuna. Aunque alguno de sus dirigentes ha pasado a la clandestinidad en su búsqueda de infraestructura y apoyo para su grupo, hoy son consideradas como facciones minoritarias dentro de la izquierda nacionalista radical. No resulta imposible que en algún momento puedan intentar continuar con acciones de violencia, pero no parece que posean una estructura ni capacidades para ello. Desde luego, la ideología nacionalista que justificó el terrorismo de ETA sigue ahí y ETA sigue reivindicando la necesidad y utilidad de su violencia durante los años pasados. Por tanto, desde esa misma lógica terrorista, otros terroristas también podrían aducir la necesidad de continuar con la violencia a pesar de sus limitaciones.

RTVE.es - En Irlanda del Norte, persiste la división sectaria. ¿Se puede perpetuar una fractura social similar aquí, en el País Vasco?

El fanatismo identitario que ha alimentado el terrorismo de ETA durante décadas se mantiene

R.A. - La brutal paliza a varios guardias civiles y a sus parejas en Alsasua ha evidenciado que el fanatismo identitario que ha alimentado el terrorismo de ETA durante décadas se mantiene. Permanece en muchas localidades del País Vasco y Navarra el clima de exclusión moral hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y hacia los ciudadanos no nacionalistas, fiel a la estrategia del nacionalismo radical. Continúa la radicalización ideológica. Simplemente, se aprecia lo que podríamos denominar como una suerte de “desradicalización pragmática”, que supone que la radicalización ideológica no desemboca en la integración en una organización terrorista, que, en estos momentos, ha optado por pasar a un segundo plano. Se apela al recuerdo de las víctimas, pero se olvida que fueron asesinadas y victimizadas para imponer objetivos nacionalistas. Resulta políticamente incorrecto vincular terrorismo y nacionalismo a pesar de que la pervivencia de ETA no se entiende si no se subraya esa interrelación. Se permiten los homenajes a los terroristas, a pesar de que hay dos leyes de víctimas, una nacional y otra autonómica, que los prohíben. Se acepta que los terroristas ocupen el espacio público y la rehabilitación política y social que ha supuesto su legalización, a pesar de no condenar ni deslegitimar el terrorismo de ETA. En esas condiciones, debemos afirmar que la sociedad vasca y navarra siguen estando enfermas y que, además, se tolera por parte de los poderes públicos.