Piden prohibir el comercio de anfibios desde Asia para evitar su desaparición
- Se han extinguido 200 especies por el hongo 'Batrachochytrium dendrobatidis'
- El contagio se ha producido por el tráfico humano desde la Península de Corea
Los anfibios son los vertebrados más amenazados y, de las 7.000 especies descritas en todo el planeta, en las últimas tres décadas se han extinguido unas 200 por el contagio del hongo 'Batrachochytrium dendrobatidis', del que ahora se ha secuenciado su genoma y se ha constado que su origen está en Corea.
Los resultados de estos análisis se publican en la portada de Science y en un artículo en el que científicos de 38 instituciones, también españolas, aconsejan la prohibición total del comercio de anfibios desde Asia para tratar de contener su desaparición -más de la tercera parte de las especies están amenazadas-.
Liderados por Simon O'Hanlon, del Imperial College de Londres, recopilaron datos de la secuenciación del genoma completo de 234 cultivos del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, de los que 177 se secuenciaron por primera vez.
Los análisis revelan la existencia de cuatro linajes genéticos del hongo: tres de ellos están distribuidos por todo el mundo y el cuarto solo se halla en las ranas nativas de la Península de Corea. El linaje coreano contiene mucha más diversidad genética que el resto y sería el más parecido al ancestro que originó todos los linajes actuales del hongo: los tres distribuidos por el mundo provienen del linaje ancestral.
"Se trata de unos resultados inesperados con los que con seguridad podemos decir que estos hongos vienen de Asia", señala a Efe Jaime Bosch, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (del CSIC) y autor del estudio, quien no obstante indica que si bien se sabe que el origen es Corea es difícil aún afinar con mayor precisión.
El hongo asesino de anfibios
Batrachochytrium dendrobatidis, conocido como el hongo asesino de anfibios, es un hongo quitrido que se transmite con mucha facilidad de animal a animal y se propaga rápidamente por la naturaleza.
Causa la enfermedad quitridiomicosis que se localiza en la piel de los animales, afectando su capacidad para regular los niveles de agua y electrolitos y provocando insuficiencia cardíaca.
La enfermedad se habría extendido por el mundo fundamentalmente en los últimos 50-120 años, coincidiendo con la expansión del comercio global y no hace cientos de años como se pensaba, según la investigación.
Del hongo se sabe que es causa del declive y extinción de especies de ranas, sapos, tritones y otros anfibios en varios continentes; en un principio se creía que solo habitaba en zonas tropicales, pero en 1999 apareció el primer caso en Europea, en concreto en España en sapos parteros.
Precisamente, Bosch y su equipo fueron los que hallaron este primer brote: "paradójicamente, el mismo mundo globalizado que nos permite tener mascotas del otro lado del planeta en nuestras casas, puede provocar que nuestros hijos nunca lleguen a conocer muchas de las especies que llevan miles de años conviviendo con nosotros".
Controlar el mercado de anfibios
El citado hongo está incluido en el catálogo español de especies invasoras y el Estado debería preocuparse de que ningún anfibio infectado entrara al país, añade.
"Las leyes dicen que cualquier animal que entre por una frontera debería ser examinado para ver si porta el hongo o no -con un test que no sube de los 5 euros-, pero no se hace", lamenta Bosch, quien no obstante apunta que a partir de septiembre, gracias a la legislación europea, se va a prohibir el transporte por toda la UE de salamandras y tritones sin los certificados sanitarios.
En este sentido, recuerda que hace cuatro años descubrieron la existencia de Batrachochytrium salamandrivorans, una segunda especie del hongo que está devastando las poblaciones centroeuropeas de salamandras.
"Ese hongo llegó hasta Europa a través de la red de venta de anfibios como mascotas, así que mantener este mercado es extremadamente arriesgado dado el altísimo riesgo de que pueda extender por el mundo nuevas formas de estos hongos desconocidas hasta el momento", declara en una nota del museo.
"Haber descifrado el genoma y los linajes del hongo es un primer paso para intentar neutralizarlo, pero hasta que llegue ese momento, es imprescindible tratar de frenar su expansión"