El análisis de cerámica antigua revela la historia de los balleneros vascos
- Una excavación arqueológica en Lekeitio ha estudiado recipientes de aceite
- Estos desvelan secretos sobre las costumbres balleneras en los siglos XVI y XVII
- El trabajo científico ha sido realizado por un equipo de la Universidad del País Vasco
Las vasijas de cerámica halladas en un yacimiento de Lekeitio en el País Vasco se emplearon efectivamente para almacenar aceite de ballena, que posiblemente podría pertenecer a ballenas del género Balaenoptera, entre otras. Así lo demuestra el análisis de residuos orgánicos preservados en las muestras arqueológicas. El trabajo muestra así las costumbres y tradiciones de los pescadores de ballena de la costa vizcaína durante los siglos XVI y XVII.
La pesca de ballena ha sido indudablemente una de las actividades más productivas en la costa vizcaína durante los siglos XVI y XVII. Los pescadores vascos cruzaban el océano Atlántico hasta Terranova y Labrador (Canadá) y una vez que la ballena era capturada se le extraía su preciado aceite. Este se introducía en barriles de madera y eran transportados de vuelta al País Vasco donde se vendía en España y otros lugares de Europa. Antes de su comercio, la grasa se almacenaba en tinajas de cerámica de gran tamaño en las dársenas de los puertos vascos para estar así listas para ser distribuidas.
Las excavaciones llevadas a cabo recientemente en un yacimiento de Lekeitio han hallado una bodega perteneciente al siglo XVI-XVII relacionada con el comercio y almacenaje de aceite de ballena. Un equipo de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha analizado residuos orgánicos preservados en muestras arqueológicas, en concreto cinco fragmentos cerámicos pertenecientes a cinco tinajas distintas extraídas del yacimiento de Lekeitio.
Biomarcadores preservados durante miles de años
La matriz porosa de las cerámicas hace que sean materiales ideales para que aquellos compuestos específicos (conocidos como biomarcadores) de ciertos alimentos o materiales tales como grasas animales o vegetales sean preservados durante cientos e incluso miles de años. De este modo, “el análisis de fragmentos de vasijas revela el uso que se le daba a estos materiales en el pasado, permitiendo descubrir información relevante sobre antiguas tradiciones”, explica Laura Blanco Zubiaguirre, autora del estudio.
Los científicos extrajeron el contenido lipídico de 1 gramo de los fragmentos de cada muestra cerámica y el análisis de los extractos se ha realizado mediante técnicas cromatográficas como la de gases acoplada a espectrometría de masas (GC-MS) y la líquida de alta resolución acoplada a un espectrómetro de masas de tiempo de vuelo con cuadrupolo (HPLC-ESI-QToF).
“La función de estos equipos es separar cromatográficamente los diferentes compuestos orgánicos lipídicos presentes en las cerámicas y fragmentarlos e identificar dichos fragmentos mediante espectrometría de masas”, señala la investigadora de la UPV/EHU.
Para poder realizar una correcta identificación y confirmar la presencia de aceite de ballena, se ha analizado cuatro muestras frescas de grasa de diversas especies de ballena. “Estas muestras –indica Blanco– se han sometido al mismo procedimiento de análisis que las muestras arqueológicas para establecer así un perfil lipídico característico de cada especie y poder compararlo posteriormente con los resultados obtenidos en las cerámicas arqueológicas”.
Es posible conocer el género de las ballenas
Según los resultados, publicados en el Microchemical Journal, el contenido lipídico puede clasificarse de acuerdo con el género de la ballena. Es decir, las especies del género Balaenoptera poseen un perfil de triglicéridos y ácidos grasos similar, mientras que los perfiles de las especies de los géneros Megaptera y Phocoena son completamente diferentes. Por tanto, “es posible conocer el género de las ballenas cuya grasa y aceite fueron extraídos y almacenados en las tinajas de Lekeitio mediante el análisis de los fragmentos cerámicos”, apunta Laura Blanco.
“Una vez analizadas las muestras arqueológicas hemos observado que su perfil lipídico casa perfectamente con el de las especies pertenecientes al género Balaenoptera”, indica. Sin embargo, los archivos históricos señalan la pesca de la ballena boreal y la ballena franca, pertenecientes a los géneros Balaena y Eubalaena respectivamente, como la más común en la zona de Canadá. Por lo tanto, “es necesario llevar a cabo el análisis de grasa fresca de ballena de estos géneros, para comparar su perfil lipídico con el de las especies analizadas en este trabajo y estudiar así sus diferencias y similitudes”, señala Blanco.
“Los datos obtenidos en el presente trabajo, han permitido confirmar que las tinajas de cerámica halladas en el yacimiento de Lekeitio fueron efectivamente empleadas para almacenar aceite de ballena y, además, dicho aceite posiblemente podría pertenecer a ballenas del género Balaenoptera, entre otras”. Por lo tanto, “la aplicación de diversas técnicas analíticas es de suma importancia para obtener la mayor información posible acerca de las muestras arqueológicas”, concluye Laura Blanco.