La economía japonesa se contrajo en el primer trimestre y pone fin a su período de expansión más largo en 28 años
- El PIB retrocedió un 0,6% respecto al primer trimestre de 2017
- La debilidad del consumo y la parálisis de la inversión, causas del frenazo
- Las agresivas políticas expansivas del Gobierno de Abe no evitan la recaída
La economía japonesa se contrajo un 0,6% en el primer trimestre respecto al mismo período del año pasado como consecuencia de la debilidad del consumo interno y de la inversión empresarial. Esta contracción es la primera desde 2015 y pone fin al ciclo expansivo más largo experimentado por la tercera potencia mundial en 28 años.
El producto interior bruto (PIB) de Japón retrocedió en términos interanuales por primera vez tras ocho trimestres consecutivos al alza, según muestran los datos publicados este miércoles por la Oficina del Gabinete del país asiático.
Entre enero y marzo, el PIB nipón se redujo un 0,2% en comparación con el trimestre anterior.
Riesgo por las fricciones comerciales con EE.UU.
Los analistas creen que la contracción es temporal y apuntan a una recuperación en el trimestre en curso si se mantienen las condiciones favorables para los grandes exportadores japoneses -un yen débil y una coyuntura global beneficiosa-, aunque también advierten de que las fricciones comerciales con Estados Unidos podrían obstaculizar esta evolución.
El retroceso de la economía nipona, más acusado que lo previsto por la mayoría de los analistas, contrasta con los datos del trimestre anterior, cuando el PIB creció un 1,6% interanual y un 0,4% intertrimestral, según los datos revisados del Gobierno.
Esta recaída se produce cuando parecía que el Gobierno liderado por Shinzo Abe había logrado enderezar el rumbo económico del país tras décadas de estancamiento, con la ayuda de las agresivas medidas de flexibilización monetaria del Banco Central de Japón.
Parálisis del consumo interno y la inversión
El consumo interno -que supone el 60% de la economía japonesa y cuya modesta recuperación había favorecido los recientes avances del PIB- se mantuvo plano en el primer trimestre del año, tanto en su dato interanual como en el intertrimestral.
El gasto de los hogares es una pieza clave dentro de la política aplicada por el Gobierno nipón -conocida como Abenomics-, que aspira a crear un "círculo virtuoso" de beneficios corporativos, incrementos salariales y subidas de precios que permita al país salir de su prolongado letargo deflacionario.
Sin embargo, unas insuficientes subidas salariales y el encarecimiento de los alimentos frescos y de la energía en este período frenaron el consumo de los japoneses, a lo que se sumaron las fuertes nevadas registradas en gran parte del país en enero y febrero.
La inversión empresarial, otro elemento de peso para la economía nipona, disminuyó un 0,3% interanual y permaneció sin cambios en relación a los tres meses precedentes, un reflejo de que las perspectivas de las compañías japonesas no son demasiado optimistas.
La inversión pública, por su parte, creció un 0,1% respecto al año precedente, pero se mantuvo plana en comparación con el último trimestre de 2017.
Ralentización de las exportaciones
En cambio, las exportaciones avanzaron un 2,6% interanual y un 0,1% intertrimestral, lo que supone una ralentización respecto a trimestres anteriores.
El músculo exportador nipón fue uno de los principales promotores del crecimiento económico en los últimos trimestres, tal y como muestran los buenos resultados corporativos presentados recientemente por multinacionales japonesas como Toyota o Toshiba.
Los datos del PIB nipón representan otra mala noticia para el Gobierno del conservador Abe, que registra su menor índice de popularidad desde que llegó al poder a finales de 2012, debido a su supuesta implicación en un escándalo de corrupción.