La masacre en Gaza colapsa los hospitales: "Hay pacientes que prefieren morir a vivir en estas condiciones"
- Los 13 centros de la Franja, desbordados para atender a más de 2.000 heridos
- Las ONG denuncian la falta de medicamentos, energía y material sanitario básico
- Los médicos advierten de la gravedad de las secuelas, también las psicológicas
Más allá de las cruentas imágenes de disparos y rayos de gases lacrimógenos sobrevolando la Franja de Gaza el lunes, la violenta represión del Ejército israelí de las protestas contra el traslado de la embajada a Jerusalén ha dejado otras escenas preocupantes: hospitales desbordados, pacientes que esperan a ser atendidos durante largas horas o incluso días, y la amenaza de una crisis humanitaria.
Los 13 hospitales que operan en la zona bajo el Ministerio de Salud gazatí están colapsados y trabajan a contra reloj para atender a los más de 2.000 palestinos heridos. La falta de energía, de equipos médicos y de medicamentos, notables desde hace meses, han dificultado la acción humanitaria ante la jornada más sangrienta desde 2014.
Médicos Sin Fronteras y la delegación internacional de la Cruz Roja en Israel denunciaban el martes que todos sus efectivos trabajan incesantemente y que la situación les ha obligado a priorizar la atención hacia los pacientes más graves.
"Lo del lunes fue demasiado. Sabíamos que la crisis del sistema sanitario venía de antes, pero creíamos que podríamos manejarnos. Sin embargo, el 14 de mayo todo explotó", explica a RTVE.es desde la Franja la coordinadora de Médicos Sin Fronteras (MSF), Elisabeth Gross. La organización equipara la situación "a la caótica" de la última guerra de 2014
“Lo del lunes fue demasiado; todo explotó“
Richard Villar, cirujano de la Cruz Roja que colabora en el European Gaza Hospital, destaca "la calma antes de la tormenta" vivida en las primeras horas del lunes al recordar la jornada. "A partir de las 11 nos llegó el primer herido, después ocho, luego 26, 64... Muchísimos pacientes".
Los dos tratan de aliviar el sufrimiento de los palestinos, que llegan "desesperados, frustrados y decepcionados". Tal es la situación, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía el martes de que la elevada cifra de heridos, comparable con las de situaciones de guerra, resulta "muy abrumadora" para el sistema sanitario gazatí, ya de por sí vulnerable por el incesante goteo de víctimas desde que el 30 de marzo comenzara la conocida como Marcha del Retorno, una manifestación para reclamar el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares. Desde entonces más de 112 personas han muerto.
Heridas con secuelas irreversibles
Los ocho cirujanos, dos anestesistas y enfermeros de MSF que colaboran en tres hospitales y cuatro clínicas de apoyo sanitario han atendido desde marzo "hasta un 90% de heridas de bala inminentemente graves en las últimas semanas, según explica Gross.
En cambio, el lunes, MSF detectó casos mucho más graves, con lesiones "en la parte superior del cuerpo, brazos y cuello". Dichas heridas son "muy difíciles de curar, porque afectan a los huesos y la circulación y hay mayor riesgo de complicaciones", señala la coordinadora en Gaza.
Coincide con ella Villar, para quien las heridas en las piernas "son algo típico de cualquier zona de conflicto", y que.pueden dejar secuelas para toda la vida, como amputaciones o parálisis.
Una vez tratados los heridos más graves, Gross señala que ahora lo que preocupa a MSF es la elevada cifra de pacientes con traumatismos, puesto que "los casos más graves necesitan cirugías más severas".
También preocupan las secuelas psicológicas, sobre todo en los más de 1.000 niños que han sido atendidos desde marzo (datos de Unicef). Según ha denunciado la agencia de la ONU, la situación de los niños y jóvenes es límite: uno de cada cuatro necesita atención psicosocial, más del 90% ha padecido la violencia y el desempleo juvenil supera el 40%. Una realidad que MSF ha podido contemplar: "Hay pacientes que prefieren morir a vivir en estas condiciones", explica la coordinadora.
Escasez de medicamentos básicos
Las cirugías se ven obstaculizadas por la escasez de medicamentos, fruto del bloqueo a la Franja israelí y del cierre de la frontera con Egipto, que finalmente ha aceptado el traslado de una veintena de pacientes. Faltan material quirúrgico, gasas, algodones, suturas, vendajes... Y estos "grandes retos, como la falta de suministro y de energía" no se pueden obviar, añaden.
Entre los que más urgen, Gross destaca los antibióticos intravenosos, aparatos de fijación ósea, material quirúrgico y máquinas de rayos X, además de lo necesario para tratar enfermedades como el cáncer y la diabetes. "Desde marzo, las cirguías eléctricas [que tratan quemaduras o heridas en la piel] se han suspendido por la falta de fondos del Ministerio de Salud", señala Gross.
También es importante la falta de otras sustancias como heparina para tratar las heridas en arterias. "Son cosas simples que parece que siempre están disponibles, pero no aquí, y eso es un problema", subraya.
Centros sin camas...Ni luz
El Hospital Shifa, el más grande de Gaza, solo tiene 20 camas y recibió a 500 pacientes el lunes. "Estamos hablando de casi la capacidad del departamento de urgencias multiplicada por 25", aseguraba el martes a Reuters su director, Ayman Alsahbani.
La misma escena se vivió en el Hospital de Khan Younis, donde tampoco hay espacio para atender a todos los heridos. "Todos los días tengo que tomar una difícil decisión: dar el alta a un paciente o dejarlo en el hospital. Muchos viven en la pobreza y no tendrán el cuidado que necesitan en sus casas", ha escrito en Twitter el doctor Ahmad de la Cruz Roja.
Todo ello obligó a los centros sanitarios a improvisar quirófanos, como hizo MSF, que operó "a veces a dos o tres pacientes al mismo tiempo en el mismo quirófano, e incluso en los pasillos". También los continuos cortes de energía dificultan la labor y han obligado a cerrar varios hospitales y centros sanitarios desde enero. Según Unicef, las familias gazatíes disponen solo de entre cuatro o cinco horas de electricidad diaria y nueve de cada 10 no tiene acceso directo a agua potable.
"La situación energética es tan mala como antes, pero gracias a las donaciones de combustible [y a generadores de energía] pudimos trabajar el lunes", explica Gross, que indica que varias tuberías resultaron afectadas en el sur de la Franja, por lo que la energía se vio interrumpida varias veces.
Ahora, se preparan para lo que ocurra en los próximos días, pendientes de un nuevo viernes de protestas: "Trabajamos sin cesar el lunes por la noche, ayer y hasta hoy seguimos atendiendo heridos, que probablemente seguirán viniendo", augura el doctor Villar.