Gloria Grahame, amor y ocaso de una estrella rebelde de Hollywood
- Las estrellas de cine no mueren en Liverpool recupera la vida de la actriz
- Grahame vivió un trágico romance con un joven intérprete 30 años menor
- Annette Bening y Jamie Bell interpretan a la pareja en pantalla
Gloria Grahame fue una diva de cine atípica. Espontánea, vital y directa esquivó las rígidas normas del Hollywood de los 50 y se manejó a su aire en su vida y su carrera. Una exitosa trayectoria en la que se codeó con Bogart-que se convirtió en su amigo- o James Stewart, la mayoría de las veces en el rol de mujer fatal en contrapunto a la inocencia de Marilyn.
Su talento le granjeó el Oscar a mejor actriz de reparto por Cautivos del mal (1953) pero su nombre se ha desvanecido en el olvido. Ya en la cincuentena cuando su estrella se apagaba, la intérprete sobrevivió con papeles en la escena teatral británica. En Liverpool conocería a su vecino, Peter Turner, un actor principiante al que sacaba 30 años y con el que inició un apasionado romance en 1979.
La cinta Las estrellas de cine no mueren en Liverpool recorre los altibajos de esta relación trágica que emocionará al espectador. Annette Bening (American Beauty) y Jamie Bell (Billy Elliot) interpretan a la pareja real en pantalla, en un filme que se estrena este 18 de mayo.
La película está basada en las memorias que Turner escribió en 1986, en las que describe su historia de amor y pérdida. “Sus movimientos eran rítmicos y resbaladizos. Su voz distintiva y su rostro familiar. Ella no vestía ropa cara, solo su habitual camiseta y unos pantalones vaqueros. Me cautivó. Me deslumbró su estilo”, escribió sobre la actriz en la biografía que da título a la película.
A pesar de que rompieron abruptamente, con el tiempo fueron amigos, y el actor nunca ha podido olvidar a la mujer con la que convivió en Nueva York y a la que cuidaría hasta que murió de cáncer.
Una historia de amor a la contra
El filme, dirigido por Paul McGuigan (El caso Slevin), incluye guiños a la trayectoria de Grahame y transiciones teatrales que muestran los diferentes puntos de vista de la pareja, que destila en la cinta química y ternura, y que saltó por encima de las convenciones sociales.
“Yo tenía solo 27 años pero cuando una relación es fuerte sabe luchar contra las adversidades. Nosotros teníamos una gran fuerza porque la gente nos criticaba por la diferencia de edad. Pero los tiempos han cambiado y vemos la sexualidad y la sensualidad de otra manera. Tenemos por ejemplo al presidente francés cuya esposa le lleva 35 años. Las mujeres y los hombres no perdemos la esencia de lo que somos”, explica a RTVE.es a su paso por Madrid para presentar el filme, Peter Turner, que señala que la película es un sentido homenaje a “Glo” como la llamaba cariñosamente.
El proyecto quedó varado más de 20 años por falta de financiación y conocimiento entre las nuevas generaciones del fulgor de Grahame. Bening, perfecta en el papel de la antaño musa del blanco y negro al igual que un fascinante Bell, investigó desde el principio sobre la actriz y esperó hasta alcanzar la edad adecuada para encarnar el papel.
La personalidad arrolladora de Gloria Grahame no dejó a nadie indiferente. Antes de conocer a Turner se casó cuatro veces, la última con uno de sus hijastros, y escandalizó con sus turbulencias amorosas. La artista no se amilanó, aunque sufrió el machismo de la industria y las presiones sobre el físico de las actrices al envejecer.
“Ella fue una rebelde. Muy adelantada a su tiempo sobre los derechos sexuales, de los trabajadores… Intentaban manejarla pero no se achantó y no permitió que afectara a su trabajo. Para ella fue muy difícil. Ahora tenemos el Me Too pero Gloria fue como una de las primeras Me Too. Sufrió abusos físicos y psicológicos en Hollywood donde había cierta cultura muy consagrada de la apariencia y de lo que había que decir. A las actrices se les decía: acude y cállate”, explica el escritor y actor que se muestra muy satisfecho con las “maravillosas” interpretaciones de la película, que apunta a premios para Annette Bening y Jamie Bell.
Turner recuerda emocionado como la intérprete de En un lugar solitario y ¡Qué bello es vivir! era ante todo “una persona muy normal y sencilla”, a la que le gustaba disfrutar de la vida y a la que Hollywood le “parecía una selva”, por eso huía de su banal universo.
A pesar de que provenían de mundos totalmente opuestos, la actriz encajó perfectamente en la familia de Peter Turner y en el ambiente de un Liverpool de los 70, al que se rinde homenaje en la película a su efervescente escena musical. Como la estrella que siempre fue, Gloria Grahame volaría ya muy enferma desde la ciudad británica a Nueva York donde moriría poco después.