'Detroit: Become Human', elige tu bando ante el #AndroidLivesMatter
- Quantic Dream propone una brillante fábula sobre el futuro que nos espera
- Un relato interactivo de ciencia-ficción en el que cada decisión cuenta
No enferman, no piden días libres ni aumentos de sueldo. Hace tiempo que deberían estar entre nosotros pero su llegada se está retrasando. Los androides están llamados a liberarnos de las labores más pesadas... ¿pero también a dejarnos sin trabajo?
El estudio francés Quantic Dream plantea en su nuevo título un año 2038 en el que los trabajadores cibernéticos forman parte del escenario urbano y se encargan de las tareas más mecánicas. Pero ese futuro, en una Detroit renacida de las cenizas de su declive industrial, incluye la marginación de unos seres sintéticos a quienes se culpa del desempleo. Un apartheid robótico en el que no tardará en prender la chispa de la revolución.
David Cage, el creador de juegos tan interesantes como Fahrenheit y Heavy Rain, alcanza la cima de su estilo narrativo con este Detroit: Become Human que podría definirse como una miniserie jugable en la que elegimos el destino de cada personaje. Quienes busquen acción frenética y disparos, que busquen en otro sitio. Lo que tenemos aquí es un thriller de ciencia-ficción con una ambientación muy cuidada y un camino lleno de dilemas morales. El futuro de la revuelta y de los tres androides protagonistas depende de las decisiones que tomemos al pulsar un botón u otro.
Tres caminos destinados a cruzarse
La acción se divide en capítulos más bien breves en los que se van intercalando las historias de Connor, Kara y Markus. Es una estructura ágil, que anima a jugar el siguiente capítulo y a seguir avanzando en la historia en este título exclusivo de PlayStation 4.
Connor, el primer detective androide, ayudará a la policía a dar caza a los "divergentes", robots con una anomalía que les hace atacar a humanos. Su línea narrativa es la que tiene un aire más tech-noir.
Acompañado por el teniente humano Anderson, tendrá que investigar los escenarios de varios crímenes e intentar poner fin a la divergencia. Pero solo es una pieza más en una trama de intereses que le supera.
La androide doméstica Kara unirá su destino al de Alice, la niña a la que cuida y con la que establece un vínculo madre-hija. Su historia es la más emotiva del juego, con una permanente búsqueda de la libertad y un lugar mejor para crecer.
Markus, sirviente de un artista millonario, será el catalizador de la historia con su toma de conciencia. Tras sufrir en sus propios circuitos las injusticias que viven los androides, liderará una revuelta que será violenta o pacífica según las decisiones del jugador.
La narración, con todos sus trucos a la vista
Uno de los aspectos más sorprendentes del juego es el diagrama de flujo que aparece al final de cada capítulo. En él podremos ver las decisiones que hemos tomado y hacia dónde nos han llevado. Este árbol deja ver todos los caminos que se pueden seguir y anima a descubrirlos. Como es lógico, cada camino lleva a un final distinto. Y son muchos, algunos épicos y otros trágicos.
La estructura narrativa es al mismo tiempo uno de los mayores logros del juego y uno de sus puntos débiles. Podemos revivir cada capítulo y cambiar la historia, pero siempre tendremos que pasar por ciertos puntos fijos que ya nos sabemos de memoria. Un aspecto que puede desanimarnos a la hora de volver a jugar cuando ya hayamos descubierto algunos de sus finales.
Pese a ese aspecto repetitivo, hay que reconocer que el juego de Quantic Dream es una experiencia apasionante. Nos pone cara a cara ante temas serios como el racismo, el progreso responsable y los límites de la inteligencia artificial. Y lo hace con un formato ágil, con acciones que debemos ejecutar cada pocos segundos y un estilo que no desentonaría en una sesión continua con Blade Runner, Ex Machina y Westworld.
Detroit: Become Human nos deja echar un intrigante vistazo a lo que puede ser nuestro mundo dentro de unas décadas. Ya lo dice la robot que nos acompaña en el menú principal: "Esto no es solo una historia, es nuestro futuro".