'Benjamin Blackstone', un cómic para reencontrarse con la literatura
- La historia de un misterioso personaje que puede sumergirse en cualquier libro
- Un cómic de François Rivière, Nicolas Perge y el español Javier Sánchez Casado
Cuando un libro nos atrapa de verdad todos hemos soñado con zambullirnos en sus páginas y vivir aventuras junto a sus protagonistas. Un sueño recurrente que se hace realidad en Las sorprendentes aventuras de Benjamin Blackstone (Yermo ediciones), de los guionistas franceses François Rivière y Nicolas Perge y el joven dibujante español Javier Sánchez Casado, con el que hemos charlado.
Javier resume así el argumento del cómic: “Benjamin es un chaval de unos catorce años que acaba de perder a sus padres. Lo acoge su tía Patricia en Villa Ithaca, una enorme mansión inglesa. Allí conocerá a Lord Schenbock, su tío, un fantasma que vive anclado en la biblioteca bajo la maldición de Bastet, la estatuilla egipcia que le protege de los Emplumados, unos seres del más allá que merodean la mansión con la intención de arrojarle al Vacío”.
“Aunque Lord Schembock está recluido en esa biblioteca -añade- tiene la capacidad de sumergirse en cualquiera de los libros que hay en ella. Será a través de estos universos literarios donde Benjamin, junto a Lord Schenbock y su perrita Encanto, vivirá aventuras trepidantes y descubrirá quién asesinó a sus padres”.
El amor por los clásicos de la literatura
Durante sus aventuras, Lord Schembock y Benjamin surcarán los mares junto a los piratas o viajarán a lejanos lugres de oriente. “La historia –asegura Javier- comienza en el mundo real, en la mansión, donde encontramos a personajes entrañables como Mrs. Tumble, pero la acción, efectivamente, se desarrolla en los diferentes universos literarios”.
“Benjamin Blackstone pretende tener entidad dentro del género de aventuras, pero evidentemente es una suerte de oda a los grandes clásicos literarios –nos cuenta el dibujante-. Sin duda era una de las premisas del álbum. Los personajes se sumergen en diversas novelas, empezando por Kim de Kipling, pasando por La isla del tesoro de Stevenson o Los mitos de Cthulhu de Lovecraft”.
Javier confiesa que la premisa de la historia no es nueva: ““Existen muchas referencias en el cine y el cómic sobre esta idea. Por ejemplo, yo era un devorador de aquellos libros de Elige tu propia aventura, lo que acabó desembocando en mis años como jugador de rol. Ese imaginario también me ha servido para recrear los diferentes universos. Al final nuestras influencias beben de todas partes”.
“Sin duda –añade-, este cómic es para reencontrarnos con la literatura, incluso para descubrirla, ya que una de las ideas básicas de este tebeo era acercar la literatura a los más jóvenes. De hecho, el primer tomo de Benjamin formó parte de la selección de cómics en el proyecto de lectura escolar, enmarcado en el festival de BD de Amiens (Francia). Este tipo de propuestas son las que me gustaría ver aquí, generar nuevos lectores desde la difusión en la educación y la cultura. El cómic como patrimonio cultural, algo que parece tan obvio en el país vecino, y tan lejano en el nuestro”.
Los protagonistas
Javier Sánchez Casado nos describe a los protagonistas, empezando por Benjamin: “Es el personaje que más evoluciona durante el arco de estos dos volúmenes. Va tomando fuerza a medida que avanza la historia. Pasa de ser el chico sombrío y desubicado del principio, al héroe con determinación para canalizar la aventura”.
“La perrita Encanto es el personaje cómico -añade- , utiliza siempre su fina ironía para aportar y desmontar los argumentos de sus compañeros de viaje. Es como el coro griego, siempre está ahí, de fondo.
Completa el trío de protagonistas Lord Schembock. “Es el personaje más carismático de la historia, el mentor de Benjamin –afirma Javier-. Ese carácter excéntrico y megalómano deja entrever lo que debieron ser sus excesivos años como aventurero. La biblioteca, en segundo plano, también es parte de su carácter de algún modo, llena de objetos y hallazgos”.
Otros personajes clásicos
Además, durante sus aventuras, los protagonistas se encontrarán con otros personajes literarios. “En este integral –afirma Javier-, aparecen un sinfín de personajes, desde Penélope de La Odisea, pasando por Fafnir, el dragón de la literatura Edda, o el malvado Cornelius Kramm, de El misterioso doctor Cornelius”.
“Ha sido un privilegio –continúa- revisar todos estos clásicos con la libertad de poder reinterpretarlos a mi antojo. El trabajo de documentación pocas veces se ve, pero siempre me remitía a los pasajes descriptivos de los clásicos sobre los que trabajaba. Intentaba partir de los conceptos primigenios, incluso de las ilustraciones originales, si las había, como en el caso de Rouletabille o de los trípodes de La guerra de los mundos”.
“Aunque finalmente –concluye- las he acabado deformando, intentando siempre, eso sí, que fueran mínimamente reconocibles. En realidad, en algunas reinterpretaciones sentí cierta presión por no caer, por ejemplo, en los tópicos de Disney. Sobre todo con personajes tan icónicos como la oruga de Alicia en el país de las maravillas o los monos del El libro de la selva. Pero debo decir que me lo pasé en grande reimaginando a personajes como Medusa, de El circo del Doctor Lao, convirtiéndola en una especie de ídolo del rock”.
“Mi estilo es expresivo, casi abocetado”
Sobre su trabajo en esta serie, Javier nos comenta que: “Creo que mi estilo en Benjamin es bastante expresivo, a veces casi abocetado, con un trazo vivo, jugando siempre con la sinuosidad de la línea. En el segundo volumen he incorporado más mancha de tinta, ya que la historia requería ese punto más oscuro, casi gótico”.
“En cuanto a mis influencias –añade- tengo muchas, como todos, y muy diversas: desde Morris y Franquin a Dave McKean y Katsuhiro Otomo, pasando por Bernet, Gipi, Corben, Naoki Urasawa o Mathieu Bonhomme. En este álbum yo reconozco referencias de la BD franco-belga más clásica y de autores contemporáneos como Frederik Peeters, Cyril Pedrosa o Noelle Stevenson, entre otros. Por otra parte, siempre me ha fascinado el cine de Hayao Miyazaki. En el libro hay mucho de esos universos de anime”.
Javier también se ha encargado del color: “Para mí era esencial tener ubicado al lector en todo momento, hay muchas idas y venidas a los diferentes universos literarios y al mundo real. Por eso trabajé diferentes paletas para recrear esos escenarios. El mundo real está trabajado con colores desaturados, con juegos de sombras más pronunciadas, con un color más conceptual buscando enfatizar la sensación de soledad y aislamiento de Benjamin en la mansión. Por contra, los escenarios de las novelas tienen un color más saturado y narrativo, para transmitir el propio carácter de la aventura”.
En cuanto a su trabajo con los guionistas François Rivière y Nicolas Perge, Javier nos comenta que: “Ha sido muy fluido, muy fácil. Recibían todas mis propuestas con entusiasmo. Sentí en todo momento un respaldo, que, por otra parte, necesitaba al tratarse de mi primer álbum. François es toda una eminencia y Nicolas, que viene del mundo audovisual, es un guionista novel con grandes ideas. Además son ávidos lectores, de literatura y de cómic, con una infinidad de referencias que me aportaron mucho en el momento de recrear los diversos mundos literarios. Ha sido un lujo poder compartir con ellos todo el proceso. Este guión era muy narrativo, sin definiciones técnicas, segmentado tan solo por páginas, lo que me permitió explorar diversas vías compositivas y de narración. Al principio, pensé que sería muy duro plantear toda la narrativa de los álbumes, pero ese reto me permitió llevar a cabo un ejercicio creativo muy enriquecedor”.
“No habrá más aventuras de Benjamin”
A pesar del éxito de los dos primeros tomos de la serie parece que no va a tener continuidad. “El proyecto –asegura Javier- se planteó como una serie aunque finalmente se ha quedado en estos dos álbumes, eso sí, con el arco cerrado. Es una lástima porque me lo he pasado en grande con estos personajes y hay infinitas referencias literarias por explorar”.
Pero trabajo no le falta: “Ahora tengo entre manos el primer volumen de un díptico que se publicará el año que viene, también con Casterman. Es una comedia adulta que presenté a la editorial junto a Philippe Pelaez, que cuenta la historia de una familia humilde que intenta salir adelante vendiendo tartas de espinacas en el mercado del pueblo. Un día reciben por error un paquete proveniente del Yemen y la historia toma un giro bastante delirante. En este álbum trabajo un registro algo más realista, intentando no perder la frescura de los personajes de Benjamin. Me gusta afrontar nuevos retos para mantener encendida la chispa en la larga travesía (por momentos convertida en páramo) que a veces representa dibujar un tebeo”.