El futuro de la moda es la mezcla de tecnología y nostalgia
- Milán cierra una semana potente con colecciones muy trabajadas
- Destacan las revisiones estéticas, que no culturales, a los 70, 80 y 90
- Los tejidos de laboratorio conquistan la pasarela y el logo sigue presente
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Impresionante final, a la altura de la colección. La casa Ermenegildo Zegna, uno de los máximos exponentes del lujo italiano, logra unir moda y espectáculo en un desfile especial que se ha celebrado en la sede de Mondadori, un edificio de Oscar Niemeyer que comparte códigos estéticos con la colección que ha firmado Alessandro Sartori, director creativo de la firma.
El edificio trasmite fuerza pero también cierta ligereza acentuada por los arcos, el cristal y el agua. Y esa sensación impregna la colección, una propuesta rotunda en cuanto a las formas – audaces y volúminosas- pero liviana, a la vez, por los tejidos y colores utilizados. Hay una clara intención en acentuar la calidad extremando el mimo que se pone en la confección pero también en la elección de la paleta cromática que potencia la naturaleza de cada prenda.
Las prendas son confortables, cómodas, relajadas. Cierto aire tranquilo se adueña de ellas y destaca un estilo híbrido que resulta de mezclar códigos deportivos con otros más sofisticados. La casa apuesta por una elegancia renovada, clásica y moderna a la vez. Hay prendas que llaman la atención por su apariencia serena y su vocación de fondo de armario pero otras, en cambio, destacan por detalles atrevidos, como las cremalleras negras que son un elemento decorativo.
La bandera de tejidos lleva texturas técnicas y otras más refinadas, a veces en un mismo look. Las prendas de entretiempo tienen un gran poder de transformación, sobre todo con pantalones de doble pinza y cintura alta que reinventan la sastrería tradicional masculina.
El color tiene peso, especialmente cuando juega al contraste de tonos llamativos, como amarillo girasol y arena o rojo mora y rosa Tropea. El estampado de cuadros, que vuelve con fuerza, es uno de los más vistos en Milán y entre las piezas estrella destaca el canguro, una prenda joven que sigue buscando su hueco en los armarios más jóvenes.
La ciudad recoge hoy su pasarela y pasa el testigo a París. El de Fendi ha sido uno de los últimos desfiles del calendario. Un show que ha trasladado al público a los años 70 gracias a los guiños estéticos de una colección que tiene como objetivo la exaltación del logo. La casa lo utiliza como estampado en todo tipo de prendas e incluso basa su paleta cromática en los tonos del logo. La cazadora, en todas sus versiones, es la prenda estrella y la riñonera, en todas sus versiones, es la pieza estrellada. De momento.
Horas antes fue el turno de Giorgio Armani que hace un nostálgico guiño a la película American Gigoló que Paul Schrader estrenó en 1980 con un jovencísimo Richard Gere. La colección propone prendas que juegan a potenciar la sensualidad del hombre pero a veces la intención se pasa de la raya y se cae en esa estética ochentera que roza lo hortera. Los trajes con camiseta y los jerséis de punto con motivos geométricos no encajan bien con los soberbios pantalones anchos en tejidos cómodos y colores tranquilos.
El tono caramelo o toffe arrasan, sobre todo para los pantalones. Alessandro Dell´Acqua, director creativo de Nº 21, lo utiliza en distintas texturas. A veces, en total look; otras, en contraste con verdes potentes. En la colección destaca el uso del plástico transparente, especialmente llamativo en tono azul. El punto acapara la atención, especialmente en jerséis asimétricos que solo tienen una manga. Una pieza especial que permite jugar con las superposiciones.
La casa Dsquared2 sigue la senda de las colecciones anteriores pero ahora juega a deconstruir el estilo deportivo introduciendo códigos de la sastrería, de la costura, de la lencería y de la estética militar. La tranquila apariencia de los vestidos irregulares con fruncidos y engomados, siempre en tonos suaves, contrasta con las prendas estructuradas que destacan por las mezclas arriesgadas de tejidos técnicos y el uso de los tonos flúor.
Prada se relaja en su afán de hacer cool lo feo. La diseñadora, Miuccia Prada, vuelve a viajar al pasado en busca de referentes y encuentra su destino en los años 70 y en los 90. Dos décadas que a veces queremos olvidar y que no han logrado tener la fama, y la aceptación, que tienen los 60 o los 80. Las camisas con chorreras, las prendas en denim de aire vintage y los shorts combinados con jerséis de cuello cisne son los hits de esta propuesta en la que destacan, por lo llamativos, los estampados digitales de colores inventados.
Versace es un verso suelto de la moda italiana. Sus prendas se olvidan de las tendencias porque la casa es una tendencia en sí misma. Atrás quedan los coqueteos con el minimalismo y de nuevo los estampados son el punto fuerte de la colección y en esta ocasión se hacen con un estilo muy urbano, un barroco callejero que mezcla flores, recortes de prensa, logos sobredimensionados, cadenas y motivos ornamentales. Los tonos ácidos de verde, naranja y rosa y las prendas en piel de serpiente coloreada casi eclipsan a una Bella Hadid que desfiló con un minivestido asimétrico en piel negra que parecía haberse esculpido sobre ella.
Se acabó el pantalón pitillo, la camiseta ceñida, el traje que parece que ha encogido y las camisas que marcan las costillas. La consigna ahora es alejar el tejido del cuerpo y utilizar prendas oversize, es decir, piezas grandes que desfiguran las formas del cuerpo y reinventan la silueta. Marni se suma a esta tendencia y propone además conjuntos de jersey y pantalón corto en mohair. Un look llamativo que resulta, al menos, chocante en una propuesta ideada para el verano. Efectos del cambio climático.