La atención médica precaria provoca muertes en los centros de detención migratoria de EE.UU., denuncia HRW
- Según un informe, desde marzo de 2010 han muerto 74 personas en detención migratoria
- En 2017 murieron 12 personas, más que en cualquier año desde 2009, según Human Rights Watch
Los malos cuidados médicos han sido responsables de más de la mitad de las muertes recientes producidas en los centros de detención de migrantes en EE.UU. y reportadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) estadounidense.
Así lo ha afirmado la ONG Human Rights Watch (HRW) y las organizaciones Unión Americana de Libertades Civiles, Detention Watch Network y National Immigrant Justice Center en un informe publicado este miércoles.
Partiendo del análisis de expertos médicos independientes, el informe Código rojo: las consecuencias letales de la atención médica peligrosamente inadecuada en la detención de inmigrantes determina que en ocho de 15 muertes, o “informes de defunción de detenidos” emitidos por el ICE entre diciembre de 2015 y abril de 2017, una atención médica inadecuada contribuyó o condujo a la muerte de la persona.
Miles de millones para detenciones de migrantes
El organismo todavía tiene que publicar su informe para otra muerte en ese período, y los médicos que llevaron a cabo el análisis también encontraron evidencia de prácticas médicas precarias en todas las demás evaluaciones menos en una.
“Los centros de detención de inmigrantes son lugares donde la vida corre peligro y la gente muere”, ha afirmado Silky Shah, directora ejecutiva de Detention Watch Network, una coalición nacional que expone las injusticias del sistema de detención y deportación de inmigrantes de EE.UU.. “La cifra de muertes acumuladas por el ICE es inaceptable y pone en evidencia que no se puede confiar en que cuiden a los inmigrantes bajo su custodia”.
En 2017, el ICE tenía en custodia un promedio diario de casi 40.500 personas, cinco veces más que en 1994. El gobierno de Trump ha solicitado al Congreso que en 2019 destine más de 2.400 millones de euros (2.800 millones de dólares) para encerrar a un promedio diario de 52.000 inmigrantes, un 30% más respecto a 2017.
Un sistema saturado donde "la gente muere"
Entre las muertes detalladas en el informe figuran:
Moisés Tino López, de 23 años, tuvo dos ataques de convulsiones en nueve días, ambos presenciados por el personal y reportados a las enfermeras de guardia en el Centro Correccional del Condado de Hall en Nebraska. No fue examinado por un médico ni enviado al hospital después de la primera convulsión. Fue enviado al hospital pero nunca recuperó la conciencia y murió el 19 de septiembre de 2016.
Rafael Bárcenas-Padilla, de 51 años, tuvo síntomas de resfriado durante seis días en el Centro de Procesamiento del Condado de Otero en Nuevo México. Su fiebre superó los 40 grados y se registraron niveles bajos de saturación de oxígeno en sangre. Tres días después, lo enviaron al hospital, donde murió de bronconeumonía el 7 de abril de 2016.
José Azurdia, de 54 años, comenzó a vomitar en el Centro de Detención de Adelanto en California. La enfermera que debía atenderle “no quería ver a Azurdia porque no quería enfermarse”, según recoge el informe. Los síntomas correspondían a un ataque al corazón. Pasaron dos horas antes de que lo enviaran al hospital, donde Azurdia murió cuatro días después, el 23 de diciembre de 2015.