Francisco Boix, el español que documentó los horrores de los campos de concentración nazis
- El cómic El fotógrafo de Mauthausen, rinde homenaje al único español que testificó en Núremberg
- Sus autores son Salva Rubio, Pedro J, Colombo y Aintzane Landa
Entre los héroes casi desconocidos de la Segunda Guerra Mundial sobresale un fotógrafo español, Francisco Boix Campo (Barcelona, 1920 – París, 1951), que se jugó la vida para lograr sacar clandestinamente las imágenes que demostraban los horrores de los campos de concentración nazis. Y cuyo testimonio fue fundamental en los juicios de Núremberg. A finales de año se estrenará una película sobre él, dirigida por Mar Targarona y protagonizado por Mario Casas (en la que participa TVE); y ahora se acaba de publicar el excelente cómic El fotógrafo de Mauthausen (Norma Editorial), de Salva Rubio, Pedro J. Colombo y Aintzane Landa.
El guionista Salva Rubio destaca que: “Cuando descubrí la historia de Francisco Boix a mediados de los 2000, a través del libro de Benito Bermejo (Francisco Boix: El fotógrafo de Mauthausen) sin duda lo que más me sorprendió fue… no conocer esa historia. Y que casi nadie la conociese. ¿Cómo podían profesores, libros de texto, cultura popular y sistema educativo no habernos contado que miles de españoles habían estado en campos nazis, que muchos habían sobrevivido, que nadie había escuchado su historia durante décadas y que uno de ellos llegó a ser el único español en los juicios de Núremberg? Sentí que tenía que saber más y como narrador, que tenía que contar esa historia para ayudar a popularizarla”.
“¿Por qué Francisco Boix? –continúa- En primer lugar, porque pronto se hizo patente que era un personaje clave en el golpe y en el campo, con una capacidad de adaptación, de supervivencia y una atracción por el riesgo que le hacía ser un protagonista nato. Por otro lado, muchos han hablado de su carácter afable, abierto y simpático, lo que sin duda completa al personaje”.
Un personaje al que Pedro J. Colombo ha retratado de la siguiente forma: “Físicamente es un hombre con carisma, tiene ciertas facciones que dan juego a la hora de dibujarlo. Yo empecé queriendo ser muy fiel a su físico, al menos en los primeros diseños pero sí que es cierto que a medida que fui avanzando con el story-board y ya en las páginas, decidí trabajar con la imagen mental que se me había formado de él”.
“Psicológicamente -continúa-, como ya ha comentado Salva, es una persona afable, al que siempre vemos sonriendo en las fotos, lo que me hace pensar que era un hombre extremadamente positivo, a pesar de lo que le ha tocado vivir. A mí me ha impactado su determinación y lo consecuente que es con sus ideales a tan temprana edad, es por eso, entre otras cosas, que la gente debe conocer la historia de Francisco”.
La vida en un campo de concentración
Boix llegó al campo de concentración de Mauthausen (Austria), el 27 de enero de 1941. Y no saldría de allí hasta 1945. Un campo de exterminio, tristemente célebre, en el que fueron encerrados 7532 españoles, de los que murieron 4816. Y de los presos que se salvaron, la mayoría murió entre 1941 y 1941 a causa de las secuelas de las enfermedades y torturas. Incluyendo a Francisco que falleció con sólo 31 años.
“Yo no podría decir que era el “peor” campo de concentración –asegura Salva- ya que no creo que la experiencia en uno o en otro sea comparable, especialmente si como es el caso, no hemos estado allí. Sí que puede decirse que, objetivamente Mauthausen era un campo de Categoría III, para los llamados “irrecuperables” que no debían salir vivos del campo, es decir, que en la práctica estar allí era una condena a muerte”.
“Recrear su historia ha sido extremadamente duro –confiesa- por la cantidad de documentación y de atrocidades, crueldades e infamias sobre las que he tenido que leer. Sin embargo, hay que advertir de que, por la naturaleza de nuestra historia, y por los protagonistas (la mayoría, presos con ciertos privilegios), nuestro cómic no se centra en (aunque tampoco oculta) los momentos más sangrientos que se vivieron en Mauthausen”.
Pedro J. Colombo ha sido en encargado de reflejar esa vida en el campo de concentración. “Ha sido un trabajo arduo y duro. El ambiente del campo es opresor y la muerte es una constante. Salva me facilitó un montón de documentación, ya que él había visitado el campo. Me pasó tanto fotos de planos generales como detalles de las piedras que lo conformaban. Fue muy exhaustivo”.
La colorista Aintzane Landa, habitual colaboradora de Pedro, recreó las barracas mediante 3D. “Eso –asegura Pedro-, nos facilitó mucho la labor de jugar con los planos a la hora de elaborar la narración, ya que iba a ser un escenario que aparecería mucho a lo largo del álbum”.
“Las fotos –continúa el dibujante-, tanto las de Francisco como las de Ricken (el oficial alemán al que le gustaba que se documentaran sus atrocidades con los presos), queríamos que se diferenciaran del resto del grafismo del álbum. Es por eso que optamos por hacerlas con grises en acuarela. El método que seguí era sencillo: imprimía las fotos originales en papel acuarelable, las perfilaba a tinta con rotuladores calibrados del 0.2 o del 0.1, y después manchaba de varios tonos de grises hasta dar todo el volumen a la escena. Una vez escaneadas, Aintzane les daba un baño de color sepia y les aplicaba algo de textura. A pesar de lo que pueda parecer, técnicamente era muy relajante, lástima que la temática de las fotos lo empañaba todo”.
Una excelente documentación
Un trabajo realmente minucioso de reconstrucción que comenzó con una exhaustiva documentación por parte del guionista: “Visité y entrevisté –nos cuenta Salva- a expertos austríacos, miembros de la amical francesa y española, tuve conversaciones a fondo con el experto Benito Bermejo, repasé todas las fuentes que pude encontrar, cada libro publicado sobre Mauthausen…”
“Las fotos que Boix logró sacar del campo –continúa Salva- están repartidas en varios archivos públicos, de fácil acceso para investigadores o en colecciones privadas; por otro lado de muchas fotos se conservan copias autógrafas, así que su conservación está asegurada. De vez en cuando, además, aparecen copias nuevas (la mayoría, de la vida de Francisco en Francia), e incluso la asociación Fotoconnexió halló todo un lote de fotos de Boix realizadas durante la guerra de España”.
Y es que, de los cerca de 20.000 negativos que fueron robados del campo, unos 19.000 continúan en paradero desconocido. “Esperamos –asegura Salva- que, como ocurrió con este lote o la célebre “maleta mexicana” de Capa, algún día sean halladas nuevas fotos robadas de Mauthausen y, no lo olvidemos, el manuscrito que Francisco escribió sobre su experiencia, titulado Spaniaker y que debería proveernos de muchas respuestas sobre sus vivencias y experiencias”.
Destacar que al final del cómic se incluye un montón de páginas con documentación que complementan la historia. “La novela gráfica –asegura Salva- está acompañada por un epílogo profusamente ilustrado de unas 54 páginas en que ampliamos y explicamos la historia y peculiaridades del robo con todo el detalle que nos ha sido posible, y que completa, como creo que debe hacerse, la adaptación”.
Los juicios de Núremberg
El testimonio (y las fotografías) de Francisco Boix fueron fundamentales en dos procesos contra criminales de guerra nazis: ante el Tribunal Internacional de Núremberg testificó contra altos jerarcas nazis, como Ernst Kaltenbrunner y Albert Speer. Y en el proceso americano, celebrado en Dachau contra 61 acusados de crímenes en Mauthausen.
“Lo más importante de su comparecencia en Núremberg –asegura Salva- fue que las fotografías y su testimonio destruyeron la estrategia de defensa de un cierto número de nazis, entre ellos Kaltenbrunner y Speer, que clamaban que desconocían lo que ocurría en los campos de concentración y por tanto, no eran responsables de ello. Obviamente, verse en esas fotos robadas y que presuponían destruidas provocó su caída, condena y en algunos casos, ejecución”.
“Por otro lado –concluye Salva-, para los españoles tiene una obvia importancia histórica que uno de nuestros compatriotas declarara en una ocasión de tal relevancia” (Fue el único testigo español en los juicios contra los criminales de guerra nazis).
La liberación no fue el final de sus padecimientos
Pero, como comentábamos, la liberación tras la derrota de los nazis, no terminó con los padecimientos de estos españoles.
“Tras la liberación –asegura Salva-, los españoles no podían volver a su patria, o hubieran sido torturados y ejecutados. Por ello, y por haber sido apresados en territorio francés y con uniforme de su ejército (la mayoría de los que luego irían a Mauthausen había sido incorporado a las CTEs o Compañías de Trabajadores Extranjeros), Francia se hizo cargo de su repatriación y cuidado”.
“Aquí comienzan muchas otras historias protagonizadas por españoles, de vida en un país extranjero, de adaptación y en muchos casos de dolor y nostalgia por no poder volver a ver a sus familias. La de Francisco fue una de ellas, pues acabó falleciendo unos años después en Francia sin haber podido regresar a España o ver a su hermana”.
Ilustrando el holocausto
Para ilustrar una historia tan dura, Pedro ha tenido que adaptar su estilo: “El editor, Antoine, nos pidió un estilo realista, suelto, como si fuera un esbozo. La verdad es que yo no sabía ni por dónde tirar, así que finalmente para la prueba traté de hacer lo que hago, pero muy rápido y ver que salía. La constante ha sido la velocidad a la hora de realizar las páginas pero con atención a los detalles y a la atmósfera. He intentado hacer un estilo más realista de lo que suelo hacer. No es algo con lo que esté demasiado cómodo. También es verdad que creo que en un estilo cartoon con matices, la historia hubiera funcionado igual de bien”.
“Lo más difícil tal vez sea el cambio de chip –añade el dibujante-, cuando pasas de una historia de ficción con un estilo cartoon a esta, de corte más realista, porque mientras ilustraba este álbum tenía otros compromisos y tuve que compaginar trabajos muy diferentes.
En cuanto a si se ha inspirado en alguna de las muchas películas cobre el tema, Pedro nos comenta que: “Curiosamente soy de los que ven muchas películas del tema con el que trabajo y en este caso en particular, no vi ninguna. No recuerdo si es que no quería dejarme influenciar por ninguna de ellas o simplemente es que no tuve tiempo debido a todo lo que tenía encima de la mesa. Una vez terminé todas las páginas vi La Lista de Schindler y pensé que debíamos haber hecho el álbum en blanco y negro”.
“Y con los cómics –añade- me pasó lo mismo más o menos, aunque es cierto que durante las primeras páginas me obsesioné mucho con la manera de dibujar de François Boucq y miraba constantemente su álbum Little Tulip (Norma), que contaba la historia de un tatuador que había estado en un "goulag". La tinta y los planos de este dibujante me flipan”.
Destacar el color de Aintzane Landa, que termina de recrear la opresiva atmósfera de Mauthausen. “El color de Aintzane es fundamental –asegura Pedro-. Es el otro tercio. Un mal color puede joder un álbum. El color que ha hecho Aintzane intensifica lo que tratamos de contar Salva y yo. Es un álbum con una paleta austera, en la que predominan los ambientes fríos, grisáceos y oscuros. Como dijo Salva: "La luz viene con la libertad", y eso realmente lo vemos a través del color, así como los momentos importantes, en los que los ocres o los tonos más intensos cobran protagonismo. El verde del césped del campo de fútbol donde se celebra el partido y donde la misión está en juego, juega con el símbolo de la esperanza. Además a Aintzane le gusta mucho entonar las escenas y facilitar todo lo posible al lector la lectura, que no se descentre entre tanto detallito que suelo meter yo”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Salva Rubio nos adelanta que: “Lo último que he publicado en Francia es Max, un “spin-off” de la obra de Arturo Pérez-Reverte El Tango de la Guardia Vieja con el dibujante Rubén del Rincón. Igualmente, con Ricard Efa (reciente nominado a un Eisner por nuestra novela gráfica Monet, Nómada de la luz), me ocupo actualmente de una narración de la infancia del guitarrista Django Reinhardt. Y actualmente trabajo en otros 5 proyectos en vías de publicación con diferentes dibujantes españoles”.
En cuanto a Pedro J. Colombo: “Hay un montón de proyectos que quiero hacer. De momento no hay nada firmado. Estoy preparando cosas con Salva y con Josep Busquet. Veremos que saldrá al final de todo ello. Lo que más me importa es seguir pasándolo bien contando historias y que sean rentables. También me gustaría hacer un webcomic, pero es complicado sacar tiempo para todo”.
Si queréis saber más sobre Francisco Boix, os dejamos un programa especial de Crónicas y un reportaje del programa Parlamento.