David Trueba: "Las palabras arte y satisfacción nunca deben estar juntas"
- Estrena Casi 40, en la que retoma los personajes de su debut La buena vida
- Una película “itinerante” sobre el paso del tiempo y la memoria
Trabajar siete años en una novela –dice David Trueba- es como crear un río. “Y es normal que te salgan afluentes”, añade. De toda la documentación absorbida sobre el mundo musical para escribir Tierra de Campos ha brotado Casi 40, su nueva película en la que retoma los personajes de La buena vida, su ópera prima de 1996, y a sus actores protagonistas: Lucía Jiménez y Fernando Ramallo.
Pasadas dos décadas, Lucía (el personaje homónimo) ha conocido un fugaz éxito musical y ha formado una familia, mientras que Fernando, aquel adolescente colgado en el futuro, idealiza ahora el pasado de su primer amor. Y convence a Lucía para acompañarla en una breve gira para tocar en pequeñas librerías de capitales de provincias.
“Es una película itinerante. Los dos se miran al espejo de ellos mismos con 16 años y se preguntan si han cumplido con lo que querían ser. Es bonito el reencuentro, porque obliga a plantearte muchas cosas”, explica Trueba.
La memoria, como selección de recuerdos que nos conforman, recorre la película. “El personaje de Fernando arrastra una especie de desviación nostálgica tendiente a idealizar el pasado. Y Lucía le hace entender, de alguna manera, que cuando idealizamos el pasado es porque tenemos miedo a enfrentarnos a la crisis del presente”, analiza. “Suele suceder que es una falsa percepción: en el presente todo es conflicto y dificultades; no es tan perfecto como te parece después”.
En una escena, Lucía confiesa que no ha tenido el “colmillo” de la ambición. Una afirmación que Trueba suscribe cuatro años después del atracón de Goyas de Vivir es fácil con los ojos cerrados.
“Desde fuera se puede pensar que tras una película de éxito debería hacer una película el doble de grande, en vez una el triple de pequeña. ¿Por qué hago esto? Porque soy así", se responde Trueba. "A veces ha sido virtud, porque me ha hecho una persona tranquila, y otras un defecto, porque me ha impedido lanzarme. Pero, en general, nunca he sentido la idea de triunfo mayoritaria. Me he sentido fascinado por una idea del triunfo más personal e íntimo que consiste en hacer lo que tú quieras. No perder tu línea ni tu voz”.
Reflexiones sobre la carrera del artista y el muro de la realidad salpican la peripecia de Fernando y Lucía. “Siempre debemos encontrar el camino por el cual debemos hacer nuestra carrera. Siempre hay impedimentos, pero la historia del arte y la cultura nos enseña que eso deber ser un estímulo para encontrar un camino, aunque sea oblicuo. Las palabras arte y satisfacción nunca deben estar juntas. El arte debe estar ligado a la insatisfacción”.