André León Talley: "Los editores de moda somos dinosaurios en vías de extinción"
- Talley presenta en Barcelona el documental sobre su vida
- Custo Barcelona cierra el calendario de desfiles
- Los premios recaen en Antonio Miró y Mans Concept & Menswear
Impresiona de cerca. Es enorme y su voz potente. Además es muy expresivo y hasta mueve con salero el abanico. André León Talley es uno de los hombres más respetados de la moda, fue editor de Vogue USA y hoy todavía colabora con la famosa revista. Ha hecho del exceso su seña de identidad, tiene estilo propio y dice que todos los diseñadores quieren hacerle túnicas y caftanes, las prendas que mejor ‘visten’ su grandeza. Lleva una túnica con tigres de Bengala estampados de Dapper Dan, el hombre de moda en este momento. Gucci lo ha fichado para una de sus campañas e incluso va a financiar la rehabilitación de su estudio. Un lugar mítico en los 80 cuando a Dapper Dan, que se llama Daniel Day, se le llamaba ‘El modisto de hip hop de Harlem’ y hacía ropa ‘robando’ logos de grandes marcas, como Gucci, casualmente.
Nunca pasa desapercibido. Su vestuario es su carta de presentación y mucho más. “Es mi propia armadura”, dice. “Yo he tenido que crear mi propio estilo y me gusta hacer referencias a la África negra. Manolo Blahnik me hace los zapatos y adoro las capas de estilo británico de los siglos XVII y XVIII”, cuenta.
080 Barcelona Fashion ha invitado a André León Talley para que presente el documental sobre su vida. The Gospel According To André ( El evangelio según André’), una cinta dirigida por Kate Novac que repasa su trayectoria y que permite conocer mejor a la persona que está detrás del personaje. “Quiero que conozcáis a ese chico de Carolina del Sur que creció en una casa humilde y llegó a lo más alto de la moda”, dice.
Se pone serio para hablar, con orgullo, de su hogar, sencillo pero muy limpio, y de los consejos y enseñanzas de su familia, sobre todo de su abuela. Pero sonríe, y ríe, cuando habla de Hubert de Givenchy o Diana Vreeland, editora de Harper's Bazaar y Vogue. “Ella fue el ejemplo de lo que un editor de moda puede llegar a ser. Pero ya no es así”. Reconoce, y asume, que los tiempos han cambiado y que el reinado de los editores de moda es cosa del pasado. “El editor clásico es un dinosaurio en vías de extinción. Su poder acabó con la era digital porque ahora somos editores todos y cada uno de nosotros”.
Palabras perfumadas de melancolía. Sobre todo si vienen de él. Grace Coddington en sus memorias dice que “se tomaba muy en serio su papel de embajador de Vogue y que viajaba como la realeza”. También que Anna Wintour, la directora de la revista, “estaba más unida a él de lo que nunca estuvo a un marido” y “que fue André quien dio con el concepto de ropa para la alfombra roja”.
Es la primera vez que visita Barcelona y dice estar fascinado por el imponente Recinto Modernista de Sant Pau. Pero sí ha estado en España y recuerda con cariño una producción de moda con Naty Abascal y Cayetana de Alba. “Diana Vreeland la conoció a través de la condesa de Romanones y viajamos a Sevilla con Lord Snowdon, pareja de la princesa Margarita. Estuvimos en la Feria de Sevilla y en Jerez de la Frontera. Fue maravilloso. Diana Vreeland fue una visionaria porque supo enlazar las distintas culturas en la moda”.
Ahora la moda es distinta, menos elitista y más cercana a la sociedad, a la calle. Por eso no puede olvidarse de los cambios generacionales y de los derechos de todos los colectivos. “Claro que tiene que haber modelos transgénero y de tallas grandes. La cultura es evolutiva y la moda no puede ser una excepción”.
Rossy de Palma y Eugenia de la Torriente, directora de Vogue España, han acompañado a André León Talley en su encuentro con la prensa. Después ha continuado el calendario de desfiles: Boboli, Aubergin, Ester Ferrando Knitwear, Lola Casademunt, Naulover y Custo Barcelona, que también hará desfile en Madrid Fashion Week. La colección, ‘Yes, this is’ va dirigida a una mujer que vive su individualidad y fuerza de forma libre y utiliza la moda como medio de expresión.
La mezcla de texturas marca cada prenda. Vemos combinaciones de terciopelo, sedas ligeras, jacquar de punto, nylon tornasolado y tejidos calados. El patrón tiende a la asimetría, rebelde y con carácter. El minivestido es la estrella, de nuevo, pero poco a poco van cogiendo protagonismo los más largos.
Las siluetas varían, desde las más pegadas al cuerpo hasta las que se alejan de él, como los abrigos oversize. Destacan, por su movimiento sensual, los vestidos con plumas y destellos irisados. Diseños ideados para el disfrute, para bailar, para sentir, para vivir la moda. Antes del desfile se entregaron los premios a la mejor colección y al diseño emergente. En esta ocasión los galardonados fueron la firma Antonio Miró
Termina así una edición en la que se vuelve a echar de menos a Josep Abril. 080 Barcelona Fashion necesita renovarse y especializarse. Hay mucho talento, mucha creatividad pero a menudo queda oculta entre colecciones muy comerciales. Debería haber espacio separados para los creadores, las firmas como Naulover o Escorpion y la moda para niños. También urge un cambio de localización ya que uno de los atractivos de esta pasarela era que cada edición se hacía en un espacio diferente y en el Recinto Modernista de Sant Pau ya se ha celebrado cuatro veces.