Pilar Dalbat conecta su moda con la cultura árabe
- "Hemos heredado su gastronomía, estilo de vida y sus palabras"
- La diseñadora sorprende con un desfile 'sordo' en Casa Árabe
- El artesonado de la capilla Máximo inspira los estampados
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week en rtve.es
Es la tercera vez que Pilar Dalbat está en Madrid Fashion Week pero la primera que hace un desfile, ya que antes ha presentado sus trabajos de una forma más artística y conceptual. Pero Dalbat se sale siempre de lo convencional y ha hecho un desfile sordo en Casa Árabe. Modelos, prensa e invitados llevaban cascos para escuchar la música a la que daba paso el sonido del agua. “Quería aislar y crear una burbuja para trasladarse al patio de una casa árabe”.
Las colecciones de la diseñadora siempre parten de un proyecto cultural y en esta ocasión es la recuperación de la capilla Neomudejar del Colegio Máximo de Cartuja, en Granada. Allí ha encontrado la inspiración para sus estampados y patrones. “La idea es hacer una interpretación y una nueva lectura del legado de Granada, reinterpretarlo, ya que hemos heredado su forma de vida, la gastronomía y algunas palabras”.
Y también algunas prendas que la sociedad occidental ha hecho suyas a través de la moda, como el caftán o la chilaba. Piezas que ahora se actualizan con tejidos como el denim o la piel. Dalbat hace un intenso trabajo de investigación textil y arriesga mezclando materiales tan distintos como el plástico con el algodón.
Los estampados son ahora muy protagonistas. “Toda la gráfica que he empleado es una lectura lineal de los artesanados neomudejares pintados a mano o bordados en piedra y cristal”. Algunos de ellos tienen un ligero estilo digital, lo que moderniza todavía más la traslación de imágenes”. Dalbat utiliza un tejido azul de raya diplomática pero luego salta a un atrevido tejido desflecado en blanco roto. Y hay golpes de rosa. “Pienso siempre en las mujeres y el rosa es muy femenino, pero intento huir de lo evidente y no caer en estereotipos, tan solo dar feminidad a la colección”.
Las primeras salidas son muy estructuradas y un tanto masculinas pero luego la colección coge ligereza. “Es todo más fluido, vaporoso y fresco. Hay mucho tejido texturizado pero con ligeros toques flúor que dan contraste”. La diseñadora utiliza los tejidos más brillantes como transición y aquí destaca el uso de la napa dorada en distintas prendas.
El vestido se desarrolla en múltiples versiones, desde los más sencillos de línea recta hasta los más voluminosos, casi oversize. Los vemos en tonos lisos de azul índigo, con estampados de cuadros, con franjas de napa de tres colores o mezclando distintos tejidos: un vestido multitextura que es un vestido multicultura. Hay vestidos que tienen versión día y versión noche, y otros que por delante son claramente occidentales y por la espalda sorprenden por su conexión con la cultura árabe. Y todo gracias a un cinturón que aparece y desaparece.
“Hay un exceso de color, es la colección más colorista que he hecho”, revela. “Quizá sea consecuencia de un estado de ánimo. Esto es un sueño cumplido; hacemos los que queremos, donde queremos y somos fieles a nosotros mismos”.