Schlesser se renueva y emociona con Daniel Rabaneda
- Rabaneda se estrena como director creativo de la casa Schlesser
- Pretende hacer de la firma un referente en sastrería femenina
- ¡Me he enredado en patrones para llegar a lo más sencillo!”, revela
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Nuevos aires corren por el taller de la firma Schlesser que vive una tercera e interesante etapa tras la salida de su fundador, Ángel Schlesser, en 2016 y su relevo por parte de Carolina Menéndez. Desde febrero de 2018 cuenta con Daniel Rabaneda como director creativo que pilota un equipo con tres diseñadores.
Un interesante fichaje con el que la firma, propiedad de Óscar Areces, pretende volver a ser interesante y fascinante, como lo era con Ángel Schlesser, y dejar atrás unos años unos años tintados de gris.
“Me lo tomo como un reto, estoy aprendiendo mucho porque me enfrento a situaciones que antes no he vivido, es otro tipo de trabajo, un grupo grande, una gran empresa. He aprendido también temas de producción y ventas, sobre cómo enfocar las colección para que sea también comercial”, cuenta el joven diseñador que ahora trabaja para una firma grande, con dos tiendas propias en Madrid y Santander y otros cuatro puntos de venta en Madrid, Valencia, Palma de Mallorca y Málaga.
Dice que nota la presión por todos los lados, porque hay muchas expectativas sobre la colección, dentro y fuera de la casa. De él se espera que mantenga a la clienta actual pero además que atraiga a otra, más joven. “Es buscar el equilibrio entre la imagen y lo comercial, atraer a una nueva clienta, más joven, pero a la vez mantener a la clienta de siempre y rejuvenecerla, mostrarle otra forma de vestir”.
Rabaneda es joven pero curtido en la moda, y no porque sea familiar del ilustre Paco Rabanne, más bien porque con esfuerzo y talento se ha hecho un nombre en el sector, tanto diseñando para su firma como enseñando como profesor en el Centro Superior de Moda de la Universidad Politécnica de Madrid. Cuando le propusieron el puesto en Schlesser tardó en contestar 48 horas. Es un tren que no podía dejar escapar.
“He estado observando el trabajo anterior, el patronaje y he visto que tenemos muchas cosas en común, como la simpleza de líneas y el trabajo de recargar muy poco para lograr algo sofisticado. ¡Me he enredado en patrones para llegar a lo más sencillo!”, revela. Su propuesta en amplia y, en palabras del diseñador, “rompe con la última etapa, a nivel estético y porque hay un cambio de concepto. No en el estilo, más bien en los materiales utilizados”.
Su ‘concepto’ de moda se aleja del estilo alfombra roja, de los vestidos de noche en tejidos brillantes, del lujo evidente. Su apuesta está más conectada con la calle, con el día. “He querido conectar con Ángel Schlesser, he visto que lo que más se vende son los vestidos y veía la sastrería muy poco trabajada, quiero que sea una firma abanderada de la sastrería femenina. Parto del patrón sastre que es impecable para llegar a otros más jóvenes, e incluso para llegar a vestidos”.
Rabaneda se estrena en la sastrería, dice que ha investigado a conciencia y que ahora le apasiona, y ha jugado con los anchos de los pantalones, que son más famosos en la casa que las faldas, utilizando pinzas y haciendo cortes atrevidos.
La paleta de color se sale de los tópicos del verano, “no hay mucho colorinchi”, dice. “He utilizado colores cómodos para conectar con la esencia de Schlesser”. Vemos tonos icónicos de la firma como el azul marino y blanco pero también otros como el gris que forma parte del universo Rabaneda. “He trabajado también con los marrones y el camel, que no me gustaba, y hay acentos más alegres de verde mostaza, rojo apagado, naranja jugoso, lila…”
Los estampados se limitan a un cuadro sastrero, cuadro ventana y rayas porque la texturas de los tejidos es tan relevante que tiene el poder de transformar los lisos. Hay abrigos muy elegantes, una prenda versátil muy ligada a la casa, y punto, concretamente un canalé plisado para vestidos y superposiciones marcadas por los bloques de color. “Vienen de los broches porque hemos hecho una colección de joyería con Dsnú, en madera de ébano y oro verde, inspirada en los mapas topográficos”. Piezas que se aplican a vestidos camiseros, como elemento decorativo, o retienen los pliegues de otros. “Realmente los broches son el punto de partida de la colección”, dice.
No descarta hacer ropa de hombre, aunque no se lo plantea ahora, y quiere mantener en activo su propia firma, Rabaneda. “Me gustaría seguir experimentando con ella. Es algo muy diferente a Schlesser y me define más como diseñador porque me permite investigar más con los tejidos y las tecnologías aplicadas al vestir”.
Después fue el desfile de Shoop. La firma escogió un gimnasio para presentar sus propuestas urbanas, revisando la estética chandalera y callejera. Las prendas se inspiran en patrones deportivos obvios pero se valen del color para trasladarse a la calle. El negro es el hilo conductor, mezclado con blanco o combinado con colores apagados. Las chaquetas y camisas pierden sus mangas para convertirse en chalecos, y destacan las mezclas de pantalones de pinzas, confeccionados al uso de la sastrería tradicional, con camisetas muy sport.
Los trajes llevan pliegues en la parte trasera de las mangas y en la espalda que se abren al caminar y enseñan colores atrevidos. Detalles característicos de la colección como huecos, aberturas y deshilachados que " representan esos vacíos que en ocasiones tendemos a llenar con un chute de endorfinas a base de gimnasio. Por otro lado, detalles como bordados de flores evocaban una belleza melancólica", dicen los diseñadores.
Las piezas más potentes, de asfalto, contrastan con otras más 'femeninas' con flores bordadas y colores alegres. Un contraste que habla de sentimientos y trasmite emociones.
La firma, capitaneada por Miriam Sanz y Yohei Oki, hace también prendas para mujer pero bucean sobre todo en el universo masculino, abriendo la puerta a una nueva forma de entender la moda, sin miedos, sin obstáculos, sin barrerras. Es el poder del deporte, el símbolo de la superación, y del triunfo.