Teresa Helbig hace de su mujer la flor más bella del jardín
- La diseñadora se inspira en las geometrías de los jardines ingleses
- Destacan sus bordados de rafia y las aplicaciones de cuero encerado
- Helbig presenta su primer bolso, una pieza especial ideada para viajar
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¿Hay conexión entre la jardinería y la costura? La pregunta la hace Teresa Helbig y la respuesta está en su colección. “Sí la hay, en un jardín, las plantas, los árboles y las flores forman un tejido, cuentan una historia y cada jardín es diferente, único, como una colección”. La suya, Knot Gardens, traslada los códigos estéticos de los jardines ingleses a prendas de ensueño trabajadas a mano, con delicadeza, mimo, arte.
“Hemos utilizado cuerdas de cuero enceradas y piel para crear cintas y tiras que aplicamos sobre tul de algodón, como en este vestido quimono que recuerda a la estructura de la Torre Eiffel”. Y es que todas las prendas llevan aplicaciones que simulan geometrías, juegos de líneas que se cruzan o encuentran formando casi una armadura que protege el vestido.
Cuenta que ha empleado técnicas nuevas, "como el bordado con rafia que se hace con tres agujas. En esta colección hay mucha experimentación pero también muchas sublimación, como en estos vestidos con cintas de glitter metalizado en cobre aplicadas con termosellado que parecen un estampado”.
Sorprenden varias piezas. Vemos un irresistible mono de cuero estampado con delicadas flores, motivo que decora un vestido en georgette de seda que lleva bellísimos plisados. Hay vestidos con cuero encerado muy patronados y estructurados que moldean el cuerpo, minivestidos de manga larga con “chapas metálicas que se pintan a mano para crear estampados, ¡hay algunas que llevan hasta cuatro colores!”.
Impresiona un short ‘avolantado’ en pitón que se feminiza con una camisa en georgette, delicada y sutil, pero sensual a la vez. Y también una falda trenzada a mano sobre un tul valencienne que moldea el cuerpo y se lleva con una bomber en georgette de seda.
Helbig resta seriedad a las prendas utilizando capuchas de quitan y pon, y con cinturones en piel de grandes nudos que aportan un plus de juventud a la propuesta. Vemos un minivestido con el cuello decorado con un mini jardín de flores blancas. Un elemento que se convierte en collar para adornar otro vestido largo de tiras que se cruzan formando un laberinto de costura. “Las flores son de cristal de murano, porcelana, cera y tejido pintado pétalo a pétalo”, revela y pone así énfasis en el carácter artesanal de la colección.
Hay un sastre, otra de las piezas icónicas en la casa. Este es blanco, sin solapas pero muy escotado y lleva bordados de cristal que simulan jardines vistos desde el cielo. Irresistibles son sus vestidos bohemios, renovados y actualizados con divertidos degradés de colores vivos y sobre todo destaca un diseño largo, de fiesta, que lleva estrellas de glitter de dos colores. Otra proeza sublime de Helbig. La diseñadora presenta su primer bolso, una pieza muy especial y versátil ideada para viajar y que tiene previsto hacer en distintos materiales. Los zapatos, “coquetos y gamberros”, son botines de cana alta en tono crudo.
Una colección muy especial que se ha contagiado con la belleza de la naturaleza pero también con su perfección. Si un jardinero puede convertir un secarral en un vergel, Helbig puede transformar un trozo de tela en una obra de arte. Y lo mejor, es que cobrará vida sobre el cuerpo de una mujer. La actriz Verónica Echegui, con peluca rubio platino, ha sido la estrella del desfile.