Custo Barcelona y la exaltación del minivestido
- La firma ofrece infinidad de variaciones del vestido mini
- La colección se basa en los tejidos técnicos y los metalizados
- El bañador sale del agua para pisar con fuerza el asfalto
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week en rtve.es
Custo Barcelona hace un homenaje al vestido, exactamtente al vestido en su mínima expresión. Lo desarrolla hasta el infinito jugando con los patrones, tejidos y colores rescatando su pasado, reinterpretando su presente e inventando su futuro. Su aguja, inquieta y rebelde, hace guiños a décadas pasadas, revisando los códigos de culturas urbanas y homenajeando a grandes de la costura. Vemos vestidos con capucha ochenteros, vestidos pañuelo inspirados en iconos de Leonard, Hermés o Versace, vestidos mini de los rebeldes 60 y vestidos diosa pero completamente renovados, rejuvenecidos y actualizados.
Custo se olvida de helenismo, de gasas vaporosas y de pliegues románticos y, quizá pensando en las hijas o nietas de las mujeres del Olimpo, se inspira en todas las expresiones de la luz, desde el brillo al mate, y propone piezas luminosas que atrapan los rayos de la luna y del sol para lanzar destellos iridiscentes y tornasolados que aportan un aire futurista. Los vemos también con capas ligeras pero también con formas osadas que juegan a enseñar y ocultar.
Las transparencias entran en ese juego y hacen que la piel que se adivina entre a forma parte del tejido, como un patchwork de texturas naturales. Pero pensando en el mañana más que en pasado la firma convierte el típico patchwork de tejidos plano en un conjunto de texturas tridimensional que utiliza en distintas prendas, a veces de forma sutil y otras con ganas.
Hay vestidos en los que la mezcla de materiales es brutal, con jacquares de seda con lúrex, punto con estampado y gomas elásticas, un novedoso punto de acetato, aplicaciones de plumas y cristal sobre tejidos muy texturizados… Una propuesta urbana, cosmopolita.
Una colección sin temporada que podría venderse en Los Ángeles o en Ibiza. El color, eclipsado por los acabados metalizados, sobresale en algunos tonos mate de blanco luna y amarillo sol.
No faltan los guiños a la propia historia de la casa y, aunque ahora lo que más trabajan son los bordados y las aplicaciones artesanales, se rescatan algunos estampados que podemos adivinar en tejidos de caricia metálica, dibujos que saltan del algodón a tejidos de laboratorio.
Pero en esta colección, extensa, hay otros estampados más tradicionales, si es que se puede utilizar esta palabra para hablar del mundo Custo Barcelona. Se usan en vestidos veraniegos, de tejidos y patrones cómodos. Muy apetecibles, muy fáciles de vender y de llevar.
No tanto son los bañadores que en esta colección parecen una nueva forma de vestido. La casa los convierte en prendas de calle, ideales para sirenas que al contacto con la arena cambian la cola por dos bellas piernas para caminar por la pasarela.
Junto a las prendas más veraniegas vemos abrigos batín, cazadoras bomber, chaquetas… prendas que completan la colección para ayudar a luchar contra los caprichos de los dioses que dominan la lluvia, las tormentas o el viento.