Maria ke Fisherman: un nuevo concepto de moda, un nuevo amanecer
- Los tejidos mutan según la temperatura corporal y ambiental
- La cultura rave o el anime japonés son algunas de las referencias
- El desfile se ha hecho en las obras de la futura torre Caleido
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week en rtve.es
Se les echó de menos en la edición anterior pero a veces un parón temporal es necesario para resetearse y meditar sobre lo qué quieres hacer o hacia dónde dirigirte. Maria Ke Fisherman, una de las firmas más rompedoras e interesantes de la moda, regresa con un trabajo imponente; por varios motivos.
Para llegar al desfile hay que atravesar las obras de la que será la quinta gran torre de Madrid, Caleido, que tendrá 165 metros de altura y 36 plantas. Avanzamos detrás de una hormigonera entre montañas de hierros, palés, bloques de cemento y una nueve de polvo. Son más de las nueve de la noche y los obreros siguen trabajando. Alejandro G. Palomo, de Palomo Spain, Macarena Gómez, Brays Efe y el fotógrafo Gorka Postigo son algunos de los invitados que se sientan frente a seis remolques de camión, de tres ejes cada uno, que se convierten en una pasarela instalada en un espacio lleno de grúas.
Por ahí caminan las modelos con prendas que tienen muchas referencias pero un único mensaje. “En estos meses hemos dado vueltas al concepto que queríamos hacer. No hacemos ropa, nosotros queremos hacer arte, contar una historia. Queremos que cada prenda tenga mucho de nosotros y se distinga”.
Su mensaje habla de un sueño, de un futuro lleno de luz. “Hicimos un tablón con más de mil fotos de películas, series, dibujos, libros y los mezclamos todo. Y luego repasando nuestras colecciones vimos tres constantes: el exploitation japonés de los 70, el anime de los 80 y la cultura digital de los 90. Todo esto unido a la cultura rave ha marcado esta colección”, cuentan.
Para plasmarla imaginan cómo sería el festival Woodstock de 1969 si se celebrara dentro de cien años. “Nos lo imaginamos lleno de luz y la gente vestida con tejidos más rústicos, texturas de algodón crudo poco trabajado, tejido de saco, ¡texturas que nunca hemos trabajado!”.
Las prendas se aferran al cuerpo marcando la silueta. Vemos tops muy cortos y pantalones muy pegados de talle alto y un corte en la cintura que cambia las clásicas proporciones de esta prenda para que parezca que tenga dos talles.
La pasarela se llena de prendas innovadoras. María y Víctor utilizan tejidos que se transforman según la temperatura corporal y ambiental. Prendas conectadas con el entorno que a su vez marca la prenda, como un conjunto de abrigo y pantalón en negro reflectante iridiscente que está inspirado en la futura Caleido, el nuevo faro de la capital. “Es un sueño estar aquí, es como estar dentro de una pirámide faraónica que se está construyendo, por eso hemos trabajado con el espacio”.
El punto, seña de la casa, se trabaja como en los años 60, incluso en punto denim. Vemos prendas con un estampado tie-dye que parecen manchas deslavadas. Hay prendas rompedoras y otras más clásicas. Las superposiciones no ocultan la ropa, al contrario, la muestran gracias a cortes y rotos en los pantalones y vestidos, casi siempre con patrones geométricos.
El cuerpo cobra protagonismo. Un body deja el pecho descubierto y cubre el torso con un bordado vegetal, hay vestidos con tela de red en los hombros y rajas bajo el pecho.
Vemos mucho punto en todo tipo de piezas y colores, sobre todo blanco y naranja: jerséis con bermudas, vestidos blanco y mostaza con el logo de Nike bordado en negro, sudaderas. También, piezas de punto que abrazan un traje o decoran el talle alto de un pantalón en contraste de color. “Es muy complicado patronar el punto pero lo hemos trabajado mucho y también hemos controlado mucho los volúmenes”.
Destacan los vestidos de silueta imposible realizados con una falda corta, un pantalón y una falda larga que contrastan con prendas más comerciales, básicos como camisas, camisetas y pantalones. Su propuesta, con varias prendas que no tienen género, va más allá de la ropa y el desfile es una puerta a otra dimensión, una invitación a otra forma de entender la moda. El mundo cambia a pasos agigantados y ellos no quieren quedarse atrás con patrones anclados al pasado. Sus costuras son líneas discontinuas de una carretera que lleva al futuro, un futuro esperanzador, un futuro de luz.