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'La joven Frances', ¿qué buscamos en la vida?

La historia de dos amigas, una actriz y una asistente jurídica, que se enfrentan a decisiones fundamentales
Un cómic del canadiense Hartley Lin, nominado a los Eisner 2018

06/08/2018 09:21 horas

Por JESÚS JIMÉNEZ

Detalle de la portada de 'La joven Frances'

¿Qué es lo que realmente buscamos en la vida? ¿Triunfar profesionalmente? ¿El amor?... Esa es la gran pregunta que nos plantea La joven Frances (Astiberri) un cómic que fue finalista a los Premios Eisner de 2018 en la categoría de Mejor Número autoconclusivo y que pertenece a la serie Pope Hats, que el canadiense Hartley Lin (Toronto, 1981) lleva desarrollando desde 2011, con gran éxito. Un cómic excepcional con personajes realmente inolvidables que nos habla sobre las apariencias, la amistad, el paso a la edad adulta y los entresijos del competitivo mercado laboral norteamericano.

Las protagonistas de la historia son la asistente jurídica Frances Scarland, que es reclutada por el socio más importante de una gran empresa de abogados, y su amiga de la infancia y compañera de piso Vickie, una estupenda actriz de teatro "off Broadway" a la que ofrecen un papel en una exitosa serie de televisión protagonizada por una fiscal que de noche se convierte en una justiciera. El trabajo diario de oficina de Frances contrasta con los sueños mucho más glamurosos de Vickie.

Pero la relación entre ambas es el eje de la historia. Una relación que adivinamos desde la portada del cómic en la que Vicki aparece toda glamurosa como si estuviera posando, mientras que Frances parece que acaba de salir de trabajar. Y su postura nos muestra su carácter tímido y reservado. Así es como se siente Frances frente a su amiga, la glamurosa actriz.

Frances

Demostrando una sensibilidad excepcional, Hartley Lin nos cuenta como esa tímida y seria estudiante de bachillerato, Frances, pasa a ser una empleada supercompetente a la que se rifan los socios del bufete de abogados. Pero ella no está demasiado intersada en ascender, lo que les tiene a todos perplejos. Ya que se pasan la vida conspirando contra sus propios compañeros, mientras que Frances se limita a hacer su trabajo y se vuelve a su casa.

Todos interpretan sus papeles como si fueran actores. Incluso en los juicios, que parecen más juegos de poder y de apariencias que otra cosa. Siempre están esperando a tener un golpe de suerte para ascender o a que sus posibles competidores tengan un resbalón que les haga abandonar la oficina con sus cosas en una caja de cartón, como hemos visto en tantas películas. Entonces el gran jefe le ofrece a Vickie un trabajo que la obligará a tomar una decisión.

Aunque sea tan competente, en el trabajo Frances no cree que sea especial, y en lo personal se siente acomplejada frente a Vickie, a la que considera una gran estrella, una amiga que no se merece y que lleva una vida de película a la que ella nunca podrá aspirar. Eso también afecta a sus relaciones con los hombres, ya que se siente poco interesante y agraciada.

No será hasta que logre deshacerse de esos complejos cuando Frances logrará tomar las decisiones que debe para hacer avanzar su vida. Y, a partir de ese momento, su vida se volverá mucho más interesante.

Vicky

Mientras, Vicky parece tenerlo todo: su belleza y su éxito profesional. Pero, a veces las apariencias engañan, porque cuando consigue el éxito y la fama empieza a plantearse también si realmente es eso lo que deseaba. O si era más feliz antes.

Empieza a pensar qué hay de cierto en su vida o si está viviendo la vida que otros esperan de ella. ¿Y cuál es la vida que le interesa, la ficticia o la real? Además admira a Frances por su inteligencia.

Es curioso que mientras Frances sobrevive a las conspiraciones de fiscales reales dispuestos a todo, su amiga Vickie viva en un mundo similar pero de ficción, interpretando a esa fiscal que de noche se convierte en justiciera. Un paralelismo que dará mucho juego al autor.

Al final ambas madurarán y crecerán, mental y profesionalmente, al atreverse a tomar esas decisiones que les cambiarán la vida. Y lograrán mantener la amistad a pesar de todas las dificultades.

Unos personajes maravillosos

Tanto Frances como Vicky y el resto de personajes son absolutamente maravillosos y se mueven en terrenos que todos conocemos; pero Hartley los hace mucho más atractivos gracias a su sólida narración, sus diálogos certeros y un sentido del humor maravilloso (a veces incluso absurdo).

Sin olvidar sus estupendos y sencillos dibujos, muy expresivos y que oscilan entre la naturalidad y lo caricaturesco (como ese socio de la empresa cuyo gigantesco tamaño hace que nos recuerde a un mamut).

Un cómic apasionante, con ese maravilloso retrato del mundo laboral norteamericano; ese juego constante entre la ficción (las apariencias) y la realidad; ese canto a verdadera amistad; y unos personajes tan humanos y fascinantes, que os conquistarán desde la primera viñeta.

Una gran obra de un autor imprescindible que ha recibido los premios Ignatz y Joe Shuster, y ha sido nominado al Esiner. Estamos ansiosos de poder leer más cómics suyos en castellano.

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