Denzel Washington: "Solo busco una buena historia que me atrape, no me importa el género"
- Denzel Washington repite en el papel de un justiciero en la ultraviolenta The Equalizer 2 (El protector)
- RTVE.es entrevista al actor neoyorquino y al director de la cinta, Antoine Fuqua
Del mafioso de American Gangster al boxeador de Huracan Carter o el líder de los derechos civiles de Malcom X. El potente rostro de Denzel Washington está vinculado a una larga carrera de papeles camaleónicos, sin obviar su pasión por los escenarios en la que se ha volcado en el último año y que le tienta a apartarse lentamente del cine.
Esta búsqueda de variedad, aunque con abundancia de roles de “héroe urbano”, choca con la participación por primera vez en una secuela de las que antes había renegado.
La estrella neoyorquina se mete de nuevo en la piel del justiciero Robert MacCall en The Equalizer 2 (El protector), donde repite bajo el mando de su amigo el director Antoine Fuqua. Un filme que aterriza en los cines españoles este 10 de agosto.
“No había hecho una secuela hasta ahora porque no había encontrado ninguna que me hubiera interesado. Con mi personaje en la película comparto la necesidad de ayudar a los demás pero nunca lo haría como lo hace él. Yo intento mantenerme al margen de los asuntos de cada uno”, asegura el actor en una entrevista para RTVE.es para presentar el filme a su paso por Madrid.
Justicia y venganza bordean los límites en este cócktel de violencia extrema con alguna concesión al género fantástico. El filme está basado en una serie televisiva americana de los 80, en la que emerge la eterna lucha del bien contra el mal. “Lo que más vende en la sociedad es lo negativo pero hay más gente buena que mala”, apunta el actor que es un reconocido creyente.
Un justiciero letal
El filme, cuya primera parte fue un auténtico taquillazo, muestra a Washington como una especie de superhéroe maduro y mortífero, un trasunto de Charles Bronson, Bruce Lee y Chuck Norris que se convierte en un vengador puro y duro aunque esta vez deja entrever su lado más personal. “La principal novedad es que MacCall se acerca a la gente y abre un poco su corazón”, señala el intérprete.
Un papel para el que el actor se ha entrenado a fondo en artes marciales y boxeo aunque su protagonista relativiza el uso de la ultraviolencia en pantalla: “Es solo una película no es un documental, es entretenimiento con una banda sonora y no va a tener consecuencias reales”, afirma.
“Creo que la clave del éxito de este personaje es que la gente está deseosa de justicia y más en este mundo en el que parece que hay falta de ella y entonces está bien llevarlo al cine”, añade el director Antoine Fuqua (El rey Arturo), que muestra querencia en su filmografía por los thrillers sostenidos por héroes torturados.
Denzel Washington es una estrella de las que no pierden brillo Por él no parece discurrir el tiempo y luce los 63 años mejor llevados de la Meca del cine donde ya es leyenda con dos Oscar en la estantería.
Al intérprete y director afroamericano la escuela militar le salvó de unas calles turbulentas. En sus palabras, decidió ser actor porque se dio cuenta de que no había otro como él y desde entonces cuarenta años en primera línea le avalan.
“Cuando escojo una película no pienso en un personaje, el guión es el que manda y no me dejo guiar por los géneros. Solo busco una buena historia que me atrape”, apostilla el neoyorquino al que cuesta arrancarle unas lacónicas respuestas apuntaladas por su característica sonrisa.
Este punto de introversión lo comparte con el exagente de élite MacCall, que en The Equalizer 2 aspira a llevar una vida anodina y tranquila como conductor mientras resuelve injusticias anónimas con métodos expeditivos.
El vengador deberá enfrentarse a los demonios de su pasado encarnados en sus antiguos compañeros de fechorías tras el brutal asesinato de su amiga Susan (Melissa Leo), en un filme en el que también participa Pedro Pascal (Narcos) en un papel con sorpresa, y el desorientado joven Miles (Ashton Sanders) con el que el exagente de la CIA establece una relación casi de padre e hijo. Un vínculo que ha traspasado la película y que entronca con la labor de Washington como productor e impulsor de nuevos talentos.
“Con Ashton desarrollamos una relación en el set en el que me preguntaba cosas del negocio. Preguntas que hace un chico joven a una persona con más experiencia y esa dinámica se trasladó tanto delante como detrás de las cámaras”, explica el actor que recibió el premio Donostia a su trayectoria en 2014.
Con esta cinta, el intérprete repite al lado de Antoine Fuqua en una fructífera relación que ya suma cuatro películas: Training Day que le valió el Oscar a Washington por su papel de policía corrupto en 2001, The Equalizer 1 o el reciente remake de Los siete magníficos (2006).
“Es que cuando le ves trabajar te das cuenta de que es el mejor actor de su generación. Está absolutamente comprometido (…) En esta secuela queríamos hacer algo más emocional y que la gente conectara con el personaje. Denzel y yo hablamos mucho de los niños de hoy en día que necesitan ayuda y que necesitan que les guíen”, explica el realizador.
A pesar de las gotas emocionales y de un primer tramo más sosegado, el filme es pura acción y violencia. El director recurre de nuevo a la fórmula del slow motion y a escenas espectaculares como un destacable desenlace en mitad de un huracán. Son secuencias perfectamente coreografiadas que pretenden sumergir al espectador en la mente del atormentado y taciturno Robert McCall.