Microcréditos de concesión rápida y venta de joyas de oro, posibles vías de financiación de los terroristas del 17-A
- El juez instructor ha solicitado datos a tres entidades sobre seis personas que pudieron haber pedido préstamos
- La célula yihadista tardó sólo dos meses en preparar los ataques por su "capacidad de adaptación logística"
La célula terrorista de Ripoll que atentó en Las Ramblas de Barcelona el 17 de agosto del año pasado podría haber financiado mediante microcréditos de concesión rápida la compra de los productos necesarios para fabricar explosivos, mientras que recurrió a la venta de joyas de oro para lograr ingresos rápidos justo antes de la fecha de los ataques.
Así se recoge en el sumario de la causa que instruye el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, quien solicitó el pasado 11 de junio a tres entidades de préstamos de concesión rápida todos los datos que posean sobre la petición y concesión de microcréditos a dos de los miembros de la célula yihadista y tres de sus familiares. De este modo, rastrea las posibles vías de financiación a las que pudieron acceder los terroristas y si se valieron para ello de sus allegados.
Petición de información sobre seis personas que pudieron pedir préstamos
En el sumario de la causa se incluye el auto en el que el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 pide información a esas empresas sobre un total de seis personas. Una de ellas es Younes Abouyaaquoub, que fue el conductor de la furgoneta que atropelló y mató a 13 personas en Las Ramblas de Barcelona, aunque también pide datos similares sobre su hermano Hicham, que es objeto de seguimientos policiales.
Las pesquisas se dirigen también sobre las gestiones que pudieron haber hecho ante estas entidades Mohamed Hichamy -uno de los terroristas abatidos por la policía autonómica en Cambrils- y Rachid y Saber Oukabir, cuyo hermano Moussa resultó también muerto en la localidad tarraconense.
El último a quien se investiga en relación con estas entidades es Mohamed Houli, quien resultó herido en la explosión de la casa de la localidad tarraconense de Alcanar, donde los terroristas elaboraron los explosivos y almacenaban un centenar de bombonas de butano.
Concretamente, el juez reclama "información detallada de la solicitud de microcréditos, tanto efectivos como denegados por la entidad", datos sobre cualquier otro producto financiero solicitado con indicación del saldo y copia de los documentos aportados.
En relación con el fallecido Hichamy, los Mossos advierten en su informe que, si se tiene en cuenta que una de las empresas citadas ofrece dinero a crédito de una forma rápida, todo parece indicar que este terrorista buscaba conseguir el efectivo, "evidente para no ser retornado", con la finalidad de adquirir las sustancias precursoras para la fabricación de explosivos, algo que se ha constatado que hicieron durante esas fechas.
Fuente habitual de financiación para los yihadistas
La investigación ha desvelado que Hichamy se puso en contacto con una de las empresas poco antes de los atentados, ya que el 20 de agosto de 2017 era la fecha en la que parece que los terroristas preveían cometer los atentados con explosivos que habían planificado, algo que se frustró debido a la explosión ocurrida en Alcanar la noche antes del ataque en Las Ramblas.
También se detalla que entre los escombros de ese inmueble demolido por la deflagración se halló un teléfono móvil perteneciente a Houli donde se encontraron pruebas del contacto del presunto terrorista con otras empresas prestamistas.
Los Mossos relatan en su informe al juez que las peticiones a empresas de microcréditos para financiar atentados terroristas tiene como antedecentes la actuación del yihadista Amedy Coulibaly, quien obtuvo un crédito de 6.000 euros para financiar el atentado de París y la huida a Oriente Próximo.
Ese sistema de financiación ha sido usado por los denominados 'combatientes extranjeros' (foreign fighters) para desplazarse a zonas de conflicto como Siria o Irak, "siendo un dinero que nunca devolverán y que cederán a la organización terrorista DAESH una vez llegados a su territorio".
Venta de joyas como forma de ingreso
Además, desde el 12 de agosto, varios terroristas se dedicaron a la venta de oro para conseguir ingresos para el final de los preparativos.
Aalla fue uno de los encargados de esas ventas, para las que acudió a dos locales de la localidad castellonense de Vinaroz en los que presentó su permiso de conducir español como identificación pero no su dirección, alegando que estaba de vacaciones.
La primera vez obtuvo 800 euros por varias joyas y en la segunda ocasión, aunque la dependienta valoró las piezas que le llevaba en 814 euros, el trato se rompió cuando la mujer sospechó que las joyas podían ser robadas.
Mohamed Houli -herido en Alcanar y actualmente en prisión- fue a las mismas tiendas por separado y se identificó con su DNI. En uno de los establecimientos, vendió una medalla, dos alianzas, un juego de pendientes, dos anillos y una pieza suelta que la dependienta valoró en 550 euros. La víspera de los atentados, Houli consiguió 1.118 euros por 18 pendientes, 4 anillos, 2 cadenas, 6 colgantes y una pulsera en otra tienda dedicada a la compra de oro.
Se prepararon en tan sólo dos meses
El sumario también revela que la célula yihadista preparó el ataque en tan sólo dos meses, cuando en principio se estimaba que habían tardado medio año. En ese tiempo tan breve, sus integrantes compraron centenares de litros de agua oxigenada y acetona para fabricar el explosivo conocido como 'la madre de Satán' y vendieron joyas de oro para conseguir rápidos ingresos.
Informes de los investigadores que forman parte del sumario de la causa detallan la importancia y "capacidad de adaptación y de flexibilidad" del grupo logístico de la célula, encargado de llevar a cabo todo tipo de trámites para preparar el atentado.
Ese grupo estaba integrado por Mohamed Hichamy (abatido en Cambrils), Youssef Aalla (muerto en la explosión en la casa de Alcanar) y Younes Abouyaqooub, que fue el autor material del atropello de Las Ramblas y resultó abatido por los Mossos unos días después.
El superior directo de los tres era Abdelbaki Es Satty, imán de la localidad gerundense de Ripoll y presunto cerebro de los atentados, quien también murió en la explosión de Alcanar.
Tutoriales sobre explosivos en internet y compras masivas de agua oxigenada
Los preparativos comenzaron en junio de 2017, cuando Hichamy empezó a visionar tutoriales en el portal de internet YouTube sobre la preparación de explosivos.
El 8 de julio compró por primera vez peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), necesario para fabricar el peróxido de acetona o TATP, un explosivo conocido como 'la madre de Satán'. Esa primera compra la realizó en un establecimiento de una conocida cadena de supermercados -donde adquirió 20 botes pequeños de marca blanca-, pero a partir de ese momento, las compras fueron más grandes y las hicierons en fábricas y polígonos de distintas localidades españolas, de Tortosa a Vinaroz o San Carles de la Ràpita.
Según el sumario, el 12 de julio se produjo el punto de inflexión por el que la célula pasa de la "fase de planificación" a la "fase de acción y preparación de las acciones terroristas" que ejecutaron finalmente 36 días después y que causaron 16 muertos y más de 120 heridos.
Para comprar litros de agua oxigenada, utilizaron en dos ocasiones la documentación de Said Ben Iazza, que está en prisión y que es considerado "cooperador necesario" en los atentados, ya que también prestó a los terroristas una furgoneta para hacer compras.
Los investigadores han rastreado el proceso de preparación llevado a cabo durante esos dos meses a partir de los restos hallados en los escombros de la casa de Alcanar y han comprobado que adquirieron, por ejemplo, fundas de almohada y paquetes de bridas en un establecimiento chino, o interruptores y bombillas en una tienda de electrónica.
También intentaron obtener sin éxito tela negra, similar a la que después se halló en el chaleco explosivo encontrado entre las ruinas de Alcanar.
El 15 de agosto compraron en distintas gasolineras 20 bombonas de butano de color naranja (siempre de cinco en cinco), que luego intentaron sin éxito cambiar por otras de color gris.
Con esas gestiones, la célula terrorista confeccionó entre 80 y 120 kilos de TATP, un material que no pudieron emplear en los atentados debido a la explosión accidental del chalé de Alcanar donde preparaban el ataque.