El Senado argentino debate la ley para despenalizar el aborto entre manifestaciones a favor y en contra
- Aunque el Congreso aprobó por un estrecho margen el proyecto de ley, todo apunta a que el Senado lo tumbará
- La cuestión ha dividido a la sociedad argentina y a los partidos, que han concedido libertad de voto a sus miembros
El Senado de Argentina debate desde primera hora de la jornada la controvertida ley para despenalizar el aborto en las primeras 14 semanas de gestación, una cuestión que ha abierto una profunda división en el seno de la sociedad argentina y que ha movilizado a partidarios y detractores, que este miércoles se manifiestan ante la Cámara Alta y por todo el país.
El proyecto de ley, impulsado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, fue aprobado en el Congreso en junio, aunque por un estrecho margen de apenas cuatro votos -129 a favor por 125 en contra-, lo que refleja claramente que el país se ha partido por la mitad en torno a esta cuestión.
La última palabra corresponde a los 72 senadores, a quienes los principales partidos, también divididos por la propuesta, han dado libertad de voto para que actúen en conciencia, como ya hicieron con los diputados.
Sin embargo, los recuentos basados en los pronunciamientos previos de los propios senadores apuntan a que el bloque contrario al proyecto de ley suma 37 votos, por solo 31 de quienes apoyan la despenalización de la interrupción del embarazo. El debate se prevé largo e intenso, por lo que la votación definitiva se espera para la noche del miércoles o incluso la madrugada del jueves.
En cualquier caso, el mero hecho de que se debata una cuestión tan sensible en el país del papa Francisco revela el cambio social en Argentina, donde en materia de aborto todavía rige el código penal de 1921, que solo permite interrumpir el embarazo en caso de violación o riesgo para la vida de la madre.
Una sociedad partida por la mitad
El mérito corresponde al presidente del país, Mauricio Macri, que dio luz verde a la tramitación parlamentaria del proyecto de ley -ya había sido presentado hasta en siete ocasiones anteriormente- pese a ser contrario al aborto.
"La importancia de esta votación va mucho más allá del tema específico que intenta dirimir. Nos plantea como sociedad un escenario pacífico para promover y realizar cambios. Pero, además, nos obliga como individuos a comprometernos a aceptar que hay otros que piensan distinto", ha escrito Macri este miércoles en su cuenta de Facebook.
Si la iniciativa sale adelante, Argentina se uniría a Cuba, Guyana y Uruguay, los únicos países de Latinoamérica que no penalizan el aborto. Si, por el contrario, el Senado tumba el proyecto de ley, hasta dentro de un año no se podría presentar uno nuevo, lo que retrasaría la regulación al menos hasta 2020.
Los defensores de la iniciativa, que parte del impulso del movimiento feminista argentino y de las organizaciones de derechos humanos, plantean que se trata de un asunto de salud pública y arguyen la necesidad de amparar a las mujeres que deciden abortar, para que no afronten un procedimiento ilegal y sin garantías sanitarias. Según las cifras oficiales, cada año se realizan en torno a medio millón de abortos clandestinos en Argentina, un país de 41 millones de habitantes, y la interrupción del embarazo es la principal causa de muerte de las gestantes.
Los contrarios al aborto, por su parte, señalan la necesidad de defender la vida del nonato, un mensaje que parece haber cobrado un nuevo impulso tras la votación en el Congreso y la reacción que provocó en los sectores religiosos, especialmente en las áreas rurales del país.
Pañuelos verdes contra pañuelos azules
Ambas facciones, que ya estuvieron concentradas en las inmediaciones del Congreso para el primer trámite parlamentario y han convocado varias protestas en los últimos días, se vuelven a encarar este miércoles no solo en Buenos Aires, donde tan solo por las fuerzas de seguridad separan un bando de otro en la Plaza del Congreso, sino en movilizaciones convocadas por toda Argentina.
Las activistas del favor del aborto han aparecido con sus pañuelos verdes, el estandarte del movimiento feminista argentino, que aparecía colgado en las farolas y balcones de la capital. "Miles de mujeres se mueren y necesitamos que esto sea ley, porque los abortos van a seguir existiendo: la clandestinidad está porque hay unos médicos que se están llenando de dinero", asegura Gabriela Jano, una de las integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, en declaraciones a Efe.
Pintada y vestida de verde, acompaña a cientos de mujeres que se concentran desde primera hora de la mañana a un lado de la Plaza del Congreso entre pancartas y cánticos como "Aborto legal en el hospital". En su opinión, si no se aprueba este miércoles, se hará en los próximos dos años, pero, pase lo que pase, el resultado del debate nacional ya está a la vista: "Ya ganamos en las calles, el mundo nos está acompañando, ya es un logro de la lucha feminista, ya es un logro de todas las mujeres. Esto no va a quedar así", advierte.
En el otro lado de la plaza se concentra un grupo notablemente menor de personas contrarias a la interrupción voluntaria del embarazo que alzan un bebé gigante bajo el que entonan canciones por "Las dos vidas". "Buscamos que realmente se defienda a la mujer y al niño por nacer", cuenta Ana Elías, integrante de la Unidad Provida, mientras luce uñas, labios y pañuelos azules que caracterizan al movimiento contrario al aborto legal.
La joven admite que, hasta hace poco, los autodenominados "pro vida" tenían "muy separadas" la vida de la madre y del niño, cuando, realmente, "los que necesitan contención no es solo el bebé sino también la mujer, porque ella es la que lo lleva adentro". "Sabemos que brindándole lo que la mujer necesita, decide ella misma no abortar", afirma Elías al apuntar que hay quienes deciden interrumpir su embarazo por su situación económica o su plan de vida, por lo que considera que el Estado tiene que "estar presente" y brindar "contención" y "compañía" a las gestantes.