Nuevos disturbios en Sajonia entre radicales xenófobos y manifestantes izquierdistas
- Grupos de ultraderecha han agredido a varios extranjeros en Chemnitz después de la muerte de un alemán en una pelea
- El Gobierno de Merkel califica la situación que vive esa ciudad como "intolerable incitación xenófoba"
La muerte de un hombre durante una pelea en una fiesta popular en el este de Alemania ha desatado en Alemania un movimiento que el Gobierno de la canciller Angela Merkel ha calificado como "intolerable incitación xenófoba", alimentada por la crispación y una campaña de desinformación ultraderechista en las redes sociales. Las tensiones se han materializado este lunes en nuevos disturbios entre la ultraderecha y grupos de personas que protestaban contra la xenofobia en la localidad sajona de Chemnitz, donde el fin de semana unos 800 neonazis se lanzaron "a la caza del extranjero" por las calles de la ciudad.
La situación refleja una "nueva dimensión de la disposición a la violencia", acrecentada por la "difusión de mentiras", según ha resumido el ministro del Interior del länder de Sajonia, Roland Wöller, a raíz de lo ocurrido en Chemnitz el pasado domingo.
El detonante de esas convocatorias radicales fue la muerte -en la madrugada del sábado al domingo- de un ciudadano alemán de 35 años que se vió implicado en lo que fuentes policiales tildaron de "pelea verbal" en las fiestas de la ciudad.
En la disputa se vieron involucradas varias personas más, de diversas procedencias y nacionalidades, entre ellos un sirio y un iraquí, de 23 y 22 años respectivamente, detenidos el lunes como presuntos autores materiales de la muerte a cuchilladas del hombre y a los que se imputa homicidio.
Desde Berlín y ante el crecimiento que están viviendo las protestas, el ministro del Interior, Horst Seehofer, se ha mostrado este martes dispuesto a proporcionar asistencia a las fuerzas de seguridad bávaras, ante el aumento de la violencia posterior al apuñalamiento.
Seehofer, líder de los conservadores de Baviera -socios de Merkel en ese länder-, ha asegurado que comprende la preocupación de la sociedad alemana por el suceso de Chemnitz, pero también ha advertido que no hay lugar en la sociedad germana para llamadas a la violencia.
Una convocatoria para "mostrar a los extranjeros quién manda aquí"
Según ha relatado la portavoz policial, Sonja Penzel, después de la muerte del alemán se convocó una concentración a través de las redes sociales entre los hooligans y neonazis de la ciudad para mostrar "a los extranjeros quién manda aquí".
Entre los 800 ultraderechistas que acudieron a la cita había un grupo de unos 50 neonazis identificados por las fuerzas policiales como "violentos" -ha indicado Penzel-, que "comandaron" al resto mientras ignoraban las órdenes de dispersarse de las fuerzas de seguridad desplegadas por el centro de Chemnitz.
Se tiene constancia de tres agresiones o situaciones de acoso contra extranjeros -un afgano, un sirio y un búlgaro- en puntos distintos de la ciudad y, en los tres casos, contra personas que se encontraron de forma casual con los radicales.
Tanto la portavoz como el titular de Interior del länder han apelado a la colaboración ciudadana para localizar a los responsables de éstas y otras posibles agresiones, al tiempo que pedían "prudencia" ante las nuevas convocatorias lanzadas para este lunes.
La Policía reforzó sus dispositivos ante esas dos concentraciones de signo distinto convocadas junto a la estatua de Karl Marx -el símbolo de Chemnitz, que en tiempos de la Alemania comunista se llamó Karl-Marx Stadt-, una en contra de la xenofobia y otra de signo neonazi.
A la marcha ultraderechista acudieron entre mil y dos mil personas, entre los que se escucharon consignas hitlerianas y gritos xenófobos, mientras que la convocada por la izquierda fue secundada por mil personas.
Pese al fuerte contingente policial hubo lanzamiento de botellas y objetos pirotécnicos entre ambos bandos, así como algunos heridos -cuya cifra no ha concretado la Policía-, hasta que finalmente se logró controlar la situación.
Alternativa por Alemania insta "a tomarse la Justicia por su mano"
El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, ha condenado, por su parte, cualquier tipo de "acoso" contra extranjeros y ha declarado que "en Alemania no hay espacio para tomarse la Justicia por su mano, para grupos que quieren propagar el odio en las calles, para la intolerancia y para el extremismo".
"Lo que sabemos es que en Chemnitz una persona fue asesinada y eso es terrible", ha señalado el portavoz gubernamental, al tiempo que subrayaba que corresponde a la Policía esclarecer lo ocurrido, como corresponde a un Estado de derecho cuando tiene lugar un delito.
El diputado de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) Markus Frohnmaier ha llamado abiertamente a los ciudadanos a través de su cuenta de Twitter a tomarse la Justicia por su mano.
"Si el Estado ya no puede proteger a los ciudadanos, la gente sale a las calles y se protege. ¡Fácil! ¡ Ahora el deber de los ciudadanos es detener la "migración de cuchillos"! ¡ Podría haberle ocurrido a tu padre, hijo o hermano!", ha escrito el diputado de AfD.
Chemnitz, como el resto de Sajonia y el conjunto del este alemán, es zona de fuerte implantación para esa formación radical, que en las elecciones generales del año pasado consiguió en esa parte del país un 22% de votos, casi diez puntos más que la media nacional (12,6%).
Tensión entre radicales y medios de comunicación
Precisamente en Dresde, la capital de ese länder, se originó en 2014 el movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), con fuerte vínculos con AfD, a pesar de no tener una estructura común.
Los disturbios de Chemnitz siguen al escándalo vivido la semana pasada por una protesta convocada por Pegida en contra de la presencia de la canciller Angela Merkel en Dresde.
Allí, un manifestante increpó y trató de impedir ser grabado por un equipo de la televisión pública alemana ZDF, por lo que acabó retenido durante 45 minutos por la Policía. Esa actuación provocó una ola de indignación entre los medios de comunicación y la clase política por la presunta connivencia de los agentes de Policía con el simpatizante de Pegida.
Posteriormente, se supo que ese manifestante trabaja en el departamento de Investigaciones de lo Criminal del länder, lo que aumentó aún más el estupor por lo ocurrido.
La propia Merkel salió en defensa de la libertad de prensa y recordó que todo aquel que acude a una manifestación tiene que contar con que puede ser filmado.