Los líderes de las dos Coreas se reunirán del 18 al 20 de septiembre en Pionyang
- Será el tercer encuentro entre ambos líderes, que se entrevistaron por primera vez en abril tras once años
- El objetivo de la nueva cumbre es seguir reforzando lazos y trabajar en la desnuclearización de la península
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, celebrarán su tercera cumbre del 18 al 20 de septiembre en Pionyang, ha anunciado este jueves un enviado especial de Seúl, que se reunió el miércoles con el propio Kim.
"Sur y Norte acordaron celebrar una cumbre intercoreana del 18 al 20 de septiembre, durante tres días y dos noches", ha explicado en rueda de prensa Chung Eui-yong, director de la Oficina de Seguridad Nacional de Seúl, que lideró la delegación sureña que visitó la capital norcoreana en la víspera.
Los líderes de las dos Coreas preacordaron celebrar una nueva reunión en Pionyang en otoño para seguir reforzando lazos y trabajar en la desnuclearización de la península, tal y como quedó estipulado en su primera cumbre del pasado abril.
Además de departir sobre la cumbre, el líder norcoreano y la delegación sureña también trataron el complejo proceso de diálogo entre Pionyang y Washington.
En ese sentido, durante el encuentro Kim "subrayó su voluntad de desnuclearizar por completo la península coreana y expresó su deseo de cooperar estrechamente no solo con el Sur sino también con los Estados Unidos a ese respecto", ha explicado Chung en su comparecencia.
Desnuclearizacion de la península coreana
La propia agencia estatal norcoreana de noticias KCNA publicó minutos antes de la rueda de prensa un texto en el que el líder norcoreano reafirmaba de igual manera su deseo de "hacer realidad la desnuclearización de la península coreana".
Chung ha asegurado también que Kim le pidió que entregara "un mensaje" al presidente de EE.UU., Donald Trump, aunque no quiso especificar el contenido del mismo.
Después de que Trump y Kim firmaran en junio en Singapur una declaración conjunta para lograr el desarme del régimen (a cambio de que Washington garantice la supervivencia del mismo) la impaciencia ha ido ganando terreno en la Casa Blanca ante la falta de gestos concretos por parte de Pionyang.
El régimen norcoreano, por su parte, parece querer avances en la firma de un acuerdo de paz que ponga fin al estado de guerra que técnicamente aún se mantiene en la península a cambio de ejecutar esos pasos concretos que le viene demandando EE.UU.