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"Los niños consumen de media el equivalente a 32 kilos de azúcar al año"

  • Un estudio de sinAzucar.org desvela que en España el 75% de los yogures del mercado presentan exceso de azúcar
  • Otros productos en apariencia saludables, como zumos o cereales, son desaprobados por este mismo motivo

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Se entiende por azúcar libre aquel que se incorpora de manera artificial a los alimentos.
Se entiende por azúcar libre aquel que se incorpora de manera artificial a los alimentos.

Los resultados del estudio británico publicado en la revista científica BMJ, que alerta sobre los elevados niveles de azúcar que contiene la mayoría de los yogures disponibles en el mercado, podrían aplicarse también a España. El proyecto sinAzucar.org ha realizado un análisis del mercado español, cuya conclusión es similar: de 704 yogures estudiados, un 75% presentaban exceso de azúcar. El 25% de los yogures restantes o no tenían azúcar añadido o estaban edulcorados.

"El yogur tiene muchas propiedades beneficiosas, pero cuando le añadimos azúcar, parte de esas propiedades pasan a segundo término y al final estamos consumiendo un producto hiperazucarado", opina Antonio Rodríguez Estrada, impulsor de sinAzucar.org. un proyecto fotográfico que pretende visualizar el azúcar libre (y por tanto, evitable) que hay en muchos de los alimentos que se consumen habitualmente. "Hay yogures que tienen hasta seis terrones de azúcar añadido".

Se entiende por azúcar libre aquel que se incorpora de manera artificial a los alimentos. Aproximadamente el 5% de los azúcares que contienen los productos lácteos son de origen natural, en forma de lactosa, un disacárido presente en la leche de todos los mamíferos.

La preocupación de las autoridades sanitarias comienza cuando el porcentaje de azúcar se dispara a partir de este 5%, ya que puede alcanzar hasta otro 20% más en forma de azúcares añadidos. Dicho de otra manera: en un yogur de 100 gramos, 25 de ellos podrían llegar a ser sencillamente azúcar.

Obesidad, diabetes tipo 2 y caries

Los problemas de salud derivados del consumo excesivo de azúcar son claros. La Organización Mundial para la Salud (OMS) ha catalogado tres como los más importantes: obesidad, diabetes tipo 2 y caries. Hay que tener en cuenta que los dos primeros, por sí mismos, suponen un factor de riesgo muy importante para desarrollar múltiples enfermedades.

La OMS establece una dosis máxima recomendable: que el azúcar represente un 5% de las calorías consumidas diariamente, unos 25 gramos. Pero según los datos de los que dispone sinAzucar.org, las últimas estadísticas revelan que un adulto en España consume de media aproximadamente 110 gramos diarios, más del cuádruple.

"Es incluso peor en el caso de los niños"; explica Rodríguez Estrada, "ya que consumen de media 90 gramos de azúcar diario, lo que equivale a 32 kilos de azúcar al año... Y eso teniendo en cuenta que sus necesidades energéticas son menores que las de un adulto".

Yogures, zumos o cereales, en el punto de mira

Muchos productos de consumo infantil en apariencia saludables, como yogures, zumos o cereales de desayuno, han pasado a ser condenados sin paliativos desde el punto de vista nutricional debido a sus niveles inaceptables de azúcar. "Los niños no son un objetivo de la industria que produce alimentos hiperazucarados", sostiene Antonio Rodríguez Estrada. "Simplemente, demandan productos azucarados, y las marcas se los proporcionan. Porque la industria se limita a satisfacer la demanda de los consumidores. No hay un complot para cebarlos a azúcar".

Por ello, insiste en que la clave reside en educar no solo a los niños, sino también a padres y al personal de los colegios. "Los consumidores tienen que saber dónde están esos azúcares añadidos y cómo identificarlos. Ser conscientes de lo que consumen. Solo así podrán tomar decisiones racionales de consumo, como por ejemplo sustituir un yogur por otro con menor contenido de azúcar".

¿A qué se debe este azucaramiento excesivo que caracteriza a muchos de los alimentos de nuestros frigoríficos y despensas? Según explica sinAzucar.org, básicamente a una razón: el consumidor se ha acostumbrado a sabores más dulces. "Los paladares se han adaptado y ha aumentado el umbral de dulzor. Y cuando aumenta ese umbral, aumenta para todos los alimentos. Los fabricantes saben que así serán más apetitosos". Para reducir el consumo de azúcar y mejorar la salud, este proyecto ha editado un libro que saldrá a la venta el próximo octubre.