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Gucci levanta la carpa de su circo en París

  • Gucci firma una nostálgica colección con guiños al fetichismo y el circo
  • Jane Birkin canta en el desfile celebrado en el teatro Le Palace
  • Jacquemus se inspira en los colores y sensaciones de la Costa Azul

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Carrusel final del desfile de Gucci en el teatro Le Palace, en París.
Carrusel final del desfile de Gucci en el teatro Le Palace, en París.

Gucci ha cambiado la desangelada pasarela de Milán, de la que tan solo se salva el desfile de Moschino, por París, la gran capital de la moda. El teatro Le Palace ha sido el lugar escogido por la firma taliana para mostrar el nuevo trabajo de Alessandro Michele, el diseñador estrella del momento.

La colección es, como todas, una madeja de conceptos y referencias y es preciso tirar del hilo para entenderla y comprenderla. Para valorarla es necesario ir más allá y entrar en la mente del diseñador que está revolucionando la moda, introduciendo cambios importantes como la eliminación de las rebajas para no devaluar el producto. No es normal que una prenda cueste mucho menos meses después de salir al mercado, sobre todo ahora que el clima alarga los veranos y ralentiza la llegada de la primavera.

Gucci hace guiños a la estética del lejano Oriente y el lejano Oeste. Efe

¿Qué presenta Michele ahora? De todo. El mago de la moda se saca de la chistera un sinfín de prendas y en vez de tirar de las orejas de un conejo lo hace de un ratón. Eso sí, el más famoso. Y es que el italiano utiliza la cabeza de Mickey Mouse para hacer bolsos. Es uno de los elementos pop del desfile en el que se mezclan guiños la estética clásica del lejano oriente con referencias al lejano Oeste, como las prendas que llevan la imagen de Dolly Parton, la diva country por excelencia.

Alessandro Michele explora la estética fetichista en el show de Gucci. AFP

La colección es ecléctica, barroca, excesiva. Michele juega con el fetichismo y la lencería en prendas que parecen llevar la ropa íntima superpuesta o en pantalones vaqueros que parecen medias con ligas. No faltan sus siempre presentes mirandas al pasado. El italiano sigue buceando en los 70 y 80 para rescatar ideas, prendas y texturas. Como los calzones de trapecista y los flecos, uno de los elementos más repetidos de la propuesta, que hacen referencia al circo o los volantes sobredimensionados que convierten algunos vestidos en trajes de payaso, a veces con claras connotaciones cinematográficas. Todo cabe bajo su carpa. Michele es el gran maestro de ceremonias que logra que la moda sea un gran espectáculo.

Los flecos son los protagonistas en el desfile de Gucci y marcan tendencia en todas las pasarelas. AFP

El cine y la música son dos referencias constantes en la moda de Alessandro Michele que entró en Gucci en 2002 para hacerse cargo de la línea de accesorios de piel. En 2015, tras la salida de Frida Giannini, ocupó el cargo de director creativo y para sorpresa de todos ha hecho de la firma una de las más influyentes del mundo. Sus armas han sido, y son, la pasión por el vintage y eliminación de las barreras de género en la moda.

Los volantes se agrandan y sobredimensionan en Gucci. AFP

Michele, como hizo Prada, tiene también cierto apego a la estética feista, logrando epatar con conjuntos atrevidos que han roto con los cánones de belleza estandarizados, abriendo la puerta a nuevos rostros y a nuevas formas de llevar e interpretar la moda. Ahora, por ejemplo, utiliza con gusto estampados tan dispares como el príncipe de Gales o el leopardo y mezcla texturas mate con otras brillantes para formar una propuesta de contrastes muy marcados.

Gucci retrocede en el tiempo con prendas de claro acento retro. aFP

De su viaje al pasado, del que dan buena cuenta los trajes de pantalón de estilo retro, Michele se trae iconos de la casa y los actualiza con su particular estilo. Desde la abeja o la doble G hasta las rayas bicolor que decoran cuellos de vestidos o chalecos de punto. Otro icono, en este caso de la música, puso voz al desfile. Jane Birkin cantó mientras las modelos y los modelos formaban un bodegón viviente, atemporal y sobre todo nostálgico.

La sensualidad y la luz de la Costa Azul inspiran la propuesta de Jacquemus. AFP

Simon Porte Jacquemus se puso el liston muy alto hace un año y ahora no ha logrado superar las expectativas. Ya defraudó con su debut en la moda masculina y ahora no enamora con la propuesta para el verano de 2019, un trabajo inspirado en el estilo y aroma de la glamurosa Costa Azul.

La sensualidad que caracteriza sus colecciones sigue presente, sobre todo en vestidos y monos de generosos escotes y aberturas que cubren y descubren el cuerpo de la mujer. Si el verano pasado arrasó con sus pamelas gigantes ahora lo intenta con bolsos enormes en los que cabe toda la colección, sobre todo porque muchos de los vestidos se hacen con poquísimos metros de tela.