Regresa Slimane, desaparece Celine
- Dejó Saint Laurent en 2016 y regresa como director creativo de Celine
- Su idea es romper con el pasado de la casa e implantar su sello personal
- Slimane ha suprimido el acento del logo y estrena la línea masculina
Vuelve Slimane y vuelve el negro. Un color no-color que salta de la paleta cromática para convertirse en bandera, en símbolo, en una declaración de intenciones. Este tono está muy vinculado a diferentes culturas urbanas, todas relacionadas con la música (rock, punk, glam, gótica). Y de todas hay rastros en la colección.
Vuelve Slimane y vuelve la cazadora de cuero, la biker. El diseñador la desarrolla en distintas versiones jugando con el patrón e incluso mezclando dos colores. Siempre pegadas al cuerpo, como un coraza de cuero y metal.
Vuelve Slimane y vuelve el grunge de lujo. Vemos una larga colección de vestidos mini de fiesta de aire joven, despreocupado. Diseños que marcan la cintura, con volumen en la falda. Diseños con volantes sobredimensionados, algo que arrastra de su última etapa en Saint Laurent. Allí dejó una huella imborrable y gran impacto visual, tanto que desde entonces todos los diseñadores del planeta han agigantado sus volantes hasta el hartazgo.
Vuelve Slimane y vuelven los trajes ajustados para hombre. No lo son tanto como en 1997 cuando revolucionó los estándares de la sastrería masculina con sastres muy estrechos que causaron sensación. Karl Lagerfeld se sometió a una estricta dieta de café y refrescos sin azúcar para perder 40 kilos entrar en uno de ellos. Dos décadas después, el káiser vuelve a aplaudir a Slimane que ahora renueva sus trajes jugando con todas las posibilidades que ofrece el patrón de la chaqueta, aunque su apuesta es la cruzada con seis botones, y ampliando la caja con pliegues, logrando una nueva silueta. La corbata, estrecha, hace guiños a la estética mod.
Vuelve Slimane y vuelven la androginia y la ambigüedad. Sus trajes no tienen género y salvo los vestidos de fiesta, descaradamente femenino, el resto de la colección funciona igual en los dos armarios, incluso en el tercero, ese que solo se rige por el deseo de libertad.
Vuelve Slimane y vuelven las botas de cuero con tacón que se llevan con pantalones y vestidos. Incluso las ha llevado él cuando ha salido a saludar, algo insólito ya que hablamos de uno de los modistos más reservados del planeta moda.
Vuelve Slimane y vuelve la tiranía de la juventud, de la delgadez, del desprecio al lujo evidente. El modisto trabaja por y para gente de espíritu joven, independientemente de la edad que figure en su DNI.
Vuelve Slimane pero ¿Hacía falta que volviera? Regresa tras dos años fuera del sistema y lo hace para relanzar la mítica casa Celine que con él emprende una nueva era. El diseñador ha borrado el acento del logo y ha eliminado todo rastro de la firma en su página web y en la cuenta de Instagram. El pasado no existe. Solo hay futuro. Aunque en este caso el futuro de Celine es el pasado de Slimane. “No tiene sentido entrar en una casa de costura para imitar lo que han hecho tus predecesores”, decía en una entrevista a Le Figaro, la única concedida hasta ahora.
La colección borra de un plumazo el legado de Madame Céline Vipiana, que fundó la firma en 1945, y también el de Michael Kors y Phoebe Philo que trabajaron en la casa antes que Slimane. La casa escribe una nueva página en su historia y lo hace fundiendo a negro. Tan solo golpes metalizados de rojo, verde, plata y oro se cuelan en el desfile y lo hacen para reforzar la fuerza del negro que se presenta en distintos acabados, del brillo al mate, del lacado al satinado.
Es una colección nocturna, de básicos renovados, con prendas de largo recorrido y fáciles de combinar unas con otras. Hay guiños al estilo femenino de la casa, como los vestidos negros de estilo años 60, pero quedan eclipsados por los voluminosos diseños de fiesta con grandes topos en blanco y negro. Las prendas masculinas son revisiones y reinterpretaciones de los clásicos de la historia de los armarios de hombre, piezas a las que el diseñador dota de un estilo atractivamente moderno,
Vuelve Slimane, ha quedado claro. Su regreso era la cita más esperada de la temporada pero la sensación es un poco extraña. ¿Se esperaba más del diseñador? ¿Se esperaba un cambio? Ha vuelto Slimane y ha hecho desaparecer Celine. La pregunta es: ¿Por qué no ha vuelto Hedi Slimane en solitario? Quizá la expectación no hubiese sido la misma. Quizá el trabajo de diseñadores estrella como él como son posibles gracias al apoyo de un gran grupo y el equipo de una mítica casa. Quizá no quede rastro de Celine pero solo su nombre es más que suficiente para dar alas al trabajo de Slimane.
Lady Gaga ha sido la invitada estrella del desfile. Ella, de absoluta actualidad por el estreno de la película Ha nacido una estrella, de Bradley Cooper, tuvo el honor, y el placer, de lucir el primer bolso hecho por Slimane para la casa francesa. Un complemento con vocación de objeto de deseo en el brazo de una mujer que se está reinventado. Reinventarse o morir, esa el la cuestión. Aunque no siempre se consigue y la moda está llena de cadáveres.