Una exposición reivindica el cómic como arte y muestra cómo ha cambiado la sociedad española
- Una visión del cómic en España reúne originales de grandes dibujantes nacionales
- Destacan dibujos del cocreador del Juez Dredd, Carlos Ezquerra, fallecido esta semana
- Puede visitarse en La Casa de los Morlanes, en Zaragoza, desde el 3 de octubre al 3 de febrero de 2018
Este miércoles, 3 de octubre, se inaugura en La Casa de los Morlanes (Zaragoza), la exposición Una visión del cómic en España, que se podrá visitar hasta el 3 de febrero, y que retrata la evolución de la cultura, la política y la sociedad del país en los últimos 60 años.
Está formada, en su inmensa mayoría, por la colección de originales de Juan Royo que, además de economista y profesor, es un reconocido divulgador del cómic español. Y que muchas veces ha reunido ambas facetas, como en el libro Un mundo en viñetas (2012).
“Lo que pretendo con esta exposición -nos cuenta Juan- es reivindicar el papel de cultura popular de los tebeos y también que los originales son auténticas obras de arte. Por eso es una exposición, sobre todo, de originales. También la importancia sociológica de los tebeos, que a muchos nos marcaron la vida, y que siguen siendo un estupendo reflejo de cómo ha cambiado la sociedad español en estas últimas décadas. Y acabar de una vez por todas con el mito de que los tebeos solo son para niños”.
“La exposición –añade- se concibe como una revista de cómic. Es un homenaje a los autores pero también a los tebeos españoles, desde Jaimito al Cimoc, pasando por el TBO, El Jueves o Zona 84”.
“Tengo originales desde los años 50 hasta la actualidad –asegura Juan-, pero no he querido que sea una exposición cronológica, sino que se pueda dialogar entre el dibujo original, que estará expuesto en la pared, y el cómic publicado. De esa forma, en algunas piezas veremos los bocetos, la tinta, los colores de imprenta… que podremos comparar con la obra de arte original".
La exposición
“En las diferentes salas de la exposición veremos cómo ha ido evolucionando el cómic español –afirma Juan Royo-, pero también la propia sociedad. La primera sala está dedicada al cómic infantil y es ideal para visitar con los niños. El personaje más importante de la misma es Pumby, de José Sanchís”.
“Luego –añade- pasamos a la sala de los cómics de aventuras, donde nos encontramos desde las aventuras tradicionales del Guerrero del Antifaz o del Capitán Trueno, hasta los cómics del oeste, de detectives, de espada y brujería… Aquí hay, por ejemplo, una portada de Eduardo Vañó, de Roberto Alcázar y Pedrín, y un original de Luis Bermejo del cómic que hizo de El Señor de los Anillos, que no era una adaptación de la novela de Tolkien sino de la película de animación que Ralph Bansky rodó en 1978. Lo curioso es que es el único cómic aprobado por la sociedad Tolkien”.
“La tercera sala -continúa Juan- está dedicada a los superhéroes. Ahí veremos originales de Jesús Sainz para EE.UU., del Superlópez de Jan, o del Juez Dredd. Tenemos un original y varios bocetos del recientemente fallecido Carlos Ezquerra (creador gráfico del personaje), que no solo era un artista genial sino también una persona cercana y humilde"
"Además, David Guirao ha hecho homenajes a esos personajes, adaptándolos a su estilo, y esos originales también pueden verse en esta exposición”.
“Nuestro viaje continúa por el cómic de terror –afirma el comisario-, con originales de Vampirella, de Pepe González; de Love Strip, de Luis García, con guiones de Victor Mora… la página que tengo de este cómic es muy chula porque sale Carlos Giménez retratado por García. También hay portadas de revistas de terror de Lopez Espí, de publicaciones como Fantom. O de Vicente Baño, hijo del creador de Roberto Alcázar y Pedrín…”
Cómic social y sobre discapacidad
Uno de los apartados más interesantes de la exposición es el referido al cómic social: “Está dividido entre el que habla de aspectos económicos y el que trata de la discapacidad –nos comenta Juan-. En el primer apartado vemos cómo el cómic habla de la economía moderna y de los grandes vencedores y vencidos. Desde la gente que acaba viviendo en la calle y que están representados por Vicente Fuster del que podemos ver varios bocetos de cuando dibujó la etapa que vivió en las calles de Barcelona”.
“También –añade- hay un original del tercer tomo de Memorias de un hombre en pijama que me regaló Paco Roca. Y es que cuando hace historias sobre economía me suele consultar y nos tiramos horas hablando por teléfono. Y en este caso me regaló el original por mis consejos. También me dedicó el libro”.
“Dentro del cómic social –destaca Juan- hemos dedicado una parte a la discapacidad. Cómo el cómic refleja esa discapacidad en algunos de esos personajes, como el Goya de Diego Olmos, que se centraba en su sordera y cómo eso le impedía comunicarse con el resto del mundo. O personajes como el de Veo por ti, de Roberto Malo y Paco Cebolla, sobre un joven ciego que cuando tiene sexo, extrañamente, puede ver”.
“O el cómic con el que Juan Espadas homenajeó a Tolkien y en el que se potenciaban las capacidades de los enanos frente al hecho de que pudieran tener alguna discapacidad por su físico”
“También –continúa- hay diseños de Cristina Durán para el cómic Una posibilidad entre mil, en el que narra cómo su hija nació con una discapacidad cerebral. O de Abel Ippólito que publicó Kiwi, un cómic de espada y brujería protagonizado por un niño con síndrome de down”.
“La última sección habla de la adolescencia en el cómic, sobre todo la femenina, dónde reflejamos cómo eran las primeras aventuras, tipo Pura Campos o Ángeles felices. Unos cómics que fueron un poco bandera del feminismo que llegaría más tarde. Aparte de tener sus aventuras románticas eran jóvenes deportistas que estaban a la última en la música, la moda. Y tenían inquietudes profesionales, más allá de casarse y tener hijos”.
“Eso se contrasta con cómics de ahora, con jóvenes mucho más gamberros o reivindicativos, como las obras de Furillo. Desde los del botellón a los que están obsesionados con el culto al cuerpo” –concluye Juan-.
Cómo ha cambiado la sociedad española
Cómo decimos, la exposición también refleja cómo hemos cambiado en estos últimos 60 años: “Desde los propios nombres de los personajes –asegura Juan-. Recordad a Don Pantuflo Zapatilla, a Doña Jaimita… También reflejaba la pobreza, éramos un país muy pobre, donde se pasaba hambre de verdad. El mejor ejemplo es el de Carpanta, obsesionado con comerse un pollo asado, que era el mayor manjar al que podías aspirar en la época”.
“También –añade- vemos en un original de Escobar de Zipi y Zape el castigo físico con el que se educaba a los niños, las zurras en el culo con el atizador de polvo, o los premios que les daban: vales para el manillar de la bicicleta, que nunca lograban completar porque no había dinero para comprarla. En contraste con la actualidad en que los niños tienen de todo”.
“Esos cambios también se reflejan en el lenguaje, la moda… “Como los pantalones bombachos, o el traje de Roberto Alcázar. El héroe de la época siempre iba de traje y muy elegante”.
“Y luego –concluye- los personajes nunca eran ambiguos. Estaban los buenos y los malos, no había término medio. Hoy en día los personajes tienen muchos más grises. En aquella época todo era más sencillo, al menos en los cómics”
Joyas de la exposición
Preguntamos a Juan qué piezas destacaría de la exposición: “Lógicamente el original del Juez Dredd de Carlos Ezquerra, al que hemos despedido esta semana. Es un pequeño homenaje para uno de nuestros autores más internacionales, tristemente desaparecido”.
“También hay una bellísima Vampirella de Pepe González, que representa a todos esos dibujantes españoles que se ganaban la vida en Estados Unidos y Europa en los 60 y 70. Y que eran mucho más reconocidos fuera que en su propio país!.
“Y me gusta mucho una portada de Sanchís de Pumby, porque soy muy fan del personaje. Era una serie muy revolucionaria en aquella época, con ranas parlantes, astronautas, mundos submarinos… Ahora ya lo hemos visto todo, pero en aquella época esos cómics eran asombrosos. Esas sensaciones de aprender un montón de cosas nueva. En esa época los tebeos eran la única posibilidad que teníamos la mayoría para viajar”.
Una colección que reivindica el cómic como arte y que despertará muchísimos recuerdos de nuestra niñez.