El Nobel escucha la voz del pueblo yazidí
- El Nobel de la Paz reconoce la lucha incansable de Nadia Murad
- El Daesh la capturó y la convirtió en esclava sexual junto con miles de mujeres yazidíes
Con el Premio Nobel de la Paz, el mundo reconoce la lucha incansable de Nadia Murad. Hace cuatro años, el Daesh la capturó y la convirtió en esclava sexual, junto con miles de mujeres y niñas yazidíes. Desde entonces, se ha convertido en el rostro y la voz de las víctimas de un genocidio: el que el Daesh cometió contra el pueblo yazidí.
La comunidad internacional ha abandonado a su suerte a esta minoría religiosa a la que han intentado aniquilar en el norte de Irak. En agosto de 2014, el autoproclamado Estado Islámico ejecutó a miles de hombres y secuestró a más de 5.000 mujeres y niñas para convertirlas en esclavas sexuales.
El coraje de su denuncia
A Nadia la castigaron cruelmente la primera vez que intentó escapar; aun así, reunió fuerzas para volver a intentarlo. Con las heridas aún abiertas, sacó el coraje para denunciar la barbarie, para reclamar que aquel crimen no quedara impune. Ha pedido justicia y ha desnudado su alma ante presidentes, primeros ministros, parlamentos y todo tipo de instituciones.
Sólo una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU puede llevar a sus criminales ante el Tribunal Internacional de La Haya. Confío en que el Nobel de la Paz dé el último empujón que su causa necesita. Nadia Murad se ha ganado ese premio día a día, contando cientos de veces las atrocidades que sufrió y que cualquier persona intenta borrar de su mente por mera supervivencia.
Las víctimas del genocidio no pueden regresar
Muy pocos países han acogido a las víctimas que sobrevivieron al genocidio: el estado alemán de Baden-Württemberg fue el primero en dar asilo a mil de ellas. Pero cuatro años después de que el Daesh arrasara la zona de Sinyar, en el Kurdistán iraquí, miles de víctimas como Nadia Murad no tienen ningún lugar al que regresar.
Muchas de ellas siguen varadas en campos de refugiados, donde resulta aún más difícil, si cabe, sellar las heridas y recuperar la esperanza. Necesitan que el mundo les devuelva la luz que el Daesh les robó.
“Esclavas del Daesh”, el primer documental
Descubrí a Nadia Murad cuando la vi contar ante el Consejo de Seguridad de la ONU que milicianos del Daesh la violaron hasta que se desmayó. Entonces sólo pensé que su valentía merecía que el mundo la escuchara.
La entrevista a Nadia Murad es una de las más duras que he hecho. Ella lloró durante la entrevista; yo lo hice en cuanto ella salió por la puerta.
Nuestro equipo puso el alma en ese reportaje. Esclavas del Daesh fue el primer documental que narraba la historia de Nadia Murad. El Festival internacional de Hamburgo lo reconoció con el Grand Prix, su mayor galardón, en 2017. Es de esos reportajes que duelen, pero que dan sentido al oficio del periodismo.