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Miquel Barceló: "Pintar es vender tu alma todos los días"

  • El pintor mallorquín ilustra con 72 acuarelas una edición de Galaxia Gutenberg de Fausto, de Goethe
  • Un trabajo en el que ha realizado una "interpretación paralela" del clásico universal del maestro alemán

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Barceló presenta edición de "Fausto"
El pintor mallorquín Miquel Barceló.

Miquel Barceló ilustró hace quince años el drama universal que contiene La Divina Comedia de Dante, una experiencia que disfrutó al máximo porque confiesa que para él los libros “siempre es lo más urgente que tengo entre manos”.

“Me parece que no he hecho suficientes libros pero sí muchas exposiciones, pero hacemos libros para siempre”, asegura el artista español más cotizado, que reconoce que es pintor y no ilustrador.

Este impulso creativo y su huida de la repetición en el trabajo, según afirma, ha cristalizado en una nueva publicación que tampoco se queda corta. Barceló ha ilustrado con 72 acuarelas más las guardas Fausto, de Goethe. Una cuidada edición de Galaxia Gutenberg de 240 páginas, cuyo primer volumen, bilingüe en alemán y castellano, se ha presentado esta semana.

Una de las ilustraciones de 'Fausto' (Galaxia Gutenberg)

El mito de Fausto, cuya primera parte Goethe escribió con 57 años, cuenta la historia del hombre sabio, frustrado por los límites del conocimiento humano e incapaz de alcanzar la felicidad, hasta que aparece Mesfistófeles para tentarle con los placeres terrenales de la vida a cambio de vender su alma al diablo.

Los temas eternos del maestro alemán cobran vida desde otra perspectiva bajo los pinceles del mallorquín. Una “lectura paralela” nacida de su fértil imaginación “que bien se podría usar para El Quijote y serviría”, pero que entronca directamente con el mundo de inmortalidad, deseo y sed de conocimiento de la obra. “No soy un ilustrador standard ya hay muchos libros que son fieles al texto”, matiza el autor.

El artista también estudió las ilustraciones de Delacroix (Galaxia Gutenberg)

De esta forma, Barceló nos sumerge en ilustraciones geniales que no aparecen en el escrito original como un ojo con pestañas “que puede ser Dios o la presencia del mal” o todo junto; un planeta lleno de monos basado en un simio que sí menciona Goethe, moscas que pueden simbolizar “la putrefacción” o una imagen en un juego de doble lectura de “Margarita pariendo una figura que sería Fausto y al revés sería el diablo”, afirma girando el volumen que tiene un coste de 89 euros.

“Otra muy misteriosa es un autorretrato infantil con máscara de submarinista que tiene mucho de autobiográfico”, relata divertido sobre sus creaciones, caracterizadas por su fisicidad y un volumen terroso en el que parece que las acuarelas casi se pueden tocar.

La idea de abordar la historia de Fausto ya le rondaba la cabeza cuando estaba finalizando La Divina Comedia, pero fue la insistencia del editor Joan Tarrida y de la escritora y crítica de arte Dore Ashton, la que le dieron a Miquel Barceló las alas necesarias mientras trabajaba en la cúpula de la sede de la ONU en Ginebra.

"Todos tenemos un Fausto y un Mefistófeles dentro"

La inspiración le inundó finalmente en la India, en concreto, en el Himalaya, donde se encontraba de vacaciones y desde donde envió el 75% de los dibujos, por eso, dice el pintor que algunas de sus figuras tienen un aire a las divinidades hinduistas “con muchos brazos y piernas” o se asemejan a guerreros diabólicos.

“El Himalaya es un ámbito budista un poco ghoethiano y usé este este mecanismo. Tiene mucho de la luz, los colores y de su iconografía”, explica sobre un trabajo en el que ha empleado varios años.

Barceló encontró la inspiración en el Himalaya (Galaxia Gutenberg)

Un particular universo cosmológico que se unifica en su creación: “creo que como en la física cuántica todos somos el mismo ente, todos tenemos un Fausto y un Mefistófeles dentro”, afirma, y explica que estudió los dibujos del francés Delacroix, que también ilustró la obra, para este “libro maldito”.

“Casualmente cuando tenía 25 años me compré en París una litografía de Delacroix de Margarita y Mefistófeles. Creo que el tema siempre ha estado conmigo”, rememora. Miquel Barceló señala que los temas que contiene este clásico “le remueven las entrañas” y siempre le han fascinado por su universalidad: “Es una reflexión sobre el deseo, el mal y el poder, por eso se sigue leyendo porque nos sigue diciendo cosas que nos atañen a todos”, reflexiona.

¿Y por qué vendería Barceló su alma al diablo al igual que el doctor creado por Goethe en 1808? Le preguntan durante la presentación. “Pintar es vender tu alma todos los días. Es como jugar al póker unas veces se gana y otras se pierde”, responde entre sonrisas. Y es que en el fondo todos los artistas con su búsqueda de la perfección y siempre insatisfechos encarnan un poco el mito de Fausto.

Durante su creación, el autor asegura que llevaba consigo a todas partes una edición en francés del libro hasta que le saltaba “la pulga” de la inspiración que generaba una imagen en su cabeza.

La segunda parte, que ya está muy avanzada, llegará en 2019, y será mucho más “posmoderna”. “El segundo será en tono y color muy distinto al primero”, avanza el artista sobre esta pasión goethiana con raíces himalayas.