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Entrevista

Almunia: "La incertidumbre por Cataluña no tiene visos de solución"

  • “Para avanzar en la construcción de una Europa cada vez más fuerte Podemos no es el mejor aliado”
  • "No hay ruptura entre Gobierno y oposición sino entre Casado y Sánchez", advierte el exvicepresidente de la Comisión Europea

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El exvicepresidente de la Comisión Europea Joaquín Almunia en una imagen de archivo
El exvicepresidente de la Comisión Europea Joaquín Almunia en una imagen de archivo.

Joaquín Almunia ha sido ministro de Trabajo y Administraciones Públicas, secretario general del PSOE y vicepresidente de la Comisión Europea. En la actualidad preside el ‘think tank’ Centre for European Policy Studies y es profesor visitante en Harvard y La Sorbona. Es una persona muy solicitada, pese a lo cual, sigue siendo un hombre cercano que transmite sabiduría, experiencia y sólidas convicciones.

En el primer trimestre de este año ha publicado Ganar el futuro. Cómo Europa y la socialdemocracia pueden salir juntas de sus crisis, en la editorial Taurus, donde reflexiona de forma clara sobre las dificultades a las que se enfrentan en la actualidad la integración europea y la socialdemocracia. Defiende que la Unión Europea y la socialdemocracia han sido las dos principales víctimas de la crisis económica. Tras analizar la crisis, propone una serie de argumentos para renovar y adaptar el modelo de sociedad europea a los cambios que imponen el tiempo y la sociedad del siglo XXI.

Sus reflexiones están casi siempre acompañadas de las aportaciones que han hecho otros científicos e intelectuales muy sólidos.

Los pecados de Europa

Al analizar lo sucedido en la gran recesión de este siglo, Almunia considera que, víctima de sus errores, Europa actuó inicialmente solo para salir del paso (‘muddling through’), con dosis excesivas de austeridad fiscal. Además, le faltó liderazgo. Algo similar escribe de la socialdemocracia que ha perdido apoyo y credibilidad por su identificación con las políticas de austeridad y el reparto injusto de los sacrificios.

Propone que, tanto “la Unión Europea, como la socialdemocracia están obligadas a superar sus crisis respectivas ofreciendo una estrategia de futuro creíble frente a las propuestas simplistas o puramente demagógicas”.

Con el fin de aplicar las iniciativas estratégicas que se requieren para dejar atrás las consecuencias de la crisis, propone reactivar el eje francoalemán, pero en sintonía con la Comisión Europea, con el apoyo de la mayoría del Parlamento y en su caso con el del Banco Central Europea. Confiarlo todo solamente a la nueva sintonía entre Berlín y París no sería suficiente, argumenta Almunia.

Mejorar la educación, asignatura pendiente de España

En cuanto a España, tras criticar la falta de reformas en los últimos años de gobierno de los populares, apunta que lo más urgente e importante es empeñar el Presupuesto para mejorar la educación y la formación profesional de los españoles, ya que estamos a años luz de los europeos. Además, considera que la competitividad no debe conseguirse con la bajada de los salarios como ha ocurrido hasta ahora en nuestro país para superar la crisis.

Parece un empeño personal. Cuando fue comisario europeo de Asuntos económicos y Financieros encargó un estudio que evidenciaba cómo los españoles eran los trabajadores que más poder adquisitivo habían perdido entre los países de OCDE, ya en los años previos a la crisis. Trabajo que en España habría pasado inadvertido si no hubiera sido por el empeño del sindicalista José María Zufiaur en difundirlo.

Esta es su reflexión sobre algunos de los problemas actuales:

Pregunta.- ¿La mayor amenaza para Europa procede de la situación italiana?

Respuesta.- La situación italiana. La actitud del Gobierno italiano de desafiar abiertamente las reglas de la disciplina presupuestaria que son básicas en el funcionamiento de la eurozona, sin duda es una preocupación mayor. Ahora es una preocupación mayor para toda la Unión Europea, para la zona euro, pero sobre todo para los italianos. Porque este Gobierno, más que resolver los problemas en Italia, los va a agravar. O los está agravando ya.

Pero yo veo otras dos preocupaciones por un lado la guerra comercial, el impacto negativo que pueda tener la guerra comercial si es que se extiende al sector exportador de la Unión Europea, como el automóvil y otros, puede tener un efecto muy negativo.

Y por otro lado hay un riesgo político con la Unión Europea. Es que hay países miembros de la Unión Europea que no son democracias al 100%, que están desafiando las reglas democráticas y los principios democráticos que son una condición necesaria para la Unión Europea.

P.- Situándonos en España. ¿La situación de ruptura de diálogo entre el Gobierno y la oposición nos sitúa en uno de los momentos de mayor incertidumbre política de los últimos años en España?

R.- No. En España hay incertidumbre en la medida en que hay, por un lado, un problema muy serio al que no se le ve visos, no ya de solución, sino ni siquiera de amortiguar las tensiones, que es el problema catalán, que hay que abordar políticamente y con el máximo grado de acuerdo posible entre las fuerzas políticas que defendemos la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Cataluña y el Estado de las autonomías y, por otro lado, hay mucha crispación en el debate. Hay mucha tensión. Hay muchas frases que da la sensación de que se les calienta la boca a los políticos. ¿No? El otro día la tensión en el último pleno del Congreso, cuando Casado acusa de golpista al presidente del Gobierno, a mí me parece deprimente y me parece un riesgo para que la política española pueda ir avanzando hacia la solución de los problemas de los ciudadanos y abriendo puertas al futuro que todos los ciudadanos queremos que sea mejor que el presente. Ahora bien, yo creo que no se ha producido, a pesar de ese calentón y de esa tensión, una ruptura entre el Gobierno y la oposición. Se ha producido una ruptura entre el presidente del Gobierno y el señor Casado, el líder de la oposición, que me imagino que no querrá reunirse con alguien al que él considera golpista, ¿no?

El Gobierno socialista y el Partido Popular van a seguir hablando, tienen que seguir hablando, y yo no creo que van a cortar relaciones. Se trata más bien de un enquistamiento personal del cual el señor Casado debía salir cuanto antes. Debía tener la gallardía de decir 'mire, sé que me equivoqué, no quise decir eso, lo doy por retirado'. Yo creo que es lo que tenía que hacer.

P.- Dices en tu libro que las verdaderas soluciones surgirán con mayor facilidad desde el espacio moderado ocupado hasta ahora por las familias europeístas tradicionales. No es el caso en este momento en España por el acuerdo entre el Gobierno y Podemos al que varias veces te refieres como populista.

R.- Sí, pero en esa frase que acabas de leer de mi libro, yo me estoy refiriendo a la política europea, y es evidente que en política europea, en el Parlamento Europeo, en los debates que ojalá se produjesen, en vez de desviar la atención hacia otras cuestiones, sobre lo que sucede en la Unión Europea y las decisiones que hay que tomar en la Unión Europea, las estrategias que hay que acordar, ese debate tiene que celebrarse también aquí en el ámbito de la política nacional, y en ese debate, pues es evidente que entre el Partido Socialista y Podemos hay discrepancias.

Yo le he escuchado varias veces a Pablo Iglesias si no mostrar una actitud anti Unión Europea, sí unas reticencias exageradas respecto de lo que supone el proyecto europeo, respecto de los avances en la integración europea, las políticas que ya se ha acordado que se decidan a escala europea. Por tanto, en política europea, para la construcción, para seguir avanzando en la construcción de una Europa cada vez más fuerte, cada vez más relevante Podemos no es el mejor aliado.

Aquí, en la política española, en los acuerdos que hay entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Podemos, no hay ni un solo milímetro de duda, sobre que lo acordado pueda poner en cuestión nada de la integración europea. Al revés, en ese acuerdo parlamentario que incluye un acuerdo presupuestario muy importante hay un respeto total de las reglas europeas.

P.- También insistes en que, pese a la importancia de lo político, la clave está en lo económico.

R.- Sí, porque si la integración económica que ha venido caracterizando décadas de integración europea, se paraliza, si hay riesgos de marcha atrás, con tentaciones proteccionistas, de nacionalismo económico; si no se completa la Unión Económica y Monetaria de manera que podamos extraer todos los beneficios del hecho de haber decidido compartir nuestra moneda y crear un área económica totalmente integrada, si no conseguimos avanzar en eso, los ciudadanos no van a confiar que hay que seguir dando pasos en la integración europea. Es muy difícil explicarle a los ciudadanos que tenemos que dar pasos hacia una defensa común si no resolvemos antes la calidad del empleo, con unos niveles salariales dignos, la solidez del Estado de bienestar o las políticas tributarias justas.