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Latinoamérica se hace de derechas

  • En diez años la mitad de los países latinoamericanos han dejado de tener presidentes de izquierdas
  • Brasil se suma a los gobiernos conservadores y liberales tras las victorias de la derecha en Colombia, Chile o Perú

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Mapa de Latinoamérica con banderas
La elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como presidente de Brasil continúa el giro hacia la derecha en América Latina, región en que la izquierda era hegemónica hace una década.

La elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como presidente de Brasil continúa el giro hacia la derecha en América Latina, región en que la izquierda era hegemónica hace una década, como se puede apreciar en el mapa inferior referido a los Gobiernos de Latinoamérica en 2008.

Panamá, Guatemala, Argentina, Haití, Honduras, Chile, Perú, Costa Rica, Paraguay y Brasil han pasado de tener un presidente de izquierdas a uno de derecha en los últimos diez años. Las únicas excepciones son las del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que ganó en julio en México y la de Salvador Sánchez Ceren, elegido presidente de El Salvador en 2014. Aunque en las últimas elecciones celebradas a principios de marzo en el pequeño país centroamericano fue el partido derechista ARENA el que volvió a hacerse con la mayoría parlamentaria.

Hace exactamente once años, en noviembre de 2007 y en pleno auge de la izquierda en la región, la Cumbre Iberoamericana de Santiago reunió a líderes emblemáticos como Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Cristina Fernández (Argentina), Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Alan García (Perú), Tabaré Vazquez (Uruguay), José Manuel Zelaya (Honduras) y Daniel Ortega (Nicaragua). A la cita faltó Fidel Castro (Cuba) y el único que contrastó en medio de la élite izquierdista fue el colombiano Álvaro Uribe.

El giro de América Latina hacia la derecha comenzó en noviembre de 2015 con la victoria de Mauricio Macri en su disputa con el Partido Justicialista de la entonces presidenta Cristina Fernández. En febrero de 2017 los ecuatorianos eligieron presidente a Lenín Moreno, que, pese a ser ahijado de Rafael Correa, se distanció de las políticas del izquierdista, con quien rompió, se alió a la derecha y hasta se aproximó a Estados Unidos.

Un caso similar de giro hacia políticas más conservadores han vivido en Uruguay con el presidente Tabaré Vásquez, elegido en un primer mandato (2005-2010) como candidato del Partido Socialista (PS) con unas medidas más de izquierdas. Le sucedió en 2010 el mediático José Mujica. En 2015 Vásquez volvió a alcanzar la presidencia. En esta ocasión se presentó con el Frente Amplio y unas propuestas más de centro izquierda.

Ola conservadora frente a la crisis económica

En noviembre de 2017, la victoria del conservador Sebastián Piñera en Chile puso fin al liderazgo de Bachelet. En febrero de este año Costa Rica optó por el oficialista Carlos Alvarado y Honduras por el conservador Juan Orlando Hernández. El igualmente conservador Mario Abdo Benítez, hijo del secretario particular del dictador Alfredo Stroessner, asumió la presidencia de Paraguay en abril y el colombiano Iván Duque, apadrinado por el derechista Álvaro Uribe, asumió en agosto la jefatura de Estado en el segundo país más poblado de Sudamérica tras imponerse en segunda vuelta al izquierdista Gustavo Petro.

Perú es gobernado desde marzo por Martín Vizcarra, un político independiente de ideas conservadoras y que fue escogido para concluir el mandato del empresario liberal Pedro Pablo Kuczynski, destituido por un escándalo de corrupción.

Según los analistas, la ola conservadora llegó a América Latina precedida por una grave crisis económica en varios de sus países provocada por la caída de los precios de las materias primas, principal pauta de exportación, y por los escándalos de corrupción protagonizados por varios gobernantes de izquierda. Con la crisis se erosionó el apoyo que tuvieron los gobiernos de izquierda durante la bonanza económica.

México, la excepción

El Salvador eligió un presidente de izquierdas en 2014 al que, según las encuestas, apenas le queda un año de mandato sin posibilidades de reelección. El caso de México es excepcional en todo el continente. Se trata no sólo del único país que ha votado un presidente progresista durante 2018 sino que es la primera vez que esto sucede en su historia.

En el nuevo contexto, Venezuela ha quedado prácticamente aislada y ahora puede sufrir la presión de sus dos principales vecinos. Apenas quedan tres países Latinoamericanos que mantienen lo que el desaparecido Hugo Chávez dio en llamar "socialismo del siglo XXI". Venezuela, Cuba y Nicaragua son, además, los que tienen gobiernos de más larga duración. También son los más cuestionados por distintas organizacione internacionales en lo que se refiere la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos.

En los últimos meses los disturbios en Nicaragua contra el gobierno de Daniel Ortega ha dejado más de 120 muertos. Por su parte, 2.2 millones de venezolanos han salido de su país durante los tres últimos años según los datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).