Desmantelada la mayor trama de tabaco falsificado: 47 detenidos y una producción de 34.000 cajetillas por hora
- La Guardia Civil cifra en 153.000 euros a la hora los beneficios de producir ese tabaco ilegal
- Se han incautado, además, 2.373.000 cajetillas finalizadas falsificadas por un valor de 7,5 millones
La Guardia Civil ha llevado a cabo el mayor golpe policial en España al tabaco falsificado al desmantelar cuatro fábricas clandestinas destinadas a su producción sin interrupción durante todo el día de 34.000 cajetillas a la hora, lo que supone 153.000 euros. La Operación Lerna se ha saldado con 47 detenciones y la incautación de 69 toneladas de picadura de tabaco y 2,37 millones de cajetillas listas para la comercialización, cuyo valor conjunto en el mercado supera los 22 millones de euros.
"La operación supone un cambio en el modus operandi del contrabando, ya que hasta 2014 entraba fundamentalmente por vía marítima y ahora ya se fabrica en territorio nacional, lo que supone un ahorro de coste para la organización criminal", ha explicado este miércoles en una rueda de prensa el comandante de la Unidad Central Operativa (UCO) Antonio Balas, responsable de la investigación, desarrollada bajo la dirección del Juzgado de Instrucción nº 7 de Illescas (Toledo).
Todas las fábricas, que apenas llevaban dos meses funcionando, eran controladas por una misma organización, dirigida por un ciudadano de nacionalidad búlgara y con conexiones con el narcotráfico. Según ha explicado el comandante Balas, la actividad delictiva con el tabaco les significaba una financiación durarera y segura que les permitía acometer otros tráficos ilícitos, como el de drogas.
Del total de detenidos -16 de ellos ya en prisión-, nueve son ucranianos, un búlgaro, seis rumanos, 28 moldavos, un francés y dos españoles, según la UCO, que ha practicado siete registros en la provincia de Toledo, otros tantos en la de Sevilla y uno en Madrid y se ha incautado de 600.000 euros en metálico.
Las fábricas estaban en las provincias de Toledo y Sevilla
Las fábricas clandestinas, situadas en las localidades de Seseña (Toledo) y Mairena de Alcor (Sevilla), se instalaron a lo largo de los meses de verano, detectándose el comienzo de su actividad a finales de septiembre.
Allí trabajaban varias personas traídas desde países del Este, a los que recogía en el aeropuerto y les trasladaban en coches con los cristales tintados y casi encapuchados hasta las fábricas, donde en dos grupos de 7 trabajaban doce horas diarias.
Los trabajadores -que fueron detenidos y después puestos en libertad por la Guardia Civil- sabían su cometido en España, pero vivían en condiciones paupérrimas, sin poder salir, con un pequeño gimnasio, catres, útiles de cocina y la prohibición de fumar por el peligro de incendio.
Las medidas de seguridad impuestas eran extremas tanto en los regímenes de trabajo y estancia aplicados a sus trabajadores como en los desplazamientos de la mercancía, estableciendo medidas de contravigilancia.
Los investigadores sospechan que parte se distribuía en Reino Unido
La organización traía la hoja de tabaco desde países como Bulgaria y Moldavia por carretera y distribuía el producto final (cajetillas falsificadas de marcas de primer nivel en cuanto a presencia en el marcado internacional) en Andalucía, Levante y Cataluña.
La producción se presentaba en cajetillas falsificadas de marcas de primer nivel en cuanto a presencia en el mercado internacional del tabaco, lo que facilitaba su distribución posterior, habiéndose confiscado cartonaje falsificado dispuesto para conformar casi dos millones de cajetillas más.
Los contrabandistas se encargaban de ponerlas en el mercado, generalmente en bares, en la calle o en otros lugares, pero nunca en establecimientos autorizados. Los investigadores sospechan que parte de la producción iba a parar a países europeos, especialmente al Reino Unido.