Cuando un niño se sentía millonario con 100 pesetas
- Luis Ponce e Inma Almansa recrean la infancia de los chavales de los 90
- “Era una moneda con mucha entidad, pesaba y ese color dorado le daba un rollo serio”, aseguran
Ahora un euro no da para casi nada y los niños no saben lo que son las pesetas; pero para los niños de principios de los 90, antes de la llegada del euro (2002), 100 pesetas eran un auténtico tesoro que daba para mucho. Esa moneda es la excusa para un estupendo cómic nostálgico realizado por el guionista Luis Ponce y la dibujante Inma Almansa: 100 pesetas (Planeta Cómic); una historia sobre la niñez, la juventud y el paso del tiempo
“Es la historia de Pablo -asegura Luis-; en realidad de Pablo, Nando, Patricia y Mireia, pero todo empieza con la vuelta de Pablo a su barrio, el personaje había pasado unos años en Londres y tras una ruptura sentimental tiene que volver a casa, al principio cree que es una situación temporal pero Nando, su antiguo amigo de la infancia y del que Pablo se avergüenza a veces, lo convence para que le ayude a entrenar al equipo de futbito del colegio”.
“El título quizá quede algo difuso y cada uno pueda interpretar el porqué del mismo –continúa el guionista-, 100 pesetas son un complemento que los niños debíamos llevar el bolsillo para poder pasar una tarde perfecta, podías merendar muy bien con 100 pesetas, hacer varios viajes al kiosco o jugar a las máquinas recreativas. También era una cantidad de dinero estándar que te daban tus abuelos, padres, vecinos…”
¿Un relato autobiográfico?
A pesar de lo que pueda parecer, Pablo asegura que el cómic no es autobiográfico: “Pablo tiene mi misma edad y se crío en un barrio igual que el mío, con una familia muy parecida a la mía, pero no hay nada más. Pablo podría ser también cualquier compañero de colegio que te encuentras por la calle después de 10 años sin verlo pero tampoco es ninguno de ellos”.
“Aunque hay algún detalle que apunta a que la historia pasa en Valencia -continúa el guionista- tampoco queríamos darle una situación exacta. El colegio dónde pasa buena parte de la acción se llama Antonio Machado, en ese caso si es el mismo nombre que el de mi colegio, supongo que fue un detalle más de vaguería (pensar en nombres se me da muy mal), lo gracioso es que Inma también fue a un colegio Antonio Machado, en su caso en Torrente (Valencia)”.
Inma Almansa nos recuerda cómo han cambiado las cosas: “La infancia que se recrea en 100 pesetas es una infancia que creo que poco se parece a la que tienen los niños hoy en día, una infancia donde no teníamos una consola todos los niños, solo uno de nuestros amigos tenía una y además solía ser de su hermano mayor y no siempre te la dejaba, una infancia donde salíamos a jugar a la calle o quedábamos para ir en bici cuando hacía buen tiempo”.
“La infancia que se cuenta en 100 Pesetas se parece a la mía –reconoce Inma-, porque hay partes de ella con las que me siento identificada, yo crecí en la misma época que Pablo y Nando, ellos podrían ser amigos míos del cole, supongo que casi todos los niños de esa época hacíamos las mismas cosas, a mí también me gustaba ir a los recreativos a jugar al Street fighter o a cualquier otro juego de recreativa con mis amigos del cole, o también sentía esa alegría inmensa al ver que mis padres compraban una botella de Coca Cola para comer o para una celebración especial”.
Un regreso a la infancia
El cómic narra la historia de Pablo, un joven que regresa a casa tras pasar unos años en el extranjero. A su vuelta tendrá que convivir de nuevo con sus padres y se reencontrará con sus antiguos amigos, en medio de una fuerte crisis económica.
“Los 3 protagonistas son Pablo, Nando y Patricia –asegura Luis-, Pablo lleva el peso de la historia, es un joven inteligente pero que no asume su realidad, mira un poco por encima del hombro a Nando al principio pero poco a poco recuerda todo lo que siempre Nando ha hecho por él y siente gratitud. Puedes comprender a Pablo porque Nando es demasiado honesto para este mundo y a veces es desesperante, tiene problemas de auto control y no sabe comportarte en determinadas situaciones, pero Nando tiene un concepto de la amistad y la lealtad casi siciliano”.
“Los dos viejos amigos deciden ayudar a Patricia -añade el guionista-, que es una niña muy tímida que quiere jugar en el equipo de futbito del colegio pese a su falta total de habilidad. Pablo y Nando quieren convertirse casi en figuras casi paternas para ella aunque quizá tienen también que aprender ciertas cosas de Patricia”.
En cuanto a su aspecto físico, Inma nos comenta que: “Luis y yo nunca hablamos de que los personajes debieran reflejar físicamente como era su carácter, Pablo es un chico normal, no tiene nada de especial físicamente, en este caso no me planteé que su aspecto reflejase su personalidad, Nando sin embargo sí que tiene algo de eso, con un aspecto un poco dejado, siempre vestido de la misma manera, con una camiseta de tirantes y un pantalón de chándal, con el pelo largo un poco “cani”.
“Patricia me recuerda a como era yo de pequeña, gordita y tímida -confiesa-; tal vez por eso la dibujé así, y Carlitos, el niño guapo del grupo y que además es el que mejor juega a futbol, que tiene una madre guapa y joven y que además es soltera, una de esas madres que casi parecen la hermana mayor”.
“El tema central del cómic es la amistad”
Luis nos comenta cómo nació este proyecto: “Inma y yo habíamos hecho una historia juntos en Valentia (Norma editorial), aquella historia era un homenaje al Valencia C.F. o a su afición y por obligación debía funcionar a base de flashbacks y recuerdos del protagonista para poder así repasar la historia del club. Como a Inma le gustó el guion pese a no gustarle el fútbol, pensé en una estructura similar para 100 pesetas, hablar del pasado del protagonista fue casi una auto obligación para hacer que la estructura se pareciese a aquella primera historia que hicimos juntos y conseguir así que a Inma le interesase el guion, a fin de cuentas el guion es mío pero ella tiene que pasar un año trabajando con él, es mejor que le guste a ella que a mí...”
“Por todo esto que he dicho creo que el pasado o la nostalgia es un tema importante en la historia –confiesa-, aunque no está planteado de manera que se pueda entender que la infancia de nuestra generación fue la mejor y todo eso. En todo caso, creo que el tema central del cómic sería la amistad. Está en todos lados, incluso en las relaciones entre mujeres y hombres o niñas y niños”.
Las infancias de los autores
Preguntamos a los autores cómo fueron sus respectivas infancias. “El personaje principal (también Nando y Mireia) tienen mi edad (y la de Inma) -asegura Luis- y crecieron en los 90, entre partidos de fútbol en descampados y recreativos aunque también es cierto que la gran parte de la acción pasa en el presente. Yo crecí en un barrio de Valencia (Torrefiel) que entonces limitaba con la huerta, con cierta edad ya podías ir al centro comercial (¡recuerdo que en toda Valencia había solo 1!) y más tarde al centro, pero pasamos mucho tiempo andando entre acequias, tirándonos patatas, jugando a fútbol y en los recreativos, casi siempre mirando como jugaban otros (supongo que inventamos el twitch presencial)”
“El cómic habla de aquel entorno con cariño pero no me hubiera importado crecer con móvil o play station 4 -confiesa Luis- A decir verdad, si alguien nos hubiera preguntado si preferíamos tener la huerta o unos multicines cerca, hubiéramos sido más despiadados con la huerta de lo que luego fueron algunos gestores políticos”.
“Yo crecí en Torrente, un municipio de la comunidad Valenciana –confiesa Inma-. Recuerdo los veranos, cuando acababa el cole y ya no había obligaciones de ningún tipo más allá de poner y recoger la mesa, también cuando quedaba con mis amigos del cole para tirar petardos, porque en Valencia como sabéis están las Fallas y como 2 semanas antes de que comenzaran las fiestas salíamos a tirar petardos por las tardes después del cole, también recuerdo ver a los niños meter en las máquinas recreativas las monedas de cinco duros, estas que tenían un agujerito en medio, cogidas con un hilo para que no se les tragase la moneda y así poder alargar esos cinco duros unas cuantas partidas”.
“En el cómic –añade la dibujante- no hay ningún personaje real de mi infancia, sí que hay alguno que se puede parecer, como Fernando Tarancón; pero nadie real de mi vida en el que me haya basado. Los escenarios son ficticios también, puede entenderse que la historia sucede en Valencia por una de las cosas que sucede, pero no queríamos que hubiera calles o lugares reconocibles ni emblemáticos en los que se viera el cambio del tiempo, simplemente queríamos contar la historia de Pablo. Como curiosidad, confieso que la portada de 100 Pesetas sí que es una calle real de un barrio de Torrente, pero del que he variado algunas cosas que me convenían para la ilustración”.
Recreando el pasado
Esta es la primera novela gráfica larga de Inma, formada en el mundo de la animación y en las historietas cortas. Le preguntamos cómo ha adaptado su dibujo a la historia: “Mi estilo ha cambiado muchísimo y sólo hay que echarle un ojo al libro de Valentia para entender lo que digo, a pesar de eso me considero una persona con varios registros gráficos, pero en el caso de 100 Pesetas quería hacer un dibujo muy simple que me permitiera trabajar con rapidez y que fuera expresivo. Lo que más me interesaba plasmar eran las acciones de los personajes, que tuvieran movimiento, que no parecieran rígidos, quería quedarme con la frescura que te da el boceto y que muchas veces perdemos cuando lo pasamos a limpio. Por eso quería que fueran trazos simples y no dibujos complejos, aunque también diré que las cosas simples no son tan fáciles de lo que parece, también tienen mucho trabajo y muchas horas”.
En cuanto cómo le han influido sus trabajos previos en animación, Inma confiesa que: “La animación por supuesto que me ha influenciado, siempre lo hace, esa obsesión por que los dibujos tengan movimiento, por la frescura... ”.
Destacar también el uso narrativo del color. “100 Pesetas tiene varias tonalidades en el presente y una tonalidad sepia con algunos elementos marcados en rojo en las historias que se cuentan en flashback –confiesa Inma-. El porqué de la variedad de tonalidades en el presente es porque quería que la historia tuviera una tonalidad según el lugar donde se encontraban los personajes, más cálida en casa de los padres de Pablo, más magenta en casa de Mireia, a veces violácea cuando está con Nando, pero siempre respetando una gama de colores que no desentonase demasiado”.
¿Qué compraban con 100 pesetas?
Los autores responden a la pregunta con la que comenzábamos este artículo: ¿Qué compraban con 100 pesetas en su niñez?
“¡Un montón de cosas! –afirma Luis- Podías hacer varios viajes al kiosco, en uno comprar 3 chucherías y un flash, en otro una bolsa de papas, en otro chicles y te sobraba para un paquete de cromos, daban para toda la tarde. Luego estaba el tema de los recreativos, con 100 pesetas podías jugar una partida, mirar como jugaba otro amigo la siguiente, inventarse que la máquina se había tragado 25 pesetas y jugar otra gratis, esa operación la podías repetir 3 veces más… Era una moneda con mucha entidad, pesaba, y ese color dorado le daba un rollo serio”.
“Pues muchas cosas –añade Inma-, la verdad es que siempre las gastaba en chuches, y con 100 pesetas daba para bastantes chuches, no como ahora. Cuando era pequeña tener 100 pesetas era como si fueras millonaria, te sentías la reina del mundo, podías comprar chuches o cromos o polos, esperabas a salir del cole para gastarlas, para invitar a tu amiga a comer chuches contigo porque ese día eras una privilegiada y llevabas dinero, una cosa que era de mayores".
En cuanto a sus proyectos, Luis nos avanza que: “Inma y yo estamos con otra novela gráfica, podría estar pasando a 3 calles de 100 pesetas pero esta vez no hay flashbacks. Nos gustaría mucho que saliera, Inma lleva casi la mitad de trabajo hecho. Tengo algún proyecto de cómics más en fase de sinopsis y tratamiento de guion. También estoy escribiendo un videojuego, una aventura gráfica y me gustaría escribir algún corto que poder rodar el próximo año”.
“Llevamos el gusanillo del cómic los dos y nos entendemos muy bien trabajando así que nos planteamos hacer otra cosa juntos, no sabemos qué pasará, pero nos gustaría mucho que viera la luz algún día” -concluye Inma-.