Condenado a 11 años de cárcel el exprofesor del colegio del Opus Gaztelueta por abusos sexuales a un alumno
- El papa Francisco ordenó una investigación sobre lo ocurrido en el centro de Bizkaia pero se cerró por falta de pruebas
- Los abusos sexuales se produjeron hace una década durante dos cursos cuando la víctima tenía 12 y 13 años
La Audiencia de Bizkaia ha condenado a 11 años de prisión al exprofesor del colegio Gaztelueta del Opus Dei como autor de un delito continuado de abuso sexual sobre uno de sus alumnos cuando este tenía 12 y 13 años durante los cursos 2008-2009 y 2009-2010. La sentencia, contra la que cabe recurso ante el Tribunal Supremo, le inhabilita también durante 11 años para ser docente y le prohíbe acercarse a la víctima durante 15.
El propio papa Francisco ordenó una investigación de los hechos a finales de 2014 después de que los padres del joven, que ahora tiene 22 años, le mandaran una carta relatando lo ocurrido. Diez meses después el Vaticano cerró la investigación al concluir que los hechos denunciados no habían "sido probados" y pidió el restablecimiento del "buen nombre y fama del acusado".
Ahora la sentencia de 70 folios, hecha pública este jueves por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y a la que ha tenido acceso RTVE.es, considera probado que el condenado aprovechó las entrevistas que mantenía con los alumnos para supervisar su evolución académica para abusar de la víctima realizándole tocamientos y obligándole a masturbarse delante de él en el despacho que tenía como jefe de estudios de este centro escolar de la localidad vizcaína de Lejona.
El condenado, que durante el juicio negó categóricamente los abusos, se aprovechó según los jueces de la "autoridad" que tenía sobre el alumno por su condición de preceptor y "guía espiritual" y del "escaso conocimiento que en materia sexual" del menor, que estaba en 2º de la ESO cuando comenzaron los abusos.
En un momento dado comenzó a prolongar la duración de estos encuentros y a preguntarle sobre su vida sexual. En una de las primeras ocasiones, relatan los hechos probados, "con el parente motivo de examinar juntos las evaluaciones que había obtenido (...) le ordenó que se aproximara para que pudiera visualizar las notas en la pantalla del ordenador, y con ánimo libidinoso, le ordenó que se sentara encima de sus piernas, haciéndolo el alumno, quien al sentir el pene del encausado en erección se sintió asustado, levantándose a continuación".
Le obligó a masturbarse delante de él y le sometió a tocamientos
En uno de esas reuniones, el exprofesor con "ánimo de atentar contra la indemnidad sexual" del menor, según los magistrados, le "exhibió fotografías de mujeres en bikini o ropa interior en el ordenador" y le pidió que se masturbara y le "dio indicaciones sobre la manera de hacerlo". En otra momento, "le obligó a colocarse sobre la mesa, a bajarse parcialmente los pantalones y la ropa interior sin poder ver su propio cuerpo, y le obligó a introducirse un bolígrafo por el ano".
En otros encuentros, los abusos sexuales consistieron en tocamientos por el cuello, el pecho, el vientre y los genitales por encima de la ropa interior después de pedirle que se quitara parte de la ropa.
Paralelamente a estos hechos la víctima "era increpado por un número indeterminado de alumnos" por lo mucho que duraban sus entrevistas con el profesor y le preguntaban sobre lo que hacía con este, "llegando a cuestionarle de manera frecuente si era "su novia" o si "se cascaban pajas". Años después, en 2011, y cuando ya estaba en otro centro escolar sufrió ciberacoso por parte de alumnos de su antiguo centro.
El joven sufre a día de hoy estrés postraumático
Como consecuencia de estos hechos, el menor sufrió un trastorno de estrés postraumático diagnosticado formalmente en 2011 para el que a día de hoy sigue en tratamiento psiquiátrico, "aunque con evolución favorable". Los jueces lo consideran probado por los testimonios de los diferentes médicos psiquiatras y psicólogos que le han tratado en estos años y también de lo manifestado en la prueba pericial practicada en el juicio.
Según recuerdan Efe y Europa Press, la Fiscalía solicitaba tres años de prisión para el acusado o una pena alternativa de 20 meses de prisión, en función de que le fuera aplicado el nuevo Código Penal, en lugar de la legislación vigente en el momento de los hechos. Esta última opción evitaba su entrada en prisión al ser inferior a dos años, destaca Efe.
Por su parte, la acusación particular pedía 10 años de prisión para el acusado, con una pena alternativa de 14 años, si se incluían las agravantes de abuso de superioridad y el de confianza. La defensa, informan estas agencias, solicitaba su absolución.
El colegio Gaztelueta ha mandado un comunicado en el que afirma que acata la sentencia y en el que expresa su "compromiso frente a cualquier situación de abuso o acoso que pueda sufrir un menor".
El padre de la víctima pide "reparación moral" para su hijo
El padre de la víctima, Juan Cuatrecasas, ha manifestado su "satisfacción" por la condena, pero ha reclamado "reparación moral" para su hijo. En declaraciones a Europa Press, ha señalado que después de tantos años de "tener que lidiar con todo tipo de comentarios y difamaciones por parte del colegio" y de poner en duda la credibilidad de su hijo y de sus padres "esto es un reconocimiento".
En este sentido, ha añadido que espera que el actual director del centro educativo "salga a los medios" a "pedir perdón" a su hijo y a "reconocerlo como víctima", algo que "Gaztelueta no ha hecho en todo este tiempo".
Cuatrecasas considera que los abusos sexuales a menores constituyen "una lacra para esta sociedad, que hay que combatir" y se ha mostrado convencido de que "esta sentencia pone un punto de partida para seguir en esa lucha". "En todo este tiempo he conocido a otras víctimas y el reconocimiento se hace extensible a todas ellas porque, de una vez por todas, ha llegado el momento de que los poderes públicos y la Iglesia, que tantos perdones piden, hagan el trabajo que tienen que hacer en aras del reconocimiento y reparación moral de estas víctimas", ha manifestado.
En declaraciones también recogidas por Europa Press, la abogada de la víctima, Leticia de la Hoz, también ha subrayado la importancia de esta sentencia porque "a las víctimas de abusos sexuales les cuesta mucho denunciar, porque es un delito que lleva aparejada culpa y vergüenza, y es un proceso judicial muy duro y supone para las víctimas un calvario volver al juzgado a contar siempre lo mismo, y que siempre se esté cuestionado su testimonio".