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Celebración del bicentenario

Una visita guiada por la memoria del Prado

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Una visita guiada por la memoria del Prado

Dos grandes fotografías de tres metros de altura impactan al visitante en la sección dedicada a la República y la Guerra Civil de la gran exposición que celebra el bicentenario del Museo del Prado, Un lugar de la memoria (1819-2019).

En la primera imagen, decenas de vecinos de Cebreros, en Ávila, contemplan arremolinados con interés las copias de los tesoros del museo, que el Gobierno republicano había sacado a las calles con las misiones pedagógicas itinerantes que desembarcaron en 170 pueblos de difícil acceso.

Espectadoras ante una copia de 'Las hilanderas', Cebreros, 1932. Archivo Residencia de Estudiantes

La fotografía contigua ofrece un contraste desolador: es una sala vacía de la pinacoteca. Los bombardeos durante la Guerra Civil obligaron a la evacuación forzosa de las pinturas, en uno de los episodios más dramáticos de la vida de uno de los emblemas de la cultura española.

En esta sala también se exhibe una copia de la Constitución de 1931. Uno de los primeros textos europeos que hizo referencia expresa al patrimonio y a la necesidad de salvaguardarlo. Simbología e Historia a partes iguales.

Es solo un ejemplo de cómo la exposición, que cuenta con más de un centenar de originales y préstamos, muestra cómo los principales acontecimientos de la historia del museo son un reflejo de los vaivenes políticos del país, explica el director, Miguel Falomir, en la presentación este viernes a los medios. “El museo es una salvaguarda de la memoria pictórica occidental. Un lugar vivo y abierto que pertenece a todos los españoles y no para de crecer”, ha añadido.

'Cristo crucificado'.Velázquez.1632, Madrid, Museo Nacional del Prado

Un lugar en la memoria recorre ocho interesantes espacios cronológicos y uno temático, centrado en las donaciones. Cada una de ellos está guiado por una pieza emblemática por su significado, que sitúa en perspectiva al espectador.

Arranca con las colecciones reales que fueron el embrión en la apertura del museo en 1819. Pusieron de relieve la pintura española y acercaron por primera vez al público las obras de Velázquez o Goya. Una línea aperturista que entroncó con la de otras instituciones coetáneas como el Louvre o la National Gallery. Este espacio está presidido por el Cristo crucificado de Velázquez, una de las primeras incorporaciones desde su nacimiento.

La modernización del museo

El siglo XIX está marcado por la dispersión de las obras de pintura antigua española en museos locales o en el extranjero, cuando no directamente han sido destruidas en la Guerra de la Independencia. Una situación que se palió en parte con la inyección de más de 1.000 piezas procedentes del Museo de la Trinidad en 1872. Esta fusión originó la gran colección del Greco en El Prado.

En esta época, la institución pasa de “museo real” a nacional con la caída de Isabel II. Incorpora pintura contemporánea y aumenta la protección. También arrancan más compras de obras por parte del Estado y su política de depósitos, que en la actualidad engloba 3.000 piezas en todo el país. Posteriormente, se sumarán a sus fondos obras de arte medieval que antes eran consideradas arqueológicas.

El arranque del siglo XX coincide con una ebullición artística en toda Europa. Los mejores artistas internacionales se inspiran en las pinturas del Prado y rinden pleitesía al revolucionario Velázquez.

Museo Nacional Thyssen- Bornemisza

'Amazona de frente'. Édouard Manet, 1882.

Así, podemos observar en la muestra lienzos de Renoir, Picasso, Manet o una curiosa reproducción de Sorolla de una Menina.Prueba de esta admiración, es el siguiente fragmento de una carta de Manet a su amigo Henri Fantin Latour en 1865: “Qué alegría he experimentado al ver a Velázquez, que por sí solo vale todo el viaje. Es el pintor de los pintores”, refería.

La otra pata del desarrollo museístico son las donaciones y legados consagrados a otra sala que se completa con obras maestras de Goya. Lienzos como las Pinturas negras del genio aragonés o los cuadros de los duques de Osuna lucen en sus paredes gracias a la “generosidad” de los donantes, como señala el comisario, Javier Portús.

Exposición 'Un lugar de memoria', 1819-2019. Museo del Prado

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  • 200 años del Prado

    'La antesala' del Equipo Crónica. Una obra crítica contra el franquismo en la que apareceEl caballero de la mano en el pechodetrás de una mesa ministerial y en esa mesa no hay papeles sino un puño de hierro. Colección Fundación Juan March.
  • 200 años del Prado

    Fotografía del estado en la que se halló la Sala IX del museo tras la evacuación de las obras de arte durante la Guerra Civil.

Mención aparte merece el caso de la duquesa de Villahermosa que dejó rubricado en su testamento en 1905 que sus “dos velázquez originales” nunca debían salir de España, a pesar de que le ofrecieron “cheques en blanco” por su extraordinario valor. Las dos obras también se pueden disfrutar en la muestra, fruto del empeño de la aristócrata.

El diálogo constante de los creadores con el arte de la pinacoteca y con el público se retoma en otra parte de la selección que remite al franquismo. “La siguiente perspectiva culmina con La Meninas de Picasso (1957) que es uno de los grandes momentos de la historia del museo. Es cuando Picasso en Francia se acuerda de sus visitas y decide hacer más de 50 cuadros de la historia de Las Meninas, que por las circunstancias del país y de su vida es un cuadro que no veía desde hace décadas”, explica Javier Portús que también es Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1700) del Prado.

'Las Meninas', Pablo Picasso.1957 Gassul Fotografia S.L. Gassul Fo

También se exhibe un dibujo de Pollock sobre La Resurreción de El Greco o curiosas obras de crítica política de Eduardo Arroyo, el Equipo Crónica o Antonio Saura basadas libérrimamente en el arte del Prado.

“Hay una obra del Equipo Crónica en la que aparece El caballero de la mano en el pecho detrás de una mesa ministerial y en esa mesa no hay papeles sino un puño de hierro. También aparece una obra de Saura de Felipe II, una de las grandes figuras del pasado ensalzadas por el franquismo, y a través de su Felipe II hace una crítica política de esta figura revisitada por la dictadura”, añade el comisario.

La original exposición cierra con una nueva dicotomía simbólica: el célebre lienzo de Goya La condesa de Chinchón luce junto a un ejemplar de la Ley de Patrimonio de 1985.“Nos recuerda que si el museo se ha enriquecido como lo ha hecho es porque ha habido una ley que lo ha protegido”, concluye Miguel Falomir.

Los actos del bicentenario

Con la gran exposición, que será inaugurada el lunes por los reyes, arrancan los actos oficiales de celebración del bicentenario del museo. Además, los días 23, 24 y 25 de noviembre El Prado abrirá sus puertas de forma gratuita a los ciudadanos. Eventos que culminarán con fuegos artificiales, un espectáculo callejero y un videomapping sobre la fachada en la noche del sábado.

Los actos incluyen a lo largo de 2019 el programa "De gira por España", que hará viajar a una docena de importantes obras por todas las Comunidades Autónomas y Ceuta y Melilla.

El programa de exposiciones temporales incluye nombres como Velázquez y Rembrandt, Goya, Fra Angelico, y Sofonisba Anguisola y Lavinia Fontana, dos de las mujeres más notables de la historia del arte occidental de las que se incluirán más de 70 obras.

En total, serán 17 exposiciones temporales programadas, cuatro de ellas itinerantes y dos conmemorativas. Además, se editarán 27 publicaciones, entre ellas una nueva colección sobre la historia de la institución y un cómic, y se celebrarán diez encuentros de especialistas nacionales e internacionales y se impartirán dos cátedras en esta celebración que unirá a "todas las musas" de las artes, con actividades de teatro, cine, música, danza e incluso una zarzuela de nueva creación.